jueves, 21 de febrero de 2019

Inferninho


Inferninho (2018), de Pedro Diogenes y Guto Parente, tiene de protagonista a un travesti, Deusimar (Yuri Yamamoto), que por falta de empuje nunca se ha movido de su bar, y por curioso que parezca decide hacerlo cuando prácticamente es echada del lugar. Pero antes conoce al amor, a un marinero, a Jarbas (Demick Lopes), quien le traerá problemas. En su bar llamado inferninho hay tipos vestidos de superhéroes pero de manera muy pobre, muy rudimentaria, hay hasta un Wolverine. Deusimar se mueve con mucha naturalidad, mostrando todo su físico ambiguo. Jarbas de todas formas está plenamente seducido por ella. En inferninho una mujer canta todas las noches, es una música propia del lugar, barata. Deusimar termina paseando por especie de protectores de pantalla de computadora aludiendo que está viajando finalmente por el mundo. Todo el filme es muy precario. Es un filme con poca narrativa también. En inferninho hay montón de freaks, es un refugio para los marginados, esa es su gran justificación. Deusimar es tratada con afecto por todos, en particular por alguien vestido de conejo, aun cuando Deusimar tiene también mal carácter. Aunque no es una película desechable, tampoco es una maravilla, más interesante de Guto Parente es su otra película del mismo 2018, O Clube dos Canibais. Ésta busca ser una película marginal, y se queda bien ahí. Es una conformación de identidad, pero le falta mucha gracia, no tiene mucho don.