El remake de Luca Guadagnino es sólido aunque no plus ultra,
se entiende todo a la perfección aun cuando tiene cierta complejidad. Dura el
filme 2 horas 30 minutos y pudo ser más corto para hacerlo más dinámico, pero
esto es decisión personal. El filme pone a Susie Bannion (Dakota Johnson) como
una chica rara, con un pasado en flashbacks que habla de algo oscuro en ella, con
la maternidad como determinante. En la academia alemana de danza llamada Tanz, a
la que se inscribe, desde el arranque vemos sus fichas, quienes representan el
mal, las brujas, pero qué se trama tras bambalinas es la gran pregunta. Cuando
surgen tremendas decapitaciones, el mejor momento del filme, lo sabremos.
El filme tiene fuerte injerencia de la danza y eso es un
plus, no solo algo decorativo, que hasta una tortura o muerte se fusiona con un
baile de danza artística moderna. El baile toma simbolismo mezclado con el
centro del filme, la brujería y lo demoniaco. También es interesante como movilizan sus
poderes las brujas, todo resulta a un punto original en ello. La camaradería
femenina toma un lado perverso en el filme. La propuesta de Guadagnino tiene un
espíritu clásico, elegante, de misterio, aun cuando presenta escenas gore en un
momento.
Suspiria (2018) no solo trabaja con Dakota Johnson, también
con las bailarinas que hacen Chloë Grace Moretz y Mia Goth, dividiéndose el protagonismo.
No obstante es finalmente de Dakota, que hace de una chica ambigua, por momentos
es fuerte y a otros ratos introvertida. Grace Moretz hace de una muchacha
perturbada pero que tiene justificación, y ahí entra a tallar el Dr. Josef
Klemperer (Tilda Swinton), que tiene una sub-trama donde participa la original Suzy Bannion, Jessica Harper, esforzándola a darle un beso a Tilda Swinton. Swinton
hace un buen doble papel, hasta triple papel, pero no veo necesario que ella
sea el Dr.
Swinton como Madame Blanc es notable, tiene hasta un velado
lesbianismo hacia el personaje de Dakota, que habla de admiración por el arte
mutuo. La danza toma un entendimiento superior en la propuesta, como algo que
hay que comprender más allá de lo común -no solo para ejecutar las performances-,
que apasiona, yendo debajo lo macabro como complemento ingenioso, pero lógicamente
arbitrario. El filme va dando pequeños momentos de terror, previos a las decapitaciones
tan capitales. La obra prefiere ser más narrativa que terrorífica, que de pura
acción o efectista. A ratos cansa un poco, quizá es muy detallista, pero es
aplaudible que quiera tener una historia argumental sólida.
Hay una interacción colectiva jugosa entre las tantas profesoras
de danza –como con sus conversaciones privadas y sus juegos con sus víctimas- y
en el eje están Madame Blanc y Susie Bannion mientras el Dr. Investiga por su cuenta.
Hay tres frentes bien desplegados, aunque algo lentos. De Mia pasa a Dakota. Suspiria
es un buen remake, aunque no una obra maestra. Es muy endeble la parte del Dr.,
pensando que Swinton está debajo. El quehacer con Dakota se percibe medio
freak, y funciona bien, aunque se vea extraño, como si fuera defectuoso, pero
en realidad es ambiguo. Swinton como Madame Blanc es sofisticada, proponiendo la
trascendencia necesaria de la brujería. Es la bruja más lograda, además. La conclusión
resulta atípica en todo sentido, proponiendo lo argumental. Tenemos entre manos
un filme de cierta originalidad y buena atmósfera de terror. Tanz es siniestro,
en su propio universo.