La presente película que estuvo en el festival de Cannes 2015 fue vapuleada por la crítica, lo cual
sorprende, cuando gran parte de ésta misma crítica enaltece El desconocido del lago (2013), con la que
comparte similitudes explicitas de orden pornográfico, y la misma temática, el
amor y el sexo, sólo que Love se enfoca en lo heterosexual apuntando al amor
sexualizado, mientras El desconocido del lago a la pasión y a la sensualidad
por sobre el amor, homosexual, teniendo la lectura de ir incluso hacia la
perdición, dictaminando una idiosincrasia, con la gracia de que la película de Alain
Guiraudie contenía un “engañoso” thriller tardío amortiguando bastante
gratuidad con sus escenas gay, y la de Gaspar Noé es una película más franca,
directa y clara, pero teniendo una ideología por debajo y una representación
mental, no intentando vender gato por libre, es decir, una presunción de arte
mayor, que para algunos la proclamada desfachatez y el exceso, del cine
de culto de Noé, le arrebata, le quita esa admiración y respeto que supone sí exuda el cine de Guiraudie, cuando con obviedad se trata de dos directores leyendo
el espíritu del séptimo arte polémico, revolucionario y artístico último dictado
por Francia, con un logro mucho menor del anhelado por ambos. Por todo ello, enaltecer a uno suena tan incongruente y arbitrario como reducir a polvo al
otro, cuando deberían estar, al menos con éstas obras, emparentados, aunque sin exagerar el entusiasmo hacia ellos.
Gaspar Noé, duela a quien le duela o
con cierta razón en contra tiene un nombre ganado, posee cierto talento y
estilo, quiere ser innovador y trasgresor, suele buscar distinguirse en lo
formal y en sus mensajes (libertad sexual, anarquía, naturaleza violenta, causalidad
por sobre destino, vacío tras la muerte, drogas como puerta mística), pero un
exceso de “audacia” le pasa siempre cierta factura, como que su ingenio suele
tener tremendos huecos y no logra esa grandeza que se le escurre entre los
dedos, y lo deja como un cineasta menor (incluso uno rechazado y payaso), solo
apto para un grupo reducido de fanáticos. Esto lo vemos en su primer largometraje
y mejor película hasta la fecha, Seul contre tous (1998), que tiene un realismo
harto identificable, notable, en aquellas conversaciones mentales que mantiene
El carnicero (Philippe Nahon) tras su prominente furia, rabia, frustración, decepción,
como en un estado de violencia a punto de reventar, al ser un gran perdedor estando
ya en la vejez, frente a una sociedad que, ninguneado y maltrecho, él rechaza,
proclamando una poderosa ideología “propia” que no falla porque exagera en el
daño que profesa (hasta literalmente, como en los golpes a su autoritaria
esposa embarazada). Lastimosamente termina convirtiéndose en un
discurso efectista, hueco, absurdo y torpe al exhibir un tipo de amor, libertad
y plenitud en querer ser incestuoso con una hija que parece sufrir de autismo,
que es una autómata; y lo peor es que Noé lo sabe ya que advierte con un inter-título
que nos retiremos de la película o atengámonos con lo que veremos a continuación, por tratar
de impactar en un tipo de espectador primario, más que preocuparse por contener
coherencia, aun con un tipo tan despreciable, al que no le hace falta un agregado
tan paupérrimo y descarado. De ahí en adelante uno saca sus cuentas
que Noé no quiere ser grande, o le falta mayor inteligencia, que hasta para lo
extremo y extravagante hay que tenerla para realmente distinguirse como creador
de arte, e incluso de entretenimiento.
Su infamia lo perseguirá y será su estigma por una parte, la
que en Love se atribuye a secas a no tener miedo a las convenciones sociales,
lo que sirve como guía narrativa, invocando una liberalidad sexual que vemos
tomar forma en la explicites, como quien indica ser fiel a sí mismo, donde no
faltan felatios, cunnilingus, penetraciones, masturbaciones, eyaculaciones, tomas
frontales o un primer plano de un miembro erecto (que recordando que el filme
originalmente está destinado a ser pasado en 3D esto es casi una afrenta o
chascarrillo), o repetidos coitos en distintas posiciones, tanto como que hay
espacio para el erotismo y la sensualidad, como en un definitorio trío con las
actrices Klara Kristin (de papel secundario), la joven esposa que representará
la desilusión existencial impuesta por la obligación de un bebé; y Aomi Muyock, como Electra, la mujer de su vida de nuestro protagonista, el americano Murphy (Karl
Glusman, quien parece ser el único al que le espera una carrera, visto los filmes que se le vienen, trabajar con Nicolas Winding
Refn y con Tom Ford; a pesar -o por ello- de que las debutantes dejaron todo en la cancha). Con Aomi se verán la
mayoría de las escenas subidas de tono.
