martes, 21 de diciembre de 2021

The Innocents


En Dreamcatcher (2003), de Lawrence Kasdan, la peor película que he visto en una sala de cine, un hombre con discapacidad se convierte en el héroe de la historia. Pero donde en la de Kasdan era algo apurado, como salido de la nada, con poca solidez, ridículo y en parte insulto al espectador aquí en la propuesta del noruego Eskil Vogt es un elogio a la inteligencia. Eskil vuelve a tener una persona con retardo como héroe, pero aquí el personaje va creciendo gradualmente, va ganándose poco a poco al público y a su entorno, llega a generar empatía y a construirse en una lograda resolución y notable evento sobrenatural de desenlace cocinado a fuego lento y en la sutilidad de efectos mínimos en un parque de juegos. Ésta chica con retardo no dejará de serlo, la figura seguirá ahí, sin que pierda realidad, la dureza de cierta imagen, pero mostrará que puede ganarse el amor de su hermana menor, inicialmente cruel, salvaje con ella. Todo irá de la mano de otra pequeña -morenita de bello y curioso rostro despigmentado- que la valorará, la comprenderá y le enseñará a su hermana menor a cumplir con su responsabilidad, y amar y respetar al prójimo y al desvalido, al que yace en desventaja, desde lo práctico, desde la propia experiencia, poniéndose en el lugar ajeno, desde el reflejo, del gemelo de su perversidad inicial. Es ahí donde el filme muestra a un niño malvado, hecho así por la violencia familiar, por la falta de paciencia y bondad de su madre. Éste niño yacerá lleno de ira, de resentimiento y buscará satisfacción en la venganza, sin por ello recurrir a la exageración gestual, sino más bien a la naturalidad expresiva, aunque con algún cliché de trance de por medio. Entonces entra a tallar lo excepcional, lo sobrenatural, el terror, éste niño tiene poderes, puede hipnotizar y manipular a su gusto a la gente, puede mover cosas, quebrar cosas con la mente. Cómo él se encarga del disparador de su personalidad y el origen de su odio, en la cocina, es una cachetada a la consciencia. Habrá una brutal elipsis con éste cuerpo. Es un filme sólido, con una muy buena historia entre manos, que maneja muy bien el terror clásico, argumentando. Muchas veces lo raro no es lo mejor, como pasa con ésta película, que a los niños los viste con el mundo adulto, sin generar incongruencia, los niños pueden tener maldad nos dice. Vogt no es un desconocido, es habitual guionista de las películas de su compatriota Joachim Trier. Ésta es una película sencilla, clara, pero muy bien ejecutada.