Película del cineasta argentino Alejo Moguillansky, que
tiene mucho parecido con el cine de su compatriota Matías Piñeiro, con quien ha
trabajado como editor. Se basa en el famoso cuento de Hans Christian Andersen. El
músico alemán Helmut Lachenmann se interpreta a sí mismo, cuando presentaba una
ópera basada en el mismo cuento del título, en el teatro Colón de Buenos Aires. En la
película el protagonista llamado Walter es organizador de la ópera. La mujer de
Walter, interpretada por María Villar, que ha participado en varias películas
de Piñeiro, trabaja en casa de una pianista, la argentina Margarita Fernández que
se interpreta a si misma también. En el filme casi no hay trama, todo es muy
simple y como que nada importante sucede, pero se trata de jugar con las posibilidades
imaginativas que le otorga a Moguillansky el cuento de Hans Christian, como ver
a la hija pequeña de los protagonistas ser como una sutil doble de la niña del
cuento, escuchar que nos leen el cuento casi por entero o ver la audición de niñas
complementándose entre sí interpretando el momento intenso y triste de los fósforos
apagándose en medio de las alucinaciones y la cercanía de la muerte. También hay
un par de menciones a los guerrilleros
del Ejército Rojo del Ruhr de los que se extrae una crítica al arte como
expresión burgués, pero que finalmente se entiende que toda arte hasta la más
culta le pertenece a toda la humanidad, por destilar belleza, sensibilidad y
profundidad. Al filme lo recorre un poco el halo socialista, aunque se sufran
las huelgas y los paros. Au hasard
Balthazar (1966) tiene una pequeña injerencia, mostrando afinidad emotiva entre
cine y literatura, la hija de los protagonistas ve el filme con ojos atentos y
enamorados, es una cinéfila en estado puro, que se deja llevar por la
delicadeza y nobleza del arte. Luego veremos una breve recreación de ésta gran obra
de Bresson. En el trayecto la ópera muestra alguna estructura, pero prima lo
gaseoso, lo evanescente, como el filme, la idea de una construcción, de pensar
en cómo expresarnos de manera original, coger la esencia del cuento y hacer un
lenguaje personal que ya va creando identidad de un cine arte argentino
minoritario.