jueves, 29 de octubre de 2020

Field Niggas

 


Ésta película se podría hacer acá en Perú y saldría algo igual de interesante, salvo por la brutalidad policial, aquí es corrupción, coima, en lugar de asesinato. El filme del americano Khalik Allah muestra un barrio marginal, lumpen, una esquina, un par de calles, en Harlem. Vemos mayormente afroamericanos, algunos pocos latinos, y uno a tres caucásicos. También vemos siempre rondando a la policía. La gente retratada se ve pobre y muchos tienen aspecto criminal o pandillero; se ven serios, algunos sobrados, otros desafiantes, algunos pocos melancólicos, muchos indiferentes a la cámara de Khalik. Algunos ríen y posan. Nadie habla, solo hacen gestos y miran fijamente a la lente. Escuchamos voces en off que son las entrevistas que ha hecho Khalik a los personajes documentados en su hábitat y costumbres, en quienes son tal cual. Muchos se drogan frente a la cámara. Hay mucha joyita presente. Alguna gente yace solo comiendo fast food, comen con hambre, con apremio, en su propio mundo. Se ve un caucásico de mendigo, medio perdido. Se ve gente también poco agraciada, como un hombre con cicatrices en un ojo. Se comenta la muerte de un afroamericano a manos de la policía el 2014, el mismo año que se ha filmado la película. Ésta muerte se menciona por la gente del lugar como injusta, dicen que el arresto fue por algo menor y la persona no estaba resistiéndose, se dice que se hallaba cooperando con los oficiales, y en cierto momento de fastidio lo estrangularon en busca de retenerlo y murió, lo mismo que hemos presenciado en la actualidad. Es la lucha que oscila entre lo delincuencial y el abuso y brutalidad policial. Una madre soltera joven se muestra cuidando a su pequeña hija, la niña aprende del entorno como en broma, hace señales con las manos como aquellas que hacen los mayores, para darse de cool o por pandilleros. Una bella chica latina esboza una sonrisa discreta a la cámara. Khalik, quien es fotógrafo también, enseña fotos a sus entrevistados de la realidad en que se mueven, como son ellos mismos. El filme es respetuoso con todos, pero pone el dedo en la llaga, quizá sin querer. En un momento Khalik dice que todos son uno solo, incluida la policía -a quienes también muestra sus fotos y también los documenta a pie mirando fijamente-; Khalik expresa sentirse parte de todos los presentes. Más allá de la esencia de lo lumpen puede que esa sea la razón de que todos cooperen con él en mostrarse en el documental como realmente son, como si no importara nada más que la personalidad y la irreverencia y osadía de mostrarse hasta criminal.