Ésta es una película trasgresora aunque amable, con humor.
Le pertenece a Hal Ashby. La trasgresión está en el enamoramiento de un muchacho
en los 20, Harold (Bud Cort), de una mujer a punto de cumplir 80, Maude (Ruth
Gordon). El filme no es realista, tiene un tono más de simpatía, más de
diversión, más hippie como lo conocían al director. La relación amorosa es más
propia de la amistad y de la reunión de dos personas extravagantes, en las
orillas opuestas de la existencia, uno en la efervescencia de la vida y otra en
el ocaso de la suya pero tan iguales en sus locuras y en la felicidad y empatía
que sienten de estar uno cerca del otro.
Harold es un muchacho hijo de una familia millonaria que
quiere que el chico deje de ser un freak y se adapte socialmente, para ello su
madre, la sra. Chasen (Vivian Pickles), le prepara citas para que pueda elegir
una esposa. Cada reunión con una chica especialmente estudiada termina mal,
producto de que Harold tiene una fijación con la muerte, el suicidio, y suele
aparecer muerto en su propia escenificación de efectos especiales. Inicialmente,
en la apertura del filme, esto resulta impactante, ver a un chiquillo
suicidarse con pelos y señales, ahorcarse, el tener una imagen creíble ante
nuestros ojos, muy fuerte. Pero enseguida se explica que esto es parte de la
personalidad del muchacho protagonista y pasa a ser un juego de la película,
presenciar suicidios más vistosos que otros.
Maude no se queda atrás, también es muy excéntrica,
justamente conoce a Harold en un entierro, ambos suelen ir –sin conocer de
quien se trata- y al verse tanto se hacen amigos, comparten el mismo
pasatiempo. Maude también es de espíritu hippie, ama el medio ambiente en
particular. Tiene un lado criminal pero tomado como jocoso, suele robar autos,
no se dice cómo pero igual se los lleva, y se burla de paso de la policía, algo
muy hippie. La relación de Maude y Harold es sorprenderse mutuamente, simplemente
divertirse. El filme a ese respecto se dedica a poner locura tras locura, es
una película muy libre, casi sin narrativa. Lo que trata es de lo extravagante
que son sus protagonistas y celebrar su rareza.
Harold va al psiquiatra, aparece conversando con él en varias
ocasiones, hay un empeño en que sea convencional, normal, pero lo que vemos es
que se acepta tal cual, como un freak. Maude es más una reacción, como víctima
del Holocausto. Hay una escena que se asume el fin de un coito, pero no tiene
nada de impúdica visualmente, es más ocurrente que otra cosa. Maude a pesar de
que es muy vieja nunca es ridícula, punto a favor del filme en su buen manejo
del personaje. Ruth Gordon yace en estado de iluminación, y Bud Cort físicamente
está perfecto en el papel. También como buen filme hippie hay una ironía hacia
la guerra representado en el tío Víctor (Charles Tyner), amante del ejército.