In the Flesh (Daphne Gardner). 13min, USA
Es volver a contar la historia clásica o propia de la fantasía del porno americano de la muchacha que se masturba recordando una aventura sexual casual con un plomero, pero rehecha desde el terror, un toque de extravagancia y algo de ironía. Maneja buenos picos de tensión y sorpresa dentro del género; se presenta como un hibrido, a ratos comedia de terror y, en otros, terror serio apelando al ultraje sexual y al merodeador típico del slasher. Recuerda el cine de Julia Ducournau. La chica protagonista es de espíritu moderno, una chica relajada con tatuajes esotéricos. Tiene toda la pinta de muchacha con personalidad. La elección de ésta joven tiene de un poco curiosa. Posee un parecido a Mayim Bialik, de la mano de cierta vena atenuada cómica, pero con un look más pedestre, más común, si bien tiene de look rebelde. Ésta es una chica normal, típica americana, pero desenfadada. Lo mismo sucede con la agencia de plomeros, agregan mucha naturalidad, llaneza y actualidad. Es interesante como con una fuga de agua sucia se presentan muchas variantes de terror. El filme está lleno de un estado de mucha contemporaneidad, tal es el uso de chats de celular.
A Folded Ocean (Ben Brewer). 14min, USA
Éste es un filme muy simbólico, que da muchas posibles lecturas, a través de que una pareja de personas enamoradas de pronto empiezan a pegárseles el cuerpo del uno con el otro de manera siniestra, visualmente impactante, desconcertante, inquietante, provocando terror en estado puro, y un juego de efectos especiales o a computadora excelentes de ver, notables, que generan incomodidad, escozor, dentro de una imaginación bastante sencilla, pero al mismo tiempo bastante creativa; es cine en toda la palabra, por tremenda visualidad con profundidad y muchas ideas a través de las imágenes. Es el final de una relación, es la lucha tras la convivencia normal de pareja que llega a un estado de mutua comprensión tras el dolor, es ser uno y después aprender a ser individuos dentro o fuera de una relación.
Unborn Biru (Inga Elin Marakatt). 19min, Noruega
Nos pone en un ambiente de Noruega típico de alguna especie de tribu como los esquimales, de una ascendencia indígena ya hoy medio criollizados y nos muestra su folclore. A una mujer se le sindica de esposa de un ladrón y se le niega la ayuda, incluso de parte de la iglesia, lo cual muestra cierto cinismo suyo. La mujer está desesperada –tiene una hija que alimentar- y pronto cae en el error de robarle a un cercano –a una respetada anciana- y le cae una maldición (no se rompen los códigos sociales), manejada con pocos recursos, pero lleno el filme de una estética de contextualización al frio que es enorme, que subyuga, así como cierta lentitud de mostrar terror, dentro de un buen ritmo general. La aclimatación es prioridad, así como la sensación de que se avecina el mal. Posesiones, monstruos. Hay bastante material como para convertir éste corto en un largometraje. Tiene la atmósfera, el contexto curioso, los nativos que aportan distinción, falta solamente complementar con un poquito más de originalidad en los sucesos en sí.
Power Signal (Oscar Boyson). 20min, USA
Lo que primero resalta de éste corto es que tiene una contextualización de New York que se percibe muy realista, muy fiel a ésta ciudad, más que propia del cine o el espectáculo. Este aspecto aun cuando es un filme de ciencia ficción y cine amable pareciera coger del documental. Es una historia intrigante al tiempo que maneja mucha modernidad. Es curioso también ver que los protagonistas son deliverys de comida, algo muy propio de nuestro tiempo. El filme fácilmente puede seguir contando más cosas desde lo que propone, tiene un buen punto de inicio, bastante atractivo, el misterio del edificio contiguo a lo Hitchcock, y el misterio de algo sobrenatural, la anécdota del deliveryman mezclada con la leyenda urbana, tiene una buena consistencia sobre la mitología del barrio, desde el lado de rareza que tiene por una parte el New York del barrio, de lo humilde económicamente. Parece una conjunción un poco incongruente, Hitchcock y lo sobrenatural, pero ahí si bien puede terminar como cine B que tampoco estaría mal -hay también muy buen séptimo arte en el cine B-, hay encanto.
Claudio's Song (Andreas Nilsson). 10min, Reino Unido
Éste es un filme sarcástico, una obra de humor,
irreverente al hueso. Estamos en Ucrania o un país por el estilo –un país
golpeado por la guerra-, dos criminales de poca monta raptan a un influencer que creen modelo y como no
paga su rescate quieren deshacerse de él. Éste influencer será visto como parte
de la historia de lo memorable de la humanidad en el futuro. Pero es mediante
la burla del director que vemos que le rinden homenaje en la trama a éste influencer-“maestro”,
como con un aparatito donde mete el dedo un ridículo gurú futurista, que más
parece conductor de ejercicios de zumba, y claramente representa que yace
tomándote el pelo. Hoy hay una cierta tendencia a desacreditar que gente común
tenga poder de expresión, pues ese es el fondo de ésta propuesta, y ahí entra
el musical y éste influencer que parece un danés gigante, un gigante tonto. Él
dice, todavía no he hecho nada, pero ya tiene éxito y estos criminales lo creen
secuestrable por esa razón y al final no consiguen nada, en clara metáfora de qué
significa éste tipo de práctica. En lo personal apoyo la democratización que
genera la tecnología, la voz que le da a todos, y aunque muchos no lo merecen
ni lo valoran o pueden ser hasta negativos, ese pequeño grupo de nativos
tecnológicos que sobresale con ésta democratización bien lo vale y ya por ello
tiene mi apoyo.