lunes, 21 de enero de 2019

Llantas asesinas


El diablo sobre ruedas (Duel, 1971)

Es una de las primeras películas de Steven Spielberg, un celebrado telefilme, con guion de Richard Matheson quien adapta una historia suya. En ésta un conductor loco, enojado por algo trivial pero común fuente de enojo primitivo -que lo sobrepasen en la carretera-, maneja una cisterna vieja pero de gran motor y con éste camión aterroriza en las grandes pistas a un vehículo Plymouth Valiant, a un hombre común de clase media, interpretado por Dennis Weaver. Al conductor de la cisterna nunca se le ve, sólo brazos y a sus botas de vaquero. Es un filme con efectos especiales sencillos o bastante medidos, hasta el final donde es apoteósico, entre comillas. Pero se le suele elogiar a Spielberg el uso de la economía del filme y como concibe la película, una llena de suspenso, aunque un poco lenta. Se toma su tiempo o se toma en serio el suspenso. Pero es divertida, te mantiene al pie del cañón, viendo cual será la próxima maldad –o intento de asesinato- del camión cisterna. Hay una secuencia emocionante cuando se le calienta el carro al héroe y víctima –se va a detener su vehículo- y el conductor de la cisterna viene enloquecido detrás por él, como un pistolero o cowboy tras su venganza. Weaver hace de hombre ordinario, con disgustos maritales incluidos y cierta pusilanimidad, como típica película americana, pero quien debe ser valiente o extraordinario para salvar la vida. El filme es austero, pero logrado, con ninguna pieza afuera, pero con momentos sugerentes, sencillos, más que grandes explosiones, muertes o grandilocuencia. Es una clase maestra de como con bajo presupuesto se logra hacer una película competente de género.

The Car (1977)

Elliot Silverstein hace una película con un auto Lincoln de lujo como un Tiburón (1975) sobre ruedas. Se lo toma tan en serio que hasta a ratos parece una premisa ridícula. El auto demoniaco, sin explicación de existencia, ataca a la gente sin razón alguna que la pura maldad. Hay una escena donde una mujer escucha el motor del auto asesino y teme por su vida, se mete en su casa y viene lo impresionante, el auto le ataca contra todo pronóstico. Esto supera cierta deficiencia de un ataque previo, medio bobo, como un toro enardecido, en un desfile y en un cementerio, contra unos niños y unas maestras –una hasta lo insulta, lo provoca-. El filme pone a la policía en un estado deplorable –mata a muchos-,  y no tienen nada de rudos, parece que se enfrentaran a algo descomunal, están desorientados y achicopalados, incluso hay un policía rubio que parece querer llorar de lo penoso que se le ve. El heroísmo es compartido, centralmente entre el policía que hace James Brolin y un abusador familiar –le pega a su esposa; así por increíble que suene- en el actor R.G. Armstrong a quien toda la policía recurre para vencer al auto malvado. Es un filme muy curioso no hay que negarlo, y entretenido también, pero es una película de cine B con sus deficiencias, y sus encantos.

Christine (1983)

Ésta película basada en una novela de Stephen King es mejor que The Car, tiene más terror; el auto, ésta vez un Plymouth Fury, incluso hasta posee a sus conductores, los vuelve malos. El dueño del auto asesino es un muchacho nerd convertido en chico cool, aunque más agresivo, Arnie Cunningham (Keith Gordon). Arnie logra conquistar a la chica más bella del colegio, a Leigh Cabot (Alexandra Paul), pero su verdadero primer amor es su Plymouth Fury llamada Christine, que mediante la música manda mensajes románticos o de violencia. Tiene una escena en una gasolinería que es preciosa de lo brutal que es como terror. Desde el arranque el filme plantea la violencia, ya que Arnie sufre de bullying y su maltrato pide venganza. Arnie tiene un mejor amigo, un jugador de futbol americano, Dennis (John Stockwell), quien es la parte agradable del filme, aun cuando es típicamente cool, pero humilde. Christine tiene la particularidad de que puede regenerarse inmediatamente, provocando ataques vistosos por su autodestrucción. Mientras en The Car éste jugaba con Brolin en varios momentos, Christine es implacable, carece de sentimientos, que no sean hacia Arnie y matar. En The Car el propio auto deja ver una sed de venganza con una maestra. Christine sin embargo intenta matar por estrangulamiento a Leigh, mujer que nada en la inocencia. En éste filme aparece muy secundario Harry Dean Stanton como un policía de investigación. Christine, de John Carpenter, es una película entretenida y bien hecha, un filme de culto; The Car también es de culto.

Rubber (2010)

Rubber (2010), de Quentin Dupieux, es una película descaradamente extravagante, con una llanta que usa poderes mentales para reventarle la cabeza a la gente. Empieza matando animales, rompiendo botellas, y termina matando personas en cantidad, hasta plantear la revolución de un triciclo infantil. La parte menos lograda es la de los espectadores y hacer ver que estamos viendo una película, pero se entiende para rellenar espacio, porque lo de la llanta es pura acción aunque poca narrativa, lo suyo es matar al estilo gore. La llanta no habla, tiembla y ¡boom!, explota en mil pedazos una cabeza, pero también siente deseo, como al ver desnuda a una chica bañándose en la ducha. La película a ratos es extraña, especialmente con el jefe de policía, pero el filme desde el comienzo empieza mostrando sus fichas, postulando la sinrazón. Todo el andar de la llanta aunque muy simple tiene gracia, incluso se pueden ver sentimientos en ella, lo cual suena muy loco, pero también entretenido, y no falta algo de risa, entre el absurdo bueno y malo. Rubber es una película de gran atrevimiento y se le perdona que no sea perfecta. En el arranque la llanta luce como un bebé dando sus primeros pasos, abandonada en el desierto, hasta llegar al éxtasis de la furia al ver a otras llantas siendo quemadas como basura. Lo que mueve a la llanta, desde estar tirada en el desierto como desecho, es el desprecio de los demás –aun cuando, claro, es una simple llanta, pero no pidan coherencia en el filme- . La meta última, bajo cierta ironía, es llegar a mucho público, ahí aguarda Hollywood –por la historia de Rubber- o el apocalipsis –por dónde empezar a matar-.