domingo, 29 de noviembre de 2020

Retablo

 


Retablo (2017), del peruano Álvaro Delgado Aparicio, es una película interesante al ser llevada en mayor parte de manera sutil, por el final solamente se pone muy convencional, a partir de los insultos en la cancha de fútbol, que se ven potentes, pero también demasiado criollos, muy chacras. Durante mayor parte de la película se propone un vínculo bastante fuerte, real, visceral, emotivo, cuidado, de perfecta sensibilidad entre padre e hijo, entre Noé (Amiel Cayo) y Segundo (Junior Bejar), luego esto cambia con el descubrimiento de Segundo sobre su amado progenitor, que más allá de la homofobia y de ser una imagen violenta de ver representa la falsedad y la traición del padre, violenta no por la explicitud de la escena de índole sexual sino que es impactante para cualquier hijo, sobre todo amando a su madre. Pero el filme se enfoca en la relación padre e hijo, deja de lado un poco a la madre -en una escena lo llegamos a ver incluso directamente-, a Anatolia (la muy talentosa Magaly Solier). En el filme se subraya mucho el machismo y el ser un macho man en el Ande, se ve real porque se estila ser un poco chacra, se estila ser un poco violento en las maneras, tosco si se quiere, pero ciertamente se tiende a exagerar esto al ser tan recurrente, pero se entiende para ser usado como contraste y martirio. El filme toma vuelo al haber elegido usar mayoritariamente hablar en quechua, la recreación es muy solvente; los bailes, las fiestas, la celebración, las costumbres, el diario vivir, todo es muy bueno. El filme nos pone en el Ande y se vive a plenitud. La película de Delgado Aparicio construye tremendo vínculo entre padre e hijo, la película se basa en esto, en cómo el hijo queda impactado y luego hasta golpeado por el secreto paterno, por el entorno machista y homofóbico, y solito reflexiona y elige amar al padre por sobre todo, aun por encima de su madre. Sin duda, Retablo es un hermoso retrato filial.