Carnival of souls (1962), de Herk Harvey, es una película de culto, idolatrada y mencionada hasta el tuétano, y en justa razón, es una gran película de terror. Tiene múltiples lecturas sin dejar de ser sólida. Tiene una apertura muy de onda juvenil, con una carrera de autos; la curiosidad es que en uno de ellos hay puras damas. Finalmente esto termina en tragedia. No obstante una de las mujeres se salva milagrosa e inexplicablemente y de esto arrancará el terror. Mary (Candace Hilligoss) es ésta extraña sobreviviente, una organista que cambia de ciudad en busca de un nuevo comienzo. Le espera una feria, un misterioso abandonado muelle, un ex lugar de carnaval. Así mismo hay un personaje particular, un vecino seductor que tiene mucho de chusco, es un seductor de mujeres de cuarta, John (Sidney Berger), y para más inri buscará seducir a Mary, que en medio de una crisis y el pánico lo pensará como fuente de escape. Pero Mary está condenada. En el meollo hay una lectura de una gran pesadilla, también de la locura y de un acto fantasmal. Hay muertos que no saben que están muertos y muertos persecutorios, el llamado del cementerio con la imagen de una feria de freaks, como ese extraño hombre (el mismo Herk Harvey) que persigue diabólicamente a Mary, como destino, habiendo de por medio un escape mitológico del infierno o paso por el purgatorio.