Es una película española dirigida por Helena Girón y Samuel M. Delgado, de esas de bajo presupuesto, minimalista, narrativa austera, de tiempo lento y con su toque intelectual. Donde si hubo su presupuesto -si es que no fue digital- es cuando vemos la enorme carabela de Cristóbal Colón asomarse a la bahía de las islas canarias y descender a sus tripulantes tras 3 hombres y ex compañeros que han hundido una de sus embarcaciones y huyen para salvar sus vidas; persiguen a 3 ex presidiarios condenados a muerte. Sin duda suena a una interesante película de aventuras con trasfondo histórico, pero esto es cine arte minoritario y pues sigue otras reglas. No obstante no hay que mezquinarle su cierta ración de aventura y expectativa, en ésta persecución, la mitad del filme, donde asistimos al acondicionamiento y sobrevivencia de estos traidores si se quiere en éste territorio medio indómito aun para la época, fines del siglo XV. En su aspecto intelectual puede sentirse un mínimo de trasgresión política, es decir en lo que se llega a trabajar más que a sugerir; aquí Colón es a grandes rasgos una mala persona, acháquesele ambición desmedida, nada altruista, y harta muerte en el descubrimiento de América. Estos 3 presidiarios se rebelan contra él y puede que contra sus ideas, aunque son tipos lumpen y gente en quien no se puede confiar y lo que hacen está en su esencia. Se llega hasta cierta fantasía Tarantinesca con el cierre de ésta persecución en pantalla. La otra mitad es otro viaje de salvación, de una mujer de mediana edad -con habilidad dramática y también por la puesta en escena- por su hermana joven que se ha arrojado al vacío a lo Midsommar (2019); ella hace un viaje de espíritu existencial, zen, reflexivo, con unión con la naturaleza, aun frente a cierta violencia previa. Hay un pequeño enlace entre las 2 historias de corte básico experimental. No es mucho lo que vemos, pero alcanza a compenetrar con estados físicos de cansancio, miedo y anhelo de libertad y sanación. Lo político de éste filme es algo que se sabe, una parte de la historia para complementar, pero no suele tocarse mucho y ya por ello hay un mérito. Ésta propuesta prodiga una escena ingeniosa en especial, desde lo sencillo, con la erupción de un volcán, los cortes de cámara, destellos e iluminación, y lo que perciben y sienten estos fugitivos. También existe una risa muy representativa durante la fuga, de desprendimiento emotivo, una que descoloca pero desnuda el alma discutible de sus protagonistas.