miércoles, 26 de julio de 2023
Tiempos futuros
Ésta es la ópera prima del peruano Víctor Checa y es una película de ciencia ficción por una parte, lo digo porque el escenario no cambia radicalmente -incluso hablando de la historia en sí, visto bien, porque incluso para el agro la falta de lluvia llega a ser un problema común-, pero hay una construcción, es una Lima más oscura, más desolada, más industrial también que es el punto donde se mueven los 2 protagonistas, un padre y su hijo de 11 años, interpretados por Fernando Bacilio y Lorenzo Molina. Yacen desde un edificio que es medio como una fábrica, no solo un hogar ordinario. Desde ahí Luis (Bacilio) intenta hacer llover, ya que en Lima ya no llueve, y suponemos que igualmente en el mundo. La mirada es desde Lima, pero puede fácilmente asociársele a otras muchas partes del mundo. La Lima que se muestra no se ve como un lugar del primer mundo, se intenta más bien todo lo contrario, y esto aporta a ver el filme con cierta mirada postapocalíptica, observando que tampoco hay mucho drama al respecto. Es un filme que luce profesional para ser un sci-fi y aunque se ve un poco austero en general, luce competente, de cierto nivel, estéticamente ciertamente sí. Lo que le falta al filme es en realidad una historia un poco más original, más distintiva, más curiosa. Se siente un filme profesional, que es un éxito en sí, pero que adolece de lo que finalmente te convierte en un filme notable, mayor creatividad. No basta con lograr construir literalmente bien un filme, concretar un guion, sino deben haber cosas que te distingan. El filme así tiene algo, pero le falta mucha más historia. Lo más rescatable es que aunque no hay conflictos más llamativos, vista como una película independiente -aunque amable y entretenida- se percibe la lectura de ser un poeta contra no poder sostenerte en ello, se puede ver al padre como un especie de poeta, es un inventor, y su soporte curiosamente es su pequeño hijo, como quien toma la batuta de las responsabilidades y la realidad, lo cotidiano, lo esencial, mientras el padre ambicioso (en lo que quiere lograr) es finalmente un soñador y pues la realidad golpea, como pagar las cuentas. Entonces el niño tiene que madurar a temprana edad, e incluso participar del crimen -ya de por sí trabaja en una discoteca y usa arete a temprana edad-, que está bien trabajado, sutilmente. En lo criminal no se dan demasiadas explicaciones y queda bien, aunque se extraña más imaginación, menos redundancia de lo que ya se ha visto en el cine. No obstante versa un poco sobre El Gran Hermano y hay una elipsis que supone raptos o extorsión, debajo del quehacer de tontear con los amigos, lo cool o el primer enamoramiento que es aplaudible a un punto. Tiene también la propuesta una expresividad cinematográfica, a lo cine americano que trabaja con una manera de hacer cine, de como mostrarse. Esto genera que el filme se vea profesional, aun criticándole que uno anhela un poco más, aun cuando hay filmes peruanos que no logran esto y que hacer un sci-fi siempre es un trabajo complicado, sobre todo cuando no sobra el dinero. Me parece que es un filme valioso como ópera prima y que auspicia un buen futuro, a volar más alto. En un momento padre e hijo ven en la tv un cortometraje de Aldo Salvini, esto es un plus, hablar entre los propios elementos, con la identidad, y plasmar un mundo que interactúa con lo nacional, sin recurrir a lo más superficial. Al final Víctor Checa, que también es coguionista del filme, se lo dedica a su padre y vemos una foto de su padre con una pequeña máquina al lado, dando a entender que el filme se inspira en las propias experiencias y esto, sin duda, le otorga al conjunto, triunfo.