jueves, 18 de agosto de 2022

Old


El cine en general de M. Night Shyamalan tiene de ridículo y de ñoño tanto como de creativo y curioso, su sello de identidad se forma de ésta narrativa, mediando una gran estética y excelente uso de la cámara. Propone cine fácil de empatizar y ver y al mismo tiempo entretenido. Su creatividad es indiscutible, película a película cambia de ideas, aunque mantiene la sorpresa final o el remate audaz, pero aquí en Old (2021) no tiene el clásico remate, sino ostenta un grupo grande de sorpresas y novedades en todo el conjunto, como si quisiera romper con ésta señal de identidad del remate grandioso o revelador, hay un trabajo más de sostener de principio a fin el impacto, metidos en un sci-fi y en una película de terror. Una familia va de vacaciones y se interna en una playa paradisiaca, pero dicha playa perfecta esconde que envejece a la gente de manera muy rápida, con lo que esto conlleva. Al envejecer no solo morimos sino enfermamos, incluso de demencia (senil), o crece velozmente un tumor o se nos agrava la epilepsia por dar algunas historias del filme. Ésta propuesta yace vasta del manejo del envejecimiento y propone montón de novedades y cosas curiosas a ese respecto. Es una buena película, si pasamos por alto la ñoñez y el ridículo siempre característico de Shyamalan. También parece que los actores declamaran o todos estuvieran sujetos a párrafos para dictar algo que se nota de lejos, falta cierta naturalidad en las lecturas y diálogos, aunque puede pasar por distinción del filme, una personalidad teatral. La parte romántica familiar a raíz de la crisis matrimonial no se encuentra excedida como uno hubiera esperado del cine de Shyamalan, está muy bien medida y ejecutada, en su punto justo de sentimiento y afinidad, aun cuando puede sentirse como falta de química entre los actores. La parte violenta, mortal o sangrienta del filme, como es clásico en su filmografía, no es gore o intensa, Shyamalan no busca lo muy fuerte de observar, suele tener mucho cuidado con ello. Una mujer rompe sus cuatro extremidades y éstas partes se arreglan inmediatamente dejándola deforme como una araña humana. Un cuerpo cae de mucha altura. Alguien aparece ahogado. En mucho se crea un enorme misterio, y un callejón sin salida. Encima surge paranoia, están grabándolos al parecer desde la montaña, más allá de lo evidente, claro está. Shyamalan actúa también en un pequeño papel y lo hace más que decente, tiene dotes de naturalidad, sin yacer demasiado especial. Hay su buena cuota de melodrama, pero es parte de la ñoñez del director. El primer corte de cuchillo o ataque de agresividad del doctor luce extraño, pero luego su comportamiento queda explicado. En principio parecen prejuicios, pero termina siendo otra cosa. Por lo general los personajes de Shyamalan no suelen ser agresivos o naturalmente violentos, éste doctor por ello encaja en esa explicación final. Sobresale Thomasin McKenzie, que es una joven muy hermosa; y Gael García Bernal, que siempre es competente. El doctor que hace Rufus Sewell también sobresale, pone la nota discordante o caótica dentro del grupo. La salida del encierro tiene de tontería, pero así es Shyamalan. El sentido de lo que está sucediendo detrás, tras bambalinas, en esta bahía, es muy simple, pero no suena mal tampoco.