El filme se centra en una caravana de colonos, en los
distintos viajes y quehaceres para solventar una comunidad, liderados por Jeremy
Baile (Jay C. Flippen), pero quien depende de Glyn McLyntock (James Stewart)
que los guía y los protege. La idea que Anthony Mann maneja en ésta propuesta
es que Baile suele decir que alguien que ha cometido un delito no puede
redimirse, reformarse, que una manzana podrida siempre lo será y va a corromper
al resto. Pero lo que no sabe es que Glyn ha sido un outlaw que ha cambiado y
que lo suele oír hablando negativamente de los criminales con posibilidad de
reformarse, lo que más bien puede inducir a que se lo tome por un muro al que
hay que rendirse.
Sobre ésta premisa trabaja el filme, y pone de complemento
la participación de Emerson Cole (un estupendo Arthur Kennedy), otro ex outlaw,
muy amigo de Glyn cuando éste lo salva de la horca en un juicio popular. Tanto
Glyn como Cole son pistoleros fieros. El filme pone a muchos enemigos
imprevistos, gente común que salta del bien al mal y viceversa, trabajando con
las diferentes posibilidades de su temática, solidificando su eje.
La caravana –que incluye seguir por barco, con la curiosidad
de haber un marinero de color, pero propio de tiempos muy humildes para la
gente de color, interpretado por Stepin Fetchit- atraviesa por muchas escenas
de acción bastante intensas y emocionantes; tenemos indios y distintos vaqueros
atacándola por parajes montañosos y salvajes. Se da una secuencia de acción de
orden mínimo donde Glyn al ras del suelo con la cámara cerca al salto de la
sorpresa se mueve por el terreno en busca de 5 indios escondidos que los están
atacando.
La obra de Mann planea sobre la ambición, la lealtad, la
confianza y la traición, y tiene cierto aire de romance, sostenido por Julie
Adams, recordada por ser la mujer que rapta el monstruo de la laguna negra
(1954). Hay una escena sorprendente, de alto impacto, con un ataque salido de
la nada hacia ella. Otra distinción es que con Glyn se maneja en buena parte la
mítica y el heroísmo con el fuera de campo. En un momento de fuerte tensión el
ex outlaw promete vengarse y es él sólo contra el mundo; su éxito se oye
improbable, pero como todo héroe ciego y osado lo emprende generando entusiasmo,
adrenalina y entretenimiento.
Se presentan a muchos héroes y enemigos como volubles,
rompiendo con cualquier imagen preconcebida, generando mayor argumentación.
Participa en la película también Rock Hudson aunque como actor secundario, pero
que ayuda a sostener la mayoría de tiroteos, siempre con la amplia sonrisa y su
cualidad de tipo seductor, atractivo, en contraposición de un James Stewart que
luce como un hombre común pero que es eficiente en todos los campos, generador
de una identificación que nunca discute y evita la sobreactuación o
endiosamiento; Stewart hace de un hombre que hace cosas excepcionales pero a la
vez se mantiene humilde.
En el filme predomina la acción, pero hay una dotada
estructura, se dan muchas novedades, tiene una sólida argumentación y
narrativa, presenta originalidad e incluso cierta pesadez. El recorrido de los
colonos tiene muchos contrincantes, y ahí para protegerlos está Glyn McLyntock,
con quien se plantea la lucha entre el ideal y la corrupción, el derecho a
cambiar, la fe en el criminal que quiere redimirse, también la ética por sobre
el dinero, en un mensaje contra el capitalismo ramplón; primero es el ser
humano, nos dice la obra de Mann, aduciendo que el agradecimiento puede ser más
poderoso que la fiebre por el oro.