Ésta película versa en tres versiones del devenir futuro de
un muchacho que tiene fuerte nexo político con el estado de su país; en una
parte con comunistas que son el gobierno y en otra con gente que está contra el
comunismo que hacen periodismo clandestino. El muchacho se llama Witek Dlugosz
(Boguslaw Linda) y es un estudiante de medicina. En una versión Witek abandona su
carrera de medicina y se mete al partido comunista, se pone con el orden
hegemónico de su tiempo. Witek hace de enviado especial para sofocar una
revuelta y se da uno de los momentos clímax del filme, pero en general es un
filme pesado. Al mismo tiempo vemos la relación de Witek con una joven de su
infancia, habiendo bastantes escenas eróticas y artísticas junto a ésta mujer.
No obstante repercute en ellos el orden del partido comunista. En otra versión
Witek pertenece a un grupo anticomunista y tiene además una relación con una
mujer casada de su grupo habiendo más un estado político-social que erótico
entre ellos. Por ultimo en la tercera versión Witek es neutral, ni pro ni
contra el comunismo, piensa en tener familia y desarrollar su carrera de
medicina aun cuando el decano lo ayuda, lo encausa profesionalmente, pero el decano
tiene problemas políticos. El filme abre bien arty, con unos cuerpos muriendo
en un hospital –sabremos que uno de ellos será el de la madre de Witek-, luego
el padre del protagonista yace moribundo melancólico confundiendo su futuro y
Witek pequeño aparece despidiéndose de una niña a la que promete volver a ver.
El azar (1987) es un filme muy político y se hace difícil que uno se entretenga
realmente, aunque tiene sus escenas agraciadas, de buen cine arte. El director
polaco Krzysztof Kieslowski muestra a Witek corriendo desesperado hacia un tren
y en el trayecto empuja a una vieja y hace que una moneda ruede hacia un
vagabundo que luego toma una cerveza como centro de unión de todas las
versiones. Estas escenas son arty igualmente, son pequeñas genialidades
visuales, pero lo político está tan enraizado en todo que la propuesta agota.
Las escenas eróticas ayudan, pero se suman conversaciones pesadas con casi
todas las parejas que pasan por la existencia del protagonista. La última yace
de pie completamente desnuda frente al umbral de una puerta, esta escena es muy
sensual que destaca entre todas por su naturalidad y fuerza.