lunes, 18 de julio de 2022

Sean eternxs


Sean eternxs (2022), del argentino Raúl Perrone, fue presentada en la competencia argentina del Bafici 2022 (El festival de cine independiente de Buenos Aires). Nos muestra a unos muchachos en su mundo, pero en particular en un recinto deportivo y de entretenimiento que hace de correccional de vida y locura juvenil; oímos por buen tiempo una voz en off, de uno de ellos, de que son joyitas en recuperación, tratando de alejarse de la delincuencia y de las drogas. Ésta es una docuficción, en mayoría parece un documental donde estos jóvenes protagonistas se interpretan a ellos mismos. No hay muchas muestras de narrativa, más es verlos actuar, revolotear, en su cotidianidad, donde Perrone les pone hasta cierta poética, cierto toque melancólico también aunque no todas las imágenes coordinen con ello, pueden estar tranquilos y de fondo se oye un sonido dulzón. Vemos amistad y mucho compañerismo, mucha identificación entre ellos, pero también hay un cierto halo de seducción y sensualidad, de ambos géneros, la chica alta de los lentes de sol, los chiquillos duros del barrio. Perrone muestra también mucha realidad sin adornos, vemos la humildad de algunos lugares de Ituzaingó, son chiquillos de barrio los que escoge la cámara, cargados de personalidad, orgullo sin exageraciones, un poco de vanidad, algo de risa llana, cierta fuerza, llenos de aretes y piercings, muchos tatuajes y su acompañamiento variopinto musical, rock, blues, cumbia electrónica, una canción emblemática de Soda Stereo, o folclore con carnaval y circo. En un momento suena una canción de rock y echan a correr tres personas y la cámara aérea los sigue desde el cielo produciendo poesía visual, fuerza expresiva y anímica. Perrone maneja emociones en su filme, estos jóvenes trasmiten mucho, están cargados de sentimientos, aun cuando lucen firmes, pero las drogas y la criminalidad y oír sus recuerdos nos hace pensar en dolor secreto, oculto en sus acciones criminales. La cámara se mete a la piscina a verlos "pelear", jugar, tontear, inmersos en el agua. Perrone plantea creatividad desde un recinto lleno de novedades, hasta se practica lucha libre olímpica. Es un filme que no teme demorarse en las tomas, detrás de coger esencias y crear estilo. No hay nada demasiado importante, y al mismo tiempo estamos conociendo la personalidad y el alma de la juventud del barrio. Conocemos a las personas detrás de los errores, de las faltas, de las carencias, de los golpes de la vida. Son aun chiquillos. Los seguimos, viéndolos pasear en moto o caminar por las calles llenas de grafiti. Todavía pueden hacer el tonto. Perrone muestra que pueden ser carismáticos, sin ser ningún tipo de modelo, pero también capaces de entender, de ayudarse, de hacerse feliz, de sonreír y amar el mundo.