martes, 10 de enero de 2023

Earwig

Éste filme basado en una novela del británico Brian Catling lo dirige la francesa Lucile Hadzihalilovic. Es una película difícil de entenderla en su totalidad, da pocos indicios, es bastante extraña teniendo pocos elementos. El filme yace sobre todo en una enorme casona europea de algún tiempo pasado (en comienzos del siglo XX), bajo cierto estilo gótico propio de Jack El Destripador. Hay un hombre que es un dentista que cuida de una niña. El hombre se llama Albert Scellinc (Paul Hilton). Éste sujeto se hace ver como un cuidador, un empleado, de una misteriosa empresa. Las llamadas de teléfono que recibe agregan locura. Aunque todo será ambiguo Albert será sindicado como padre de la niña, cosa que negará. A ese respecto existe cierto toque perverso, que siempre ha acompañado a Hadzihalilivic en su filmografía, como que asoma la pederastia, todo simplemente sugerido, como quizá sea una especie de provocación, o tentación del mal o la peor corrupción. Albert parece un poco lento, si bien es un tipo muy metódico, aunque bastante simple. La niña anda sola gran parte del tiempo y se inventa juegos algo extraños o atípicos, pero propios de esa efervescente y libre imaginación de los pequeños. Es un filme sin diálogos en buena parte. Observamos un cuadro representante de la propia casa donde habitan este adulto y la niña que luce como vivo, hay imágenes en el cuadro que parecen moverse y agregarse o desaparecer. En una de éstas imágenes vivas se ve a una niña como presa en una cárcel, y se ve cuando dejan un cesto con un bebé en la puerta. Es un filme que tiene de terror, pero algo mínimo, no es que tenga una atmósfera siniestra, sino más misteriosa, de cierta rareza general, si bien todo luce muy serio y formal, muy británico. A la mitad entra a tallar la camarera de una taberna, que todos parecen querer y señalar ser una buena persona. Ella se llama Celeste (Romola Garai). Ésta mujer es complementaria al pasado y existencia de Albert, pero todo es muy críptico. Albert ha perdido a su esposa en un parto y la percibe a su alrededor. Celeste a ratos es como un espejo de Albert, son como gemelos; ella parece dócil o débil, pero puede llegar a ser igual de violenta. Tenemos un momento de presión y explosión (en la taberna) que se percibe como un WTF y un punto de inflexión en la propuesta. Éste disparador genera una rápida combinación entre Celeste y Albert. En un momento el filme luce como que le hace un homenaje a Don´t look now (1973) o quizá hasta pretende algún diálogo con esa obra, en el lago, desde la unión de dos caminos, quien recoge y quien mira -quien yace pensativo-. La producción de arte es austera, pero llena de estética, es una gran labor visual, te atrapa. Como historia es intrigante. La parte de la casona es rara, de una rareza que genera curiosidad y visualmente es tremendo viaje, las imágenes le sientan bien a uno, al mismo tiempo ese toque gótico que maneja hace que la estética no sea algo superficial, tiene estilo; es como si Tim Burton hiciera una película de terror y le agregáramos el tema de la infancia en peligro, la agresión de la inocencia, tema que caracteriza el cine de Hadzihalilovic.