The killer (1989) es una de las obras maestras de John Woo y una de las grandes películas del cine de acción de Hong Kong y del género en general. John Woo escribe el guion (sólo) también. Sin duda, es un filme excesivo, hay un millón de tiroteos y caídos en el trance, sangre por doquier, balas a raudales, hay mil y un secuencias de acción, uno ni se imagina. Pero hay algo de respiro, para hacer humano al protagonista, al asesino Ah Jong (Chow Yun-Fat), para preocuparse y salvar a una niñita, para salvar -en más de una oportunidad- a su futura pareja, y ser leal con compañeros de trabajo, asesinos a sueldo con su propio código de vida (ciertas virtudes, cierta moral), e incluso entablar empatía con policías -sin que medie corrupción-, tan salvajes, tan bravos y diferentes a todo el mundo como el inspector Li Ying (Danny Lee). Li y Ah Jong harán amistad; primero porque deben enfrentar algo mayor que su natural rivalidad legal, deben buscar sobrevivir también; segundo porque Li admira (por lo bajo y no tan discretamente) a Ah Jong y se siente identificado con él, con su proceder de antihéroe con humanidad, lo cree un especie de doble suyo (el ego de Li tampoco es pequeño). Tanto Li como Ah Jong son temerarios. Li luce medio loco; Ah Jong es más campechano, menos preocupado en sí mismo. Chow Yun-Fat interpreta a una máquina de matar -puede acabar con batallones enteros en poco tiempo-, es un tipo bastante efectivo, cruel y frio, con los criminales, pero por otra parte es un hombre curiosamente sensible, muy dócil y amable con gente indefensa o común. Yun-Fat trasmite mucho control, mucha calma, mucho relajo, sin ser cómico, en el trato diario, ordinario; sólo cambia cuando empiezan las balaceras. Ah Jong es tal cual el lema ser y no parecer, aunque trasmite respeto en la calma. John Woo crea un protagonista, un antihéroe, memorable, perfecto, con Yun-Fat. Como nota curiosa está ver que Li parece practicar el confucionismo, mientras Ah Jong parece que es católico, aunque dice no creer en Dios, pero que el catolicismo le trasmite paz. El refugio de Ah Jong es una iglesia católica; en la apertura hay una hermosa fotografía con la iglesia en medio de una fuerte lluvia. Ésta obra tiene 2 subtramas -que producen otras grandes escenas de acción- con el mensajero de la mafia y mejor amigo de Ah Jong, Fung Sei (Chu Kong), y otra con Li y su también mejor amigo, un oficial de policía y compañero valiente y correcto, Tsang Yeh (Kenneth Tsang). El filme tiene sus buenas escenas de lealtad y amistad entrañable. El filme también ofrece escapes vistosos e ingeniosos, como uno "ligero", pero por partida doble, de gángsters y policías, de la casa del (anti)héroe, y otro bastante audaz, práctico (sin muchas vueltas que dar), del aeropuerto. Ah Jong no le teme a nada, que al sentirse víctima, al sentirse traicionado y sentenciado (el juego que juega), temerario como nadie, va en busca de matar al mismísimo nuevo capo de la mafia, a Wong Hoi (Shing Fui-On) que yace rodeado de mucha protección. Así hay montón de escenas grandiosas de acción en ésta propuesta, que no sorprende notar que The Killer, claro está, debió inspirar -como otras joyas de Hong Kong y de John Woo- al maravilloso thriller coreano. También es notable la escena con la chica ciega, entre policía y asesino amenazándose con las pistolas, haciendo mímica, sin que la mujer se de cuenta. En el trayecto se bromean poniéndose sobrenombres de dibujos populares de Disney.