viernes, 18 de junio de 2021

Selva trágica


Dirigida por la mexicana Yulene Olaizola, escrita junto a su compatriota Rubén Imaz. Nos ubica a comienzos del siglo XX en la selva maya, entre Belice y México, con gente que extraía goma de mascar. Un grupo de hombres halla a una mujer de Belice, una hermosa morena llamada Agnes (Indira Rubie Andrewin) que escapa de la tiranía de un matrimonio concertado con un ricachón gángster inglés. Éste la persigue para matarla, mientras todos caen poseídos por el espíritu de un demonio de la naturaleza salvaje metido en el cuerpo erótico y anhelado de una mujer en medio de muchos hombres. El filme mezcla aventura con cine de terror, va a medias según el ojo con que se mire. En un momento un hombre trepa un árbol y cae helado de golpe, se ve que algo se mueve en la cúspide de la vegetación, a lo Depredador (1987). Junto a momentos místicos y oscuros como éste vemos que los hombres se matan entre sí por el contrabando, la traición, la ambición, el poder y también por estar en el momento equivocado. Agnes camina en silencio medio como una zombie pero de fuerte atractivo sexual, su cuerpo ya no le pertenece, y en esa ruina y esa violencia y brutalidad, sumergida en el primitivismo masculino, vemos que el karma empieza a hacer su jugada macabra. Esto, desde luego, es interesante y entretenido, aunque el filme a ratos se resuelve demasiado simple. No obstante ésta propuesta vence cierto estado de deja vu y tiene gancho, logra ser atractiva en sí. La mujer yace entre criminales en potencia, la selva es un lugar para romper toda regla. Pero la trama, a través de cierta justicia divina, hace que la pasividad e indefensión de la mujer se convierta en destino firmado, en muerte, al que no puede contener su perversidad ni su libido. El filme por ello es una buena opción de un cine folclórico, con su personalidad e identidad, con su mito, enmarcado en un cine de gloria comercial, de la mano de la aventura y el terror gracias a la selva. Agnes es como esa mujer que dicen las historias aparece sensual en la carretera para robarte el alma, con el exotismo de una morena de Belice -no obviar un notable fetichismo con sus zapatos blancos sucios por el barro-. Lo que aumenta atractivo a la propuesta es que de manera inteligente la película nos hará entender como ella se convertirá en esa trampa mortal, sembrando terror sutil, al tiempo de un eficiente cine de género.