Documental de la alemana Luise Donschen. Se trata del gen del
libertino Giacomo Casanova en la vida diaria de nuestra pequeña mundanidad, en
todo lo que elige mostrar la directora como formas de la seducción y el placer,
mediante un toque extravagante, arty y algo irónico. Vemos a unos biólogos,
todo muy científico, estudiar unos pájaros, asociados con nuestra humanidad,
aludiendo un poco de ironía feminista, o suena demasiado ordinario pensar en la
herencia genética de la promiscuidad, aun en las aves –las que saltando de un
lado a otro, perseguida la hembra por el macho, tiene humor-. Vemos el carnaval
y la iglesia, la iconografía y niños jugando en un bosque, aventura y fe
representan seducción y placer. Una dominatriz juega con su esclavo sexual y el
hipnotismo se hace presente para generar orgasmos. Esto es lo más obvio, pero también
un poco incómodo. Un arlequín induce al público a tomarse fotos, las góndolas y
el paisaje seductor de Venecia hacen pensar en la fiesta. El filme pone
pequeños momentos y nos hace imaginar cosas con ellos, no todo es efectivo,
pero el planteamiento general está ahí como recordatorio. Mucho de lo que vemos
es vago, intenta generar una cierta conmoción, un qué demonios estamos viendo,
tal cual cuando unas personas van a una galería de arte y se quedan pasmados
frente a la pintura de unas flores. ¿Qué ven?, arte o nada, una segunda imagen
o quizá el filme se burla un poco del espectador. El raro y genial John
Malkovich mientras se quita un amado disfraz de teatro comenta del tema, la
seducción, Casanova. No importa demasiado lo que verbaliza el filme, se oyen
como absurdos o engañosa trascendencia. Ésta propuesta es motivar una reacción,
ganarse al público con un WTF. El cine contemporáneo, minoritario y arty
haciendo de las suyas. Ver a Malkovich aun sin prestarle mucha atención a lo
que habla tiene de cautivante, como a veces la extravagancia per se. El filme
fiel a ello cierra con el baile moderno de un joven, entre agraciado, sensual y
gracioso.