El año del descubrimiento (2020), del español Luis López Carrasco ganó el máximo premio en el festival Cinéma du Réel y segundo lugar en el festival de Sevilla. Es un documental sobre la realidad actual de España y también sobre un año en especial, 1992, que sirve de base para estudiar su contemporaneidad. 1992 es el año en que se celebraron los Juegos Olímpicos, en Barcelona, y la Expo Sevilla; éste mismo año se conmemoró el V centenario del descubrimiento de América. López Carrasco escoge éste año en especial porque se decía que España había llegado a toda modernidad, que estaba en una época de gloria y de avanzada con dichos imponentes eventos internacionales, pero había una ciudad española, Cartagena, ubicada en Murcia, que según tesis de Carrasco desmentiría todo esto, cuando montón de gente de Cartagena quedaron desempleados e hicieron tremendas huelgas, una tras otra, batiendo incluso records en el país, hasta llegar a quemar el parlamento regional. Todos estos hechos históricos sirven a Carrasco para señalar que lo mismo pasa actualmente en España; muchos creen modernizada a España como parte firme y obediente de la Comunidad Europea, pero el ciudadano de pie sigue padeciendo de crisis económicas y quizá no yace ni enterado de tanto supuesto apogeo. El documental se dedica a entrevistar a diversa gente, mucha persona joven con distinta óptica, y también gente que relata cómo fue 1992, gente que estuvo donde las papas queman inclusive. El filme hace contrastes políticos aunque favorece la ideología del socialismo, pero hay hasta alguien que defiende a Franco, otros menosprecian los sindicatos, pero escuchamos a un sindicalista en particular que se expresa muy bien y habla de la importancia de su trabajo, de la necesidad de socialismo en todo país y gobierno, frente a un capitalismo todopoderoso y avasallador -dueño del mundo hoy-, justificando que el capitalismo puro y duro hace que mucha gente padezca frente a su inclemencia. Oímos a gente joven debatiendo sobre política y pensamiento social -trabajo e ingresos, palabras claves-; presenciamos posturas distintas, hay quienes se sienten contentos con mil euros al mes, otros se quejan de abuso de parte de los jefes por ese sueldo, acotando que estos patrones yacen nadando en dinero. El mismo Carrasco hace las entrevistas, junto con otros colaboradores, como también a ratos los diálogos fluyen entre los invitados y entrevistados, ellos mismos debaten entre sí; en otros se hacen preguntas, como a algunos intelectuales. Hay un historiador que cuenta de Aníbal Barca y de la fuerza de Cartagena, ya desde su época. Franco dicen reprimió mucho a Cartagena, ciudad símbolo de España que Carrasco usa muy bien para auscultar toda la realidad española, y al representante que cree define mejor al ciudadano español quizá. Cartagena tampoco olvida, como se ve por quien suele votar siempre y por quien no en las elecciones nacionales. Las entrevistas se dan en un café bar, entre cerveza y comida, con los asiduos clientes del lugar. Es un filme interesante para conocer el pensamiento del hombre común español sobre la realidad que les toca vivir en la actualidad y que tiene vasos comunicantes con muchas otras naciones, como la nuestra también en algo. Tómese la idea de la minería y la contaminación, se dice que muchos se benefician de las empresas, hacen que construyan cosas, sacan dinero, inversión, para su ciudad o pueblo, pero porque saben que van a destrozar el medio ambiente, el mar, la tierra. Esto suena algo un poco tonto o muy vivo desde distinta perspectiva, pero es la realidad mundial. Es un documental de más de 3 horas de duración, que yace con la pantalla dividida en dos todo el tiempo y que hace uso de poco material de archivo -pero que tiene una textura visual que busca plasmarse en antaño-; es dialogar con el hoy, pero haciendo uso también del ayer. Es momento de descubrimiento, de ver y entender la realidad política y social, más que de celebración, más que de bombo y platillo, nos dice.