Así inician su trabajo unos mineros, deseándose un llano pero
trascendental buena suerte. La primera parte nos muestra a los empleados
estatales de una mina subterránea de cobre de 400 metros de profundidad, en
Serbia. Una pequeña banda sin identificación abre el filme. Un hombre toca el
acordeón dentro de la mina. Los rostros de los mineros son filmados en blanco y
negro, la cámara fija los mira atentos, ellos tratan de no sonreír, a veces lo
hacen, mayormente se mantienen serios, no saben qué hacer, es la toma de su
humanidad, de su importancia, cuando ellos se ven humildes.
Los entrevistan sentados en grupo en el interior de la
oscura mina, ellos minimizan la situación con su ausencia absoluta de
solemnidad, no pretenden ser un drama social, ya basta con la realidad de
alrededor que atrapa la cámara, ellos únicamente quieren un mejor pago, un pago
justo, y darles un buen futuro a sus familias, lo dicen tranquilos, entre
muchas bromas.
El director americano Ben Russell trata de hacerlos hablar,
la mayoría no es muy despabilada, escapan de las preguntas serias y emocionales
con chascarrillos, tomándose el pelo entre ellos, son de pocas palabras, son
tipos fuertes y muy sencillos, aquí no hay figuritas de álbum, hay seres
humanos. Sorprende ver su alegría, educación y buena onda, su trabajo es
difícil y muy arriesgado, pueden perder la vida en cualquier momento, sólo
basta un poco de mala suerte. Sin embargo, son los más firmes.
La segunda parte del documental muestra a los trabajadores
de una operación ilegal minera de oro en los trópicos de la selva de Surinam, América
del sur. Son gente de color, muchos muy jóvenes. La cámara sigue sus recorridos
largos en tiempo real. El filme es lento. Dura 143 minutos. A ambos grupos los
vemos haciendo cosas mínimas, repetitivas, rutinarias, que les exigen
resistencia y paciencia. Una canción cierra la última parte, remite a la vida
de éstos mineros, sobre lo que hacen, sobre su búsqueda de oro, su tipo de vida
y el pago que tienen, sobre su trabajo en equipo y su dura lucha de
sobrevivencia. Es una canción secretamente melancólica (debajo de un buen
ritmo), como quizá sea la vida de estos templados mineros.