Es una obra que ejemplifica el sentido de un director que entre
sus películas de cabecera yace Saló o los 120 días de Sodoma (1975), como deja
ver además un póster en plena película, habiendo varios de otros filmes
renombrados, como que Murphy es un estudiante de cine, implicando (infaltable)
cinefilia. De lo que se trata la propuesta es el recuerdo de la mujer
idolatrada, ideal, el amor verdadero, tras una llamada contando de su desaparición
y haciendo pensar en un suicidio, notando que la ternura, como la cotidianidad
de pareja, que no sea coito, asoma en pocos momentos, porque el sentido claro es
perpetrarse en el sexo, ver el amor a través de ello. Pero se asume en parte en
el acto de rememorarla recurrentemente y en la gran pena de la ausencia que
simboliza la derrota, convertirnos en perdedores, cuando la dibuja como un
fantasma en el presente y en sus conversaciones mentales. La pierde por un error
de libido. Así van apareciendo las aventuras y encuentros con ella, los
roces, el predominante sexo, en sus tantas facetas expresivas físicas que
representan las variaciones del amor en el argumento. Pero hay cierta fusión, habiendo
momentos de celos y calenturas medio idiotas, aunque, bueno, humanas, como con el
propio Noé que sale con peluquín y es un alter ego de sí mismo, a la vera del arribismo, tras una entrega promiscua de por medio, una que no falta en el cine ni en varias
profesiones de ascenso y empujón inmediato.
Otra ocurrencia es hacerse asesorar por la filosofía francesa de un policía fuera de servicio, entre tragos, que termina finalmente en una experiencia (felizmente) trunca con un transexual, que queda como una mala experiencia personal en la historia, si no el filme habría tomado un nuevo giro, aunque quizá ahí había una razón para que cierta crítica se entusiasme. Como que el amable y “sabio” oficial enseña a buscar el siguiente nivel de la compenetrada relación, en la mística del amor sexualizado, dentro de la permisividad sexual en la pareja, en el intercambio y la orgía, alegando el vencer el miedo y liberarse de la sociedad (tema central de Seul contre tous, a la vera del camino del perdedor) y lo que parecía una broma termina cumpliéndose en un lugar oscuro tipo el Rectum de Irreversible (2002), y es que las películas de Noé dialogan entre sí, hay conceptos recurrentes.
Otra ocurrencia es hacerse asesorar por la filosofía francesa de un policía fuera de servicio, entre tragos, que termina finalmente en una experiencia (felizmente) trunca con un transexual, que queda como una mala experiencia personal en la historia, si no el filme habría tomado un nuevo giro, aunque quizá ahí había una razón para que cierta crítica se entusiasme. Como que el amable y “sabio” oficial enseña a buscar el siguiente nivel de la compenetrada relación, en la mística del amor sexualizado, dentro de la permisividad sexual en la pareja, en el intercambio y la orgía, alegando el vencer el miedo y liberarse de la sociedad (tema central de Seul contre tous, a la vera del camino del perdedor) y lo que parecía una broma termina cumpliéndose en un lugar oscuro tipo el Rectum de Irreversible (2002), y es que las películas de Noé dialogan entre sí, hay conceptos recurrentes.
Otra película de Noé, Enter the void (2009), son 2 horas con 40 minutos de sentida extensión
y a un punto redundante viaje lisérgico por el vacío, la nada, hacia la
resurrección, como dicta el diálogo guía sobre el libro de los muertos, la
vigilia del mundo inmediato perdido, mientras vemos promiscuidad, drogadicción,
crimen, frustración, que yacen como símbolo de la filmografía de Noé, por lo
que quien sabe qué esperar de él la va a pasar mucho mejor. Los
nombres llevan connotaciones, Electra, Murphy, o un dividido Gaspar y otro Noé (él mismo), donde uno puede esperar algún tipo de autobiografía. Pero más es como uno piensa la vida o la sueña, bajo criaturas extremas, mientras supone un divertimento. Love es dolorosa y también bastante festiva.
Ya lo dice una línea, lo mejor es el amor (que por un lado tiene de pretexto),
luego el sexo (de lo que curiosamente la banalidad es la razón de la ruptura,
como quien dinamita sus propias ideas o arguye la autodestrucción).