miércoles, 15 de diciembre de 2021

Junior


Justine es una muchachita de 13 años que es como un tipo más de una banda de adolescentes -un calzoncillo más, como se dice en jerga por acá-, no es una chiquilla guapa, tira a masculina, es tosca, algo cochinita, tiene acné y viste muy anti femenina. A Justine su amigos le dicen Junior. Ella entrará en una transformación, que recurre al terror y a la fantasía, un poco a lo desagradable, mientras recuerda levemente a La Mosca (1986), de David Cronenberg. Pero debajo de ésta recreación fantástica se oculta algo muy común y bastante real, el estar bastante consciente de ser mujer, a partir del deseo que éstas producen en los hombres. La dueña de éste corto de 22 minutos, la francesa Julia Ducournau que yace aquí en su debut, y hoy consagrada tiene 3 películas en su filmografía, incluida la presente, señala el machismo y la brutalidad de ver a todas las mujeres atractivas como putas, perras, así de seco. Claro, los que creen esto son niños o pequeños aun y tienden a la simplificación más primaria o poco meditativa, pero también copian a los adultos y cómo estos ven el mundo. Éste corto es también una denuncia, común y no menos importante. Pero al mismo tiempo, y está muy bien, Ducournau no quiere que una mujer evite ser atractiva, de esto el cariño y defensa de la hermana mayor coqueta y sensual, e inclusive de la enemigas de su edad con quien a Junior se le llega a identificar por una parte. Lo de putas sobra, nos dice el filme. Pero Ducournau piensa no solo en la belleza, sino que una mujer atractiva aun puede ser amiga, compañera, una fémina a tratar por igual, con relajo. Puede que el corto falle un poco al diferenciar entre feas y bonitas, ya que la belleza finalmente es subjetiva, sin ser ilusorio, no debería ser tan definitoria, pero su contextualización enfatiza en la figura previa de Junior, deja claro muchos descuidos de ella en su imagen. La figura es efectiva al uso y no insulta a nadie finalmente, aunque puede que le de demasiado valor a la belleza, pero es un tema propio de la edad también y una realidad planetaria, una afirmación de nuestra humanidad. Todo esto no suena especialmente creativo, artísticamente hablando; estar fuera de la crisálida puede ser un poco decepcionante, frente a un mundo mucho más creativo en el terror y la fantasía, pero el filme trata de pensar una temática en particular y le funciona, deja argumentos en el aire. No es un corto maravilloso, pero es decente. También se ve que en la maravillosa Raw (2016) perfeccionaría mucho éste corto, volvería a las mismas ideas de manera notoria e incluiría a la misma actriz, a Garance Marillier, acá debutando también. El rastro del corto llegará hasta Titane (2021), sólo que las ideas volaran tanto que dejará una lectura bastante novedosa, original, ultra moderna y un poco inclasificable. Raw será una consolidación maestra de sus ideas y Titane un juego de plasticidad sublime. Por todo esto hace de éste corto y debut, aunque de arte más pedestre, algo a aplaudir.