Sweet Movie (1974) es una película híper excesiva de Dusan
Makavejev, donde supone burlarse de todo. Tiene a 2 mujeres como protagonistas
en dos historias independientes, pero muy bien mezcladas en lo visual, sabiendo
que Makavejev es un genio del mix.
Miss Canadá (Carole Laure) gana un concurso de belleza en el
que se busca la virgen más gloriosa y para ello un ginecólogo revisa la
composición y estética de sus vaginas, con el fin de que la ganadora se case
con un millonario de la leche, El Señor Kapital (John Vernon). Pero tras una
fallida noche de bodas producto de una sorpresa Miss Canadá termina enviada a París
metida en una maleta por un culturista negro que antes tratará de violarla tras
ocultarla en una botella de leche gigante publicitaria.
La locura y extravagancia de éste filme no es poca cosa, lo
cual llegará a su apoteosis cuando una catatónica Miss Canadá sea parte de una
comunidad anárquica donde vomitar desenfrenadamente y competir por producir la
mejor caca sean los momentos de felicidad máxima orgiástica de éste grupo. Miss
Canadá despertará finalmente –cosa de nada- tras sobar su rostro con un genital
masculino a vista y paciencia del mundo.
El sexo es algo que a éstas alturas no presenta ningún tabú
para Makavejev y lo explota en total desparpajo, frescura, sinvergüencería si
se quiere, no como algo necesariamente pornográfico, sino algo extremo,
irónico, extravagante, revolucionario para los estándares convencionales del
séptimo arte; es el cine moderno en pleno momentum, aunque no sea un filme a
llamar de demasiado estupendo, pero tampoco malo.
En una historia predomina el sexo, veremos la filmación
erótica y la fantasía de tener a una mujer desnuda lúdica bañada en chocolate,
con su pubis manchado sobresaliendo en la toma. Esto se mezcla con el humor
sarcástico, como ver a un macho latino, a un francés (Sami Frey), pegado con
alguien como si fueran perros en celo. Lo kinky (fetichista, “pervertido”) hace
gala cuando un hombre es tratado como un bebé, un juego erótico extravagante.
Esto no es nada, el filme no teme tocar la línea hacia la peor corrupción, como
vemos en la otra historia.
Parte de la esencia de la segunda protagonista es ser
pedófila, a quien vemos seducir desnuda con dulces a niños sonriendo
inocentemente, toda histriónica. Ésta historia aun así es más política que la
otra. El dulce es la contradicción que acompaña la perversión de ésta mujer, la
capitana Anna Planeta (Anna Prucnal), que tiene sexo en medio de mucha azúcar
suelta –provocando una escena con sangre, bastante estética, bella en colores-.
Ésta trama utiliza a su vez violencia, tiene homicidios a su
alrededor, yuxtaponiendo una parte documental, videos de archivo (pseudo)
científicos de los nazis, y en especial una terrible matanza perpetrada por
comunistas. En su trayecto se hace burla de un romance socialista con una
navegante que lleva una proa con el rostro de Carl Marx y un marinero soviético
sacado del acorazado Potemkin (Pierre Clémenti).
El filme no es sutil en su humor ni en su construcción
crítica que incluye al capitalismo con Miss Canadá, busca ser la irreverencia
absoluta, la novedad en estado demencial, y aunque hace pensar en un director
como Alejandro Jodorowsky a Makavejev se le entiende mejor. No obstante de que
tiene mucho mal gusto eso es indiscutible. También que entretiene, como anuncia
su título, con una comedia insolente.