sábado, 3 de octubre de 2020

Special effects

 


Special Effects (1984), de Larry Cohen, es una película de bajo presupuesto bastante entretenida y atrapante. Tiene algo de Vértigo (1958), con una mujer por la que un hombre está obsesionado hasta el surgimiento de una doble de ella, aunque aquí se trata de su esposa que quiere ser actriz a toda costa. Cohen muestra su admiración de siempre por Alfred Hitchcock, pero se actualiza, es una película propia de su tiempo, se pone afín a un cine más sucio, el de los 80s, sin embargo se ve como una mixtura de audacias, entre lo clásico y lo moderno. El filme nos muestra a un director de cine fracasado y desesperado aunque acomodado en busca de hacer una película gloriosa, para ello habiendo cometido un crimen quiere materializarlo en la gran pantalla, cree que ahí está el material más potente. Andrea (Zoe Lund) es muy cruel con su esposo, Keefe (Brad Rijn), su crueldad la lleva a caer en el karma, cuando quiere trabajar con el director de cine Neville (Eric Bogosian), un psicópata. Neville se hace amigo de Keefe, y empieza una amistad secretamente perversa con él. Keefe muere de amor por su esposa a pesar de todo, y cuando conoce a Elaine (también Zoe Lund) no le importa más que volver a ver físicamente a su mujer en Elaine, que es idéntica, y aunque no es tan arpía como Andrea pronto queda seducida con ser actriz. El filme tiene a las mujeres por muy liberales, los hombres orbitan alrededor de ellas padeciendo su superficialidad. La maternidad es una carga para mujeres como Andrea, pero Keefe ha prometido a su hijo pequeño que le llevará a su mamá. El filme es muy campechano, sin llegar a lo burdo o vulgar. Hay sexo y erotismo, infaltable en el cine de los 80s, de imagen pedestre, aunque Cohen de por sí es algo chacra con lo sensual. En un momento un actor le soba un seno a Elaine y Keefe se vuelve loco. A ratos falta sutilidad, pero el filme funciona bien aun así. Los protagonistas se notan muy reales, y hay muy buena interacción entre ellos, sin necesidad que sean actores luminarias, pero lucen competentes tal cual, hasta agregan personalidad al producto. Keefe y Andrea como que vienen de abajo mientras Neville es un rico carismático, sin ínfulas. Bogosian sobresale en especial, hace de un buen psicópata. Keefe transmite literalmente tensión por su  mujer, pero no llega a ser insoportable, Rijn tiene un aspecto desgarbado, de muy relajado, que contrasta con su tensión, y hace una amalgama particular, aunque tiene de defectuosa. Éste filme no es muy complejo, pero tiene su gracia, sin duda, como que Neville es muy amigo de un jefe de policía con anhelos de trabajar en el cine, con lo que el crimen real siempre está a dos pasos del ficticio o cinematográfico, proponiendo suspenso y un planteo sobre la fuerte realidad o el impactante realismo del séptimo arte.