viernes, 28 de enero de 2022

Festival de Rotterdam 2022: France


France (2021), de Bruno Dumont, es una película atrevida, no teme la autodestrucción, a ratos es muy sarcástica, tiene humor negro duro, se burla con brutalidad (en extremo, como los bravos y audaces pero inteligentes, aunque kamikazes). Léa Seydoux es una musa a lo amante real de Ingmar Bergman, aunque puede que para Dumont sólo halla sido un amor platónico y cinéfilo. La explota hasta la extenuación, la hace llorar hasta el agotamiento, una y otra vez (llegando a la posible exasperación), la pone como una mujer depresiva, aunque no es para menos, su trabajo, su enorme popularidad y éxito le viene no solo por su pasión, talento e inventiva sino por dejar a un lado ética, moral, empatía verdadera, sensibilidad y hasta humanidad. Dumont da tremendo golpe al periodismo en general, al televisivo en especial. Éste director francés últimamente se ha volcado hacia la comedia, ésta vez con furia, poniendo toda la carne en el asador. Pero lo hace bajo esa advertencia simbólica del loco vándalo que destruye una bicicleta aparentemente de la nada frente a France (Seydoux) y su marido, interpretándose que el mundo del triunfo, el dinero y la popularidad puede significar sacrificios de todo tipo, otra clase de duelo, un sentido de culpa constante (pensando en gente normal que es capaz de reflexionar y guarda algún escrúpulo); también que para ejercer la personalidad auténtica, aquella proclive a caer en ser un verdadero kamikaze, existe mucha probabilidad de terminar hecho pedazos como con ese ataque "inesperado" y de primera impresión extraño. Dumont hace lo que quiere, fiel a sí mismo y es lógico que a muchos fastidie o desagrade, pero es notable que mantenga su libertad, su cualidad de autor que nace de él, al ser también el guionista de la película. Tendremos un filme que empieza engañando un poco, algo condescendiente con su protagonista y lo que representa, el periodismo, pero a medida que va avanzando se desviste de máscaras y matices y ataca como tiburón hambriento. No obstante manteniendo la honra personal, no buscando efectismos baratos, porque éste filme también es mucho un cuento, una ficción, y van sucediendo cosas como cualquier relato con una protagonista que va revelando capas de su personalidad y existencia. Es un humor inteligente, no es de risa fácil, aunque hay sus momentos bobos y algunos ratos obvios, pero tampoco le hace difícil el entendimiento a un público amplio. Tiene una secuencia crítica con un accidente, se ve venir, pero lo hace como si fuera una elegante clase de danza, con vasta maestría, pero aun así no teme arriesgar. Le queda perfecta, aun cuando pocos se hubieran aventurado a hacerlo y salir airosos en el trayecto. Seydoux es una musa total, es bella, es común, es gigantesca, es pequeña. Su personaje posee una poderosa personalidad, aun cuando puede caer en la estupidez y en la torpeza cuando habla y hasta actúa. Estos errores la muestran humana, aun siendo recriminable en muchos momentos. Se le ve tanto por encima del mundo como sufriendo sus decisiones, manifiesta un ego en lucha. Seydoux no sólo es muy hermosa (y hay hasta una mención de ello irónica), es una actriz de primera, maravillosa. El momento con la esposa cándida del asesino ya deja todo bastante claro, qué periodismo sobresale, cual va a ser el precio que muchos irán a pagar por el éxito, todo bien reflejado en las miradas sugerentes, prodigiosas y cansadas de Léa y su personaje capaz de atravesar plena guerra riendo para luego terminar llorando.