sábado, 29 de septiembre de 2018

WR: los misterios del organismo


WR: los misterios del organismo (1971) es propia de su época, de la época hippie y de la época de luchas sociales, de fuertes ideologías políticas, especialmente la socialista, pero con una mirada que ya lleva un recorrido detrás y tiene noción de éstas ideologías. El director Dusan Makavejev como ciudadano yugoslavo –actualmente Serbia- estuvo bajo un régimen socialista y su posición es marcadamente contraría a ella, como exhibe la película.

La película parte de mostrarnos quien fue Wilhelm Reich que tiene de eje, Reich fue un psicoanalista austriaco nacionalizado americano. Empezó como un estudioso respetado llegando a ser asistente de Sigmund Freud, entusiasmándose y compartiendo su fijación con el sexo que Reich llevó al extremo, en nuevos tiempos. Como Reich habló en libros sobre fascistas –en contra- se ganó la enemistad de los nazis y terminó finalmente en EE.UU.

Reich creo una filosofía que mezclaba la liberación sexual con el marxismo –que no congeniaban- y se ganó el rechazo de todo el mundo, encima inventó la idea del Orgón (organismo + orgasmo) y creo máquinas que usaban la liberación sexual para alegar que podía curar las peores enfermedades, lo que le trajo una alerta y finalmente dos años de cárcel por considerar sus ideas, libros y curaciones, un fraude. Reich terminó señalado de demente y murió en el tiempo que estuvo recluido en la cárcel. Seguramente influenció mucho su persecución no sólo tenerlo por un pseudo científico sino un comunista en los 50s.  

Con ésta partida el filme busca mofarse del socialismo, tomárselo relajadamente con respecto a esa falta de corazón de no poder congeniar liberación sexual con marxismo. El filme no busca la reivindicación de Wihelm Reich, la idea aparte de ser una propuesta original y entretenida es darle un puntapié a la ideología reinante en Yugoslavia, con lo cual obviamente se ganó la censura en su país. Pero el filme va mucho más lejos aún, ganando censura por donde iba, porque también es exigente con espectadores más abiertos, aunque en medio de la revolución sexual, de la liberalidad combatiente, había un espacio por ocupar.

El filme en su gran parte documental –en mayoría; con la imagen de la vida de Reich detrás- muestra la liberación sexual de los 70s, éste mundo hippie, de manera radical. Vemos como Nancy Godfrey esculpe –de forma muy clara y metódica- el miembro reproductor erecto del director de la revista pornográfica Screw, de Jim Buckley, que aguarda desnudo tranquilo la labor de Godfrey que crea un especie de consolador. La liberación sexual siempre tiene una carga política al lado, en este caso mediante el sonido o por quienes son los participantes. Screw es una revista también con ideas políticas, como contra el gobierno de turno.

Otro caso es el de Tuli Kupferberg con quien el filme se burla de la guerra, disfrazado de soldado harapiento cantando una canción contradictoria y disparando imaginariamente. Kupferberg dirige la banda de rock The fugs de corte político y cómico. Otra muestra del uso de neoyorquinos típicos, neoyorquinos freaks (mucho más para le época), es ver al travesti Jackie Curtis simplemente paseando por las calles mientras acompañada de su pareja saborea un helado; luego la musa de Andy Warhol hablará de sus experiencias sexuales.

El filme del atrevido Dusan Makavejev no expone todo de golpe o seguido, sino mezcla todo, juega con todos su contenidos, presentando un collage visual intenso, siempre coherente, con el eternamente heroico y pionero de la liberalidad sexual Wihelm Reich y sus misterios del orgón abarcándolo todo. Vamos viendo de a partes hasta completar el retrato documental de sus estrafalarios protagonistas americanos. El filme siempre es novedoso, muestra y va creando, su aspecto documental tiene suma variedad, autoría y potencia, hay muchas muestras de una misma cara: W.R. Inclusive hace uso de la manipulación del found footage con locos en tratamientos extremos o en sus actos enajenados; igualmente con los filmes propaganda sobre Stalin, a quien vemos llorar un acto impuro a su supuesta condición.

Y aún hay más, existe una parte de ficción, con una historia contextualizada en Belgrado, con una mujer que queda enamorada de un patinador héroe de la URSS –llamado como Lenin- con lo que se proclama pura sátira, como ver fácilmente desnuda a la amiga de la fan obsesionada como animal en celo; Makavejev no tiene ni miramientos con la revolución sexual. En la ocurrencia máxima el filme termina creando una historia macabra, que suma una irónica melancolía melodramática por tanto conflicto.

La locura es manejada con mil tratamientos, como uno de un seguidor de Reich con una terapia mediante gritos, el filme es la extravagancia absoluta, pero entendible sin dificultad, aunque no del todo seguramente para su tiempo. La broma sigue indetenible, imperturbable, la manipulación del aspecto documental está a la par de la descocada ficción, incluso cuando se trata de rescatar un poco la imagen de Reich con entrevistas a sus familiares. Pero que un barbero rústico muy cliché hable de que no había problemas con el loco psicoanalista comunista en su clásico pueblito americano es lo mismo que decir que la propuesta de Dusan Makavejev no representa un remezón de originalidad e innovación, un hito cinéfilo.