miércoles, 18 de noviembre de 2020

Lina de Lima

 


Lina de Lima (2019), de la chilena María Paz González, es una película que parece homenajear al Perú -Perú es co-producción, dígase de paso-, desde que la protagonista es la peruana Magaly Solier, aun cuando haga de empleada del hogar, típico trabajo de emigrante a Chile en la clase trabajadora y en busca de mejores oportunidades, sobre todo en años pasados, hoy es Venezuela quien emigra al Perú más bien, son otros tiempos. Chile pues representa aquí el poder adquisitivo, no las revueltas sociales que comparten espacio en la actualidad y definen su contraste sociopolítico. Paz González es ciertamente respetuosa con el papel de Solier, más allá de una que otra escena, como esa en que un tipo guapo prefiere ver otras mujeres que a Solier. No obstante Magaly interpreta a una mujer con personalidad, y su papel lleva también mucha sensualidad y erotismo. El filme se distingue un poco porque cada vez que algo le fastidia a Lina (Solier) ella fantasea con el musical. En ese lugar no hay música chilena, es música peruana, nuestra riqueza musical, la que se explota. El musical tiene su atractivo, aun cuando no es tampoco nada del otro mundo. El filme es decente, pero ahí no más. Magaly Solier es una buena actriz, no será una Venus, pero tiene fuerza interpretativa y seguridad, tiene variedad expresiva, se mete en el papel, es interesante. El filme es muy respetuoso con la condición de empleada, Lina está llena de matices, escucha rock, tanto como chicha. Le duele que su exmarido se haya reinventado y sea feliz, pero se manda su sexo casual de lo lindo. Hay la participación de un africano que es extremadamente endeble, pero que Lina se meta un polvo con un tipo que no sabe el idioma español y que parece esclavo sexual -aunque baila- puede hacer mención de algún tipo de feminismo. Definitivamente no es una gran película, pero se deja ver, sobre todo porque Magaly tiene talento para sostener retos como dibujarla muy sexual.