El filme del argentino Demián Rugna es una potente propuesta
de terror que no escatima momentos de miedo, poniendo todo al servicio de ello,
poco le interesa hacer un filme de feliz resolución o de ya está, terminamos,
combatimos lo extraño, fin; lo que le importa es poner escenas impactantes una
detrás de la otra, pero armadas dentro de una lógica, en su propio mecanismo de
miedo.
No se trata de momentos que se perciban efectistas, vacíos,
sino son el meollo del asunto tal cual, muy sencillos argumentalmente, propios
del enorme poder siniestro contra el cual pelean los protagonistas, dos
doctores de ciencia paranormal, Albreck (Elvira Onetto) y Rosentock (George L.
Lewis), y un ex policía forense, Jano (Norberto Gonzalo), ayudados en el
trayecto por un capitán de la policía, el comisario Funes (Maximiliano Ghione).
La trama no explica el mal en todo, en realidad lo hace en muy
poco, no hay mucho que explicar tampoco, en lugar habla de guardar la información
como novedad, por lo que todo es enorme de enfrentar, prácticamente imposible
de detener y no se espera que el bien venza necesariamente. El mal habita en un
vecindario de clase media de Buenos Aires.
Los investigadores paranormales van al lugar y cerciorados
de que todo es real están medio en el limbo contra tanta actividad
extraordinaria, lo que en lugar de ser un defecto significa pura diversión para
el espectador, que padecerá sus tantos momentos de alto impacto. No se sabe
hasta dónde llegará todo, siempre con el complemento de tratar de explicarlo
con lo normal y esto será superado siempre.
Rugna es muy abierto con los sustos, es muy directo, austero
como narrativa, pero sumamente efectivo visualmente, sabiendo apreciar tanto
background del género que hay ya. No es un filme de narrativas sesudas, arduas,
todo es muy práctico y bastante simple. Es ir a luchar/ver lo paranormal y
punto, no pidan mucho, pero todo funciona a la perfección como disfrute.
No para
hasta el final de exhibir sorpresa tras sorpresa cada vez más terrorífica, bien
distribuidas y manifestadas, aunque hay algunos pocos momentos endebles, como
lo de los vidrios en los ojos, pero toda la parte del muerto debajo de la cama
que recuerda al monstruo de Rec (2007) está excelente, igualmente el niño con
el vaso de leche.