lunes, 26 de marzo de 2018

Porto


Se trata de una película romántica, pero de una sola noche, la noche donde pareces haber hallado a tu alma gemela. Ésta película más que ser tierna en su recreación romántica vale más por sus extrañezas o cosas atípicas a la poética del amor. Jake Kleeman (Anton Yelchin) no es el tipo ideal del amor, es un tipo que se acerca borracho a molestar a las mujeres, es un tipo que le pide a los extraños que le regalen un trago, también tiene la imagen de un chico con algún problema mental, quizá porque no encaja en el mundo.

Más tarde veremos que Jake es un ser anhelante de poesía en su vida por más que sea una persona simple. Es de arrebatos, es un tipo muy emocional, que por ello falla o luce mal, transmite mucha imperfección, pero a su vez tiene un mundo interior rico, de esto que tenga un anhelo grande de hallar a su alma gemela, y le broten palabras hermosas en su noche ideal.  

Mati Vargnier (Lucie Lucas) también es extraña, pero de otra manera, aunque parece perfecta y su hermosa sonrisa se devora al mundo. Dice haber estado un tiempo loca, y que se acostumbró a mentir al ver como la veían. Ella fácilmente pasa por ello en la noche ideal de Jake, inclusive se lo dice aludiendo a Proust y disculpando su imperfección. Como se ve ambos tienen semejanzas, pero expresadas en su propia identidad. Mati tiene una relación formal, pero no está enamorada, podría ser una persona superficial, pero también es muy pasional en sus relaciones, como vemos que se comporta con Jake, al que por una noche lo hace el hombre más feliz del mundo como él mismo llega a decir.

El filme tiene un lado cursi, cuando empiezan a decir lo maravilloso que es su encuentro y hasta involucrar al sexo, creando inmediatamente una cierta irrealidad, que se supera con lo particulares que son Jake y Mati, con su toque chocante, como el despertar -la frialdad- de Mati de cara al futuro; y Jake con sus palabras sin filtro, tan abiertas que no tienen noción de vergüenza pasando por extremas, por ser apuradas, por no contrastar del todo con la realidad.

La propuesta del brasileño radicado en EE.UU. Gabe Klinger se ubica en Oporto, Portugal, una ciudad que le pone sus colores y luces al romance. Tiene una estructura no lineal, de tiempos mezclados, algunos muy breves. Las tantas partes de la noche de ensueño  -la excavación, el tren, el café, la calle, el apartamento- se van completando y repitiendo hasta formar toda la imagen de aquel día especial, volviendo una y otra vez al romance y a picos de entusiasmo.