Comedia de Jesús Álvarez Betancourt que es una mezcla de comedia
de cine americano, sexualidad bien mente abierta e identidad nacional. Con la sexualidad se juega mucho y en ello no es tan pegada
a la realidad de nuestro país, es mucho más atrevida y bastante libre, exagera un poco, quiere ser muy open mind, pero carece de cierta
naturalidad, no es tan realista, parece propia de la sociedad de un país europeo.
En su sexualidad se siente muy ligera en todo sentido, en
lugar de liberadora. Pero como es una comedia esto hace que a nadie le importe
mucho su sexualidad o no lo tome en serio. Otra cosa resaltante es que prefiere
la amistad que el amor verdadero, aunque dice que ésta es su verdadera historia
de amor, y aunque puede ser poco afín al pensamiento mayoritario y normal se
rescata su originalidad. No obstante en su tratamiento, el carácter voluble y
superficial de la protagonista de éste amor-amistad, hace aguas por muchas partes.
Es una propuesta que da muchos giros y lo hace tan seguido
que pierde coherencia y tiende a fallar, aunque le sobrevive cierta novedad, el intentar hacer algo distinto. No resulta como esperan pero denota un filme
con cierta personalidad y deseo de hacer algo propio, una comedia novedosa.
Centralmente pesa la amistad por sobre el amor verdadero confundiendo los
lugares, pero hay una subtrama que señala el orden natural de las relaciones
amorosas. Hasta ahí llega su constante indefinición, que le cobra factura,
incluso con un remate dizque audaz que suena a golpe de boomerang y deja más
bien desamparada a su heroína.
Por todo más parece inmadurez, superficialidad, algo de
estupidez y absurdo lo que maneja a Jimena (Gianella Neyra), la protagonista, éste
ser confundido en aguas raras, en cuanto a corresponder al amor impulsivo y
medio caprichoso de sus 2 mejores amigos –tras un lugar común, que ellos se
enamoren-, interpretados por el dúo Renzo Schuller y Gian Piero Díaz. Gianella
Neyra aporta credibilidad, refleja bien la personalidad de su rol, tiene carisma,
actuando, como solemos decir, como un calzoncillo más, una mujer que se
comporta y es tratada igual a los hombres con los que comparte una fuerte proximidad
de amistad.
El filme no es muy gracioso, pero hay una indudable empatía especial
como peruanos, las formas son propias del Perú, aunque específicamente no
seamos tan relajados como sociedad como la protagonista. Gian Piero Diaz
interpreta a un chico más formal, más recatado, algo más ganso, mientras
Schuller es el mujeriego, el loquito suelto y solitario. A Schuller se le
conoce por ser un tipo gracioso, pero no hay que olvidar que tiene su talento para
actuar. No obstante su personaje está lejos de ser sólido, es caricaturesco y a
ratos ridículo.
Aunque es una comedia sorprende un poco –no es lo común- que
los amantes sean retratados con un halo de idiotez –aunque se entiende también por
quienes son el dúo de amigos y la comedia que se les suele atribuir-, como con la
pelea con el novio. Incluso el futuro esposo de la protagonista (un carismático
Arap Bethke) hace de un modelo, de alguien delicado y pretencioso, pero
finalmente se opta por hacerlo dulce, muy aguantador y amable, parece la
versión común de un extranjero buscando novia latinoamericana, sólo que más refinado físicamente.
Definitivamente no es una película memorable, está cargada
de defectos y mil cosas recriminables, y aunque suene algo masoquista decirlo
necesitamos de más películas como ésta, aun cuando tenga momentos tan ñoños que
den vergüenza, comedias románticas que quieren salir del molde y llevan ésta empatía
especial de vernos reflejados en el cine, aunque en parte haga uso también
del formato extranjero. Por último mencionar a Pietro Sibille, actor respetado
que suele buscar la distinción, que hace de un personaje esperpento.