lunes, 12 de marzo de 2018

La vendedora de fósforos


Película del cineasta argentino Alejo Moguillansky, que tiene mucho parecido con el cine de su compatriota Matías Piñeiro, con quien ha trabajado como editor. Se basa en el famoso cuento de Hans Christian Andersen. El músico alemán Helmut Lachenmann se interpreta a sí mismo, cuando presentaba una ópera basada en el mismo cuento del título,  en el teatro Colón de Buenos Aires. En la película el protagonista llamado Walter es organizador de la ópera. La mujer de Walter, interpretada por María Villar, que ha participado en varias películas de Piñeiro, trabaja en casa de una pianista, la argentina Margarita Fernández que se interpreta a si misma también. En el filme casi no hay trama, todo es muy simple y como que nada importante sucede, pero se trata de jugar con las posibilidades imaginativas que le otorga a Moguillansky el cuento de Hans Christian, como ver a la hija pequeña de los protagonistas ser como una sutil doble de la niña del cuento, escuchar que nos leen el cuento casi por entero o ver la audición de niñas complementándose entre sí interpretando el momento intenso y triste de los fósforos apagándose en medio de las alucinaciones y la cercanía de la muerte. También hay un par de  menciones a los guerrilleros del Ejército Rojo del Ruhr de los que se extrae una crítica al arte como expresión burgués, pero que finalmente se entiende que toda arte hasta la más culta le pertenece a toda la humanidad, por destilar belleza, sensibilidad y profundidad. Al filme lo recorre un poco el halo socialista, aunque se sufran las huelgas y los paros.  Au hasard Balthazar (1966) tiene una pequeña injerencia, mostrando afinidad emotiva entre cine y literatura, la hija de los protagonistas ve el filme con ojos atentos y enamorados, es una cinéfila en estado puro, que se deja llevar por la delicadeza y nobleza del arte. Luego veremos una breve recreación de ésta gran obra de Bresson. En el trayecto la ópera muestra alguna estructura, pero prima lo gaseoso, lo evanescente, como el filme, la idea de una construcción, de pensar en cómo expresarnos de manera original, coger la esencia del cuento y hacer un lenguaje personal que ya va creando identidad de un cine arte argentino minoritario.