Max Ophüls nos muestra 3 historias, dos cortas de unos 15 a
20 minutos y una extensa que es la del medio y la que más llama la atención.
Las cortas hay una que es sobre un hombre viejo que se pone una máscara de un
hombre joven para ir de fiesta; la otra es sobre una mujer que pelea siempre
con su pareja, un pintor, y se separan, y ella quiere volver con él a toda
costa.
La del centro es acerca de un grupo de cortesanas y su
madame que dejan su discreto prostíbulo que parece una casa de fiestas para ir al
campo a la primera comunión de la hija del hermano de la madame. El hermano es
interpretado por Jean Gabin, y queda prendado, en busca de un affaire
extramatrimonial, de una cortesana (Danielle Darrieux).
El filme tiene una escena muy hermosa cuando una cortesana recién
llega al campo, cuando sale a ver por una ventana y se maravilla de las
estrellas, el cielo y el paisaje rural. Es breve pero llena de cine. La
película versa sobre el placer, como señala el título, el primer hombre lo
busca con ahínco a pesar de que su tiempo ya ha pasado, y su cuerpo no resiste
los sucesos hedonistas y suele caer enfermo.
La última historia es más femenina, una mujer anhela el
placer en su relación con el hombre de sus sueños, pero no puede evitar pelear
con él quien quiere escapar de ella y solía amarla con devoción. No obstante la
bella dama (Simone Simon) quiere volver a contener ese amor romántico (Daniel
Gélin), mientras el hombre se muestra terco en no volver a sus brazos.
Le plaisir (1952) tiene escenas atractivas, muy cinematográficas,
como con el encuadre de los hombres mayores exitosos mirando a la playa al no
hallar el prostíbulo abierto. El filme es elegante, nunca es vulgar aun cuando
trata con el sexo y el libertinaje, es un canto a la libertad del placer, pero
de manera inocente y alegre.