domingo, 5 de diciembre de 2021

Lamb


Ganadora del premio a la originalidad en Un Certan Regard, Cannes 2021. Debut del director islandés Valdimar Jóhannsson. Es una película que tiende a desconcertar, sobre todo al estar uno demasiado acostumbrado a esperar narrativas convencionales, o a buscar explicaciones claras. Pero el filme que vemos es de pocos detalles, pero los tiene, hay que afinar la vista y coger las pequeñas pistas. Ésta propuesta en realidad es más simple de lo que uno puede creer, simplemente hay que separar planos. El filme tiene un plano subjetivo, sin recurrir a la técnica cinematográfica de la toma de la cámara, sino notando que se hace uso de éste recurso literario. Una pista central yace en el cementerio, cuando descubrimos ahí el nombre del extraño bebé que cuidan. La trama trata como una pareja de esposos, Maria e Ingvar, Noomi Rapace y Hilmir Saer Gudnason respectivamente, adoptan a un animal como su hijo, y éste toma rasgos humanoides. Maria e Ingvar han perdido a su hija y el enorme dolor que sienten hace que ellos vean a Ada, como se llamaba, en una oveja que recogen y tratan como a un niña. La rutina es determinante, estos entran en un estado de depresión y silencio, para luego introducirse en un pequeño delirio. Ambos con una simple mirada cómplice se ponen de acuerdo, aceptan un cierto estado de locura, que no es más que llenar el inmenso dolor, una ausencia muy determinante, reemplazable tan solo con éste estado de delirio. Entonces cómplices, compañeros de viaje en el mismo vacío y pseudo salvación trastocan la realidad y lo que vemos es cómo ven el mundo, dentro de un plano subjetivo literario, es decir vemos a la oveja moviéndose como un niño. La fantasía se apodera de ellos, de la pantalla y engaña al espectador o lo hace participe de un lugar bastante emocional, medio escondido en aquella frialdad y soledad de la montaña. También de momentos extraños, pero igualmente tiernos. Es una declaración de paso de los derechos y la defensa y cuidado de los animales en general. Dígase una defensa sólida, porque del primer estado que se halla uno, de sentir cierto ridículo o tomadura de pelo, pasamos a sufrir temor y tensión por la seguridad de Ada, cuando llega el hermano de Ingvar,  Pétur (Bjron Hlynur Haraldsson), quien encima tiene pinta de criminal, de tipo duro, mediante una escena sencilla, pero muy sugerente. En ese momento Pétur no entra al juego, le parece que algo descabellado está sucediendo, pero como luego revela sentimientos hacia Maria es ponerse en el lugar del hueco que existe en la pérdida, entiende el estado que presencia. Nuevamente el filme nos engaña. Se cuela la fantasía que es como seguir la cuerda en realidad. Pronto todo deviene en tragedia. Presenciamos un plano fantástico en pantalla, pero lo que sucede en verdad es algo que se entiende perfectamente. Es un malentendido. Ese desenlace de relaciones es muy poderoso, cargado de sorpresas ¿Qué va a hacer Maria frente a un segundo despojo? Se tejen muchas probabilidades, el filme cambia varias veces de decisión en poco tiempo. Luego participamos de la explicación surreal (la venganza de las bestias y lo que puede ser tenido por terror), la fantasía que posiblemente sea la leyenda que se cuente en la zona de ahora y adelante, en que lo humanoide puede significar cierta dificultad de adaptación e identificación de la adopción en general. Es una historia muy escueta como para impresionar, pero es notable como se proyecta desde lo mínimo. Es un filme curioso, apreciable, no cabe duda.