jueves, 21 de julio de 2022

S4D3


S4D3 (2021), del argentino Raúl Perrone, es un mediometraje de 48 minutos y es parte de la vertiente más experimental de Perrone. En ésta propuesta se trabaja con la imagen, personalidad, esencia y los libros del Marqués de Sade y hasta se le pone dentro una atmósfera de cine de terror y de criminalidad, que tiene un poquito del thriller de Hitchcock como con la mujer con el cuchillo amenazador, vengativa de lo que parece un ajuste de cuentas con una pareja que es mujeriego y un libertino, interpretado por Gastón Pauls que deambula medio inconsciente por hombres y mujeres, sensualidad realizada de manera cuidada y proyectando mucho más desde poco. Perrone maneja una parte dominante de literatura de Sade y otra de realidad actual y le pone su impronta (o la adorna) incluso en la psicología del famoso Marqués, quien parece un alma sufriente, que está manejando demonios internos -como sería natural pensar o así es la mayoría- y tiene conflictos morales, de esto que en Pauls haya un estado de alcoholismo que oculta una cierta melancolía con quien uno es y no puede dejar de ser. Pero Sade también es un tipo sin remordimientos, alguien que se asume plenamente en la lujuria, en la perversidad, en el sexo, incluso en la corrupción que muy seguramente no asume ni ve así (como algo negativo necesariamente), es decir es una figura de la amoralidad y eso presenciamos en los otros 3 episodios siendo el primero con Pauls el que rompe un poco el molde, si bien a ratos éste sonríe libidinoso como quien no piensa detener su personalidad corrompida y ésta dosis de melancolía oculta en el alcohol es secundaria finalmente, convirtiéndose más en una muestra de bohemia y juerga nocturna, a puertas de lo que parece representar a la Torre Eiffel. El segundo episodio recuerda a la mejor película de la filmografía del director catalán Albert Serra, a la muy lograda e interesante Historia de mi muerte (2013). El Sade del segundo episodio parece un vampiro quien recibe la visita de dos mujeres, dos damas de sociedad, que ven en como come éste Sade -que alude sangre- un mensaje de peligro y vulgaridad y se llenan de terror, ese mismo que maneja el episodio, incluso desde el sugerente movimiento que hace pensar que yacen en una carroza clásica francesa (sin ver el vehículo de ninguna forma). Igualmente ver que el "vampiro" y las damas suelen estar en movimiento en su sitio, ellas desde un estado de inquietud, él de su excitación, parecen aludir o sugerir actos sexuales, que terminan en la deformación de querer huir, de repulsión. El tercer episodio es menos de corte clásico como el anterior por donde pasaba la imagen del asesino en serie, de Jack El Destripador, de corte elegante. El tercer episodio es ver a un especie de aristócrata y hombre con cierto poder abusar de éste hasta la impunidad criminal. Más que una imagen de satisfacción sexual mutua o fantasía sadomasoquista, desde romper límites, como pensaríamos de Sade, es más bien de abuso contra la mujer, de violencia o sumisión no consentida, quizá un tipo de denuncia contra el machismo. En éste tercer episodio se percibe una crítica Pasoliniana, al abuso de poder de los ricos; o quizá es solo el retrato de la época, de esa que llevó a los franceses a la revolución contra el abuso desde los privilegios. El último es como un resumen mediante lo que parecen fantasmas, que también es el estilo formal de Perrone, las disolvencias, las superposiciones, los reflejos como en el agua o la imagen comprimida en círculos pequeños con el resto de la pantalla en negro. El Marqués de Sade es percibido como un depredador.