jueves, 28 de marzo de 2024

A paixão segundo G.H.

Ésta película del brasileño Luiz Fernando Carvalho presentada en el festival de Rotterdam 2024 adapta una novela de Clarice Lispector de mismo título. El filme es la introspección de una mujer de clase alta conocida simplemente como G.H., una escultura, que yace en su hermosa casa frente a la playa en la mayoría del metraje. El filme es un monólogo de ésta bella mujer interpretada por Maria Fernanda Candido en una performance muy exigente, donde exalta muchas emociones. La introspección es bastante ardua y compleja, es difícil de coger todo lo que pretende autoanalizarce y lo deja claro, cuando expresa, que no todo lo dice, es decir, hay mucha sugerencia, mucho quehacer gaseoso, no del todo especificado, y versa sobre un pasado que de cierta manera atormenta a la protagonista, que habla de un infierno del placer, pues ella asume el infierno como un lugar no de dolor sino de placer, y puede remitir a un pasado oscuro, de libertinaje, o de prostitución, donde habla de abortos. Es un filme muy interesante, donde Lispector denota ser una gran escritora, con un mundo muy personal, un fuerte mundo interior, donde alude incluso crisis mentales y hasta locura, delirio, histeria, cambios de estados de ánimo, perplejidad hacia el mundo y hacia la propia vida, como también con la relación de pareja, habiendo conflicto con una existencia con licencias y mucha libertad, señalando monotonía, pero al mismo tiempo dando a entender que ama a ese hombre con la que vemos tener sexo y dormir al lado. Implica también lucha de clases y diferencias sociales con la empleada negra recién despedida, la que le hace sentir un cierto estado de culpa, como de opresión hacia una clase más débil, y que coquetea un poco con cierto sutil erotismo, al mismo tiempo de sugerir violencia como dentro de una historia de terror, de un miedo personal exagerado, como así mismo vemos que una cucaracha despierta su psiquis y la hace meditar en demasía, como alguien que lleva un problema, aludiendo a Kafka, sintiéndose igualmente una cucaracha o una barata como dice en portugués. Hay un miedo a encontrarse con los errores del pasado, que guarda secretamente, pero esto le mortifica, así la vemos atravesar simbólicamente un encierro y hasta vacilar con un posible suicidio. Es una demostración de poder en nuestra contra y autocontrol, de no quebrarse y volver hacia ese futuro y esa esperanza que dice rechazar, puesto que observa a Dios en su presente a donde se siente ligada. La vemos divagar entre ser una socialité o caer en el abismo. Aceptar a su pareja o ir en busca de otra gente. Es la duda constante, el meditar cada cosa, con esa cucaracha y lo desagradable agrediendo su estabilidad, yendo y viniendo de su especie de infierno mental, donde observamos una mente inteligente, pero al mismo tiempo frágil e intensa, que va en detrimento de su propia personalidad, esa que parece haber mutado pero que se debate en poder caer en errores de antaño, frente a una vida cómoda económicamente en la actualidad en que vive y puede haber sido distinta antes. El filme es una explosión de muchísimas ideas que versan sobre la femineidad, sobre la independencia, la individualidad, el yo omnipotente puesto a prueba, es una mirada solitaria finalmente, con ese hombre que le acompaña pero yace en segundo plano, es ella frente a ella misma, frente a la cucaracha dentro del mundo social, viéndose reflejada en lo desagradable y barato o en choque con ello, que el filme de Carvalho sabe explotar con el detallismo y el "deleite" del insecto, convertido en radiografía. Es también una lección de creatividad artística, de conocernos o auscultarnos profundamente y concebir algo sumamente personal sin entregar todo servido. Sufrimiento existencial a la vena en un viacrucis seductor, intimidante y extenuante, como tremenda la entrega (hacia la liberación o expulsión), de éste especie de teatro unipersonal cargado de una amplia gama de emociones.