domingo, 30 de enero de 2022
Festival de Rotterdam 2022: Eami
Eami (2022) es una docuficción de la paraguaya Paz Encina, sobre los indígenas Ayoreos, ubicados en la región del Gran Chaco. Paz Encina hace una película poética de raíz contemplativa, ritmo lento y exposición mínima; la naturaleza tiene mucha injerencia, la cámara se detiene en las plantas, en las lagunas, en la tierra, son personajes importantes también. El filme abre con 8 minutos de cámara estática sobre el clima agresivo atacando unos huevos que sobreviven frente a la inclemencia, símbolo de la misma sobrevivencia indígena en el Gran Chaco, sobre todo cuando cazadores y gente no Ayorea, llamados coñones por los indígenas, los agreden; buscan quitarles sus tierras, los invaden, los matan, los expulsan. Es un retrato de infancia también, siguiendo el camino existencial de una niña llamada Eami; así mismo la tierra, el bosque o la selva también se les dice Eami en su lengua; los hombres Ayoreos son pájaros también; las plantas, las piedras, la tierra tienen vida en la cosmovisión poética y mitológica de los Ayoreos, los que yacen con los ojos cerrados, los que soplan sobre cuerpos desnudos buscando la sanación, donde la infancia es el futuro (los adultos mueren de melancolía fuera de sus tierras, les resulta complicado adaptarse a otra realidad que no sea la suya o la antigua). Vemos que hay una dimensión histórica en el filme, con cierto perenne colonialismo en el Gran Chaco, uno que hace de destrucción y también de pseudo protección, cuando los Ayoreos sólo quieren vivir libres y autónomos en sus tierras, con sus reglas, lejos del colonialismo y las invasiones, lejos de los de afuera, buenos o malos, lejos de todos los coñones (señalamiento general). Eami, la niña que abrirá los ojos, que dejará de dar la espalda, que dejará de caminar taciturna y silenciosa sobre el barro, tiene un maestro, llamado lagartija o lagarto, un hombre viejo. Ambos hablan -y mucho- en voz en off, remiten a los que han muertos, a los padres, a los desaparecidos, a los amigos que siguen buscando. Todo tiene vida para los Ayoreos, Eami es una y muchas cosas. Éste filme etnográfico, basado en estudios de ésta directora paraguaya y en sus entrevistas es más que un documental convencional, es cine arte minoritario, de lento cocimiento observacional, con tomas priorizando detalles aparentemente minúsculos propios de la cámara próxima, es el lente agigantando lo básico. Los Ayoreos están desprovistos de adornos, yacen descarnados aunque puestos a menudo de espaldas y ciegos, sin poder ver -quizá su futuro, quizá pesimistas, aunque la esperanza es lo último que pierde la humanidad, de la que sea-; la poética de Paz Encina es en parte la de la utópica libertad de reglas aplastadas por la llamada civilización, pero Eami, como la tierra, como el bosque, abre los ojos y encara el mundo, violento, cruel. Nos toca humanizarnos todos con ellos, más que a ellos civilizarlos.