Man of the West (1958) es el último western que hizo Anthony Mann, un western de
mucha acción y violencia. A una mujer, a Billie Ellis (Julie London), unos bandoleros
la obligan a desnudarse frente al grupo y amenazan constantemente al héroe con
violarla aun cuando la creen su mujer. El héroe, Link Jones (Gary Cooper), es un ex outlaw que fue criado como
un hijo por el pistolero y criminal Dock Tobin (Lee J. Cobb).
Se cansó y decidió cambiar. En un pueblito finalmente confiaron en él, nos dice el propio Link; y se casó y tiene 2 hijos. De éste pueblito donde lo han perdonado lo envían con dinero en busca de una maestra. Pero en el camino el tren en que va es asaltado y se rencuentra con su antigua pandilla, con Tobin. Mucha información sobre Link es dada verbalmente, porque el filme prefiere enfocarse en las escenas de acción y en la tensión entre Link y la banda de Tobin.
Se cansó y decidió cambiar. En un pueblito finalmente confiaron en él, nos dice el propio Link; y se casó y tiene 2 hijos. De éste pueblito donde lo han perdonado lo envían con dinero en busca de una maestra. Pero en el camino el tren en que va es asaltado y se rencuentra con su antigua pandilla, con Tobin. Mucha información sobre Link es dada verbalmente, porque el filme prefiere enfocarse en las escenas de acción y en la tensión entre Link y la banda de Tobin.
Un defecto marcado del filme es que Gary Cooper para éste
western estaba ya viejo, pero hace de un hombre más joven, incluso es mayor que
Lee J. Cobb pero no obstante Cobb hace de su padre adoptivo. A Cooper
visualmente se le nota su edad, pero aun es un hombre ágil de movimientos, como
lo muestra una pelea a puño limpio, larga, bastante coreografiada, y su talento
para interpretar su papel. Hay diálogos que suenan notoriamente fallidos,
dentro de la narrativa del protagonista, pero Cooper se muestra con aplomo y se
puede paliar.
Por lo demás es un buen western, la brutalidad del oeste se
ve especialmente en el abuso a la mujer, a Billie, una parte efectivamente
desagradable pero cuidada en el filme, sugerente, pero potente. Las escenas de
acción son muy buenas, poner a un pueblo fantasma de escenario es una gran
idea. El filme trata como Link debe enfrentar su pasado, debe volver a regirse
a la violencia, aunque ésta vez lo hace del lado de los buenos. No es un filme
muy profundo, pero sí bastante entretenido. Cooper primero se hace ver débil, y va
creciendo, hasta volver a ser el temido outlaw que fue antes, ese que despierta
la admiración de Tobin.
La relación padre-hijo entre Tobin y Link es una relación de
corrupción. Link sabe que éste hombre lo moviliza hacia ese lugar, lo vuelve
alguien despreciable. Tobin es un tipo que está muy bien escenificado, es un
ser que denota maldad y vulgaridad, pero aunque tiene en su banda gente muy fiel prefiere curiosamente
a Link que no le corresponde, quien a pesar de que disimula se le nota y lo dice un diálogo. Ésta parte que puede parecer un poco ilógica más
bien enriquece al filme porque la vida es de caprichos y contradicciones.
También se debe a que Link fue un outlaw muy duro e inteligente, en cambio los
de la banda de Tobin son más lentos y engreídos aunque sádicos, hasta hay un mudo al que
se le achaca idiotez.
Lo mejor del filme es la horrible y prolongada tensión entre
Link, sus amigos del tren y la banda de Tobin, y más tarde la pelea a tiros en
el pueblo fantasma. La huida de unos de los criminales en estado agonizante es
de una belleza sublime, la toma de la secuencia hasta el final es de esos
detallismos muy artísticos y cinematográficos que uno suele amar y llamar
séptimo arte, proporcionando mucho drama y visualidad.