miércoles, 16 de marzo de 2022

Nuclear Family


El director americano Travis Wilkerson abre su documental contando su preocupación por el apocalipsis, a razón de una guerra nuclear, a razón de algún error. Dice tener pesadillas y suena un poco loco y hasta maneja algún toque tenebroso, pero seguramente lo dice de manera ligera, aun cuando su madre tenía obsesión con una guerra nuclear y la gloria nacional. La madre sale en un video casero hablando de ello, se le nota un poco vulgar. Travis dirige éste filme con su esposa, Erin, y sale toda su familia, sus tres hijos que se dedican a solo estar, a disfrutar, los pequeños a ser simplemente niños. Travis cuenta sobre su vida y efectivamente las bombas nucleares están por todas partes en su existencia, desde donde vivió y creció. Travis es ingenioso haciendo de un filme bastante austero, de muy bajo presupuesto, de guerrilla se diría, algo interesante, atractivo, y sin caer en feísmos o un cariz defectuoso. Se nota que Travis es un tipo inteligente, culto, como su mujer. Pero también es divertido, como los reflejan las bandas sonoras que utiliza como complemento en su documental. También le interesa hablar de los indios americanos, cuenta historias de ellos, los eleva, los defiende, habla del blanco como invasor y su mujer hace un uso de las plantas de la zona para lograr una cierta tesis general al respecto. Éste documental también es un viaje familiar, un viaje turístico, un viaje de aventuras, entretenimiento y recuerdos, se pueden ver cosas curiosas, desde lugares históricos hasta un equipo de beisbol salido de The Simpsons. Hay una composición estética así mismo, con bombas atómicas explotando. Hay su leve ironía, hay su lado profundo, ésta propuesta es una bitácora de viaje. Se deja ver un lado intelectual sólido sobre lo nuclear, un estudio de la realidad en EE.UU. y es menos sofisticada de lo que uno pudiera haber creído. Se hace mención de cierta irresponsabilidad de EE.UU.; Travis puede ser muy crítico. Se le siente honesto e idealista, se le percibe imparcial y justo en lo posible, ni su madre se salva de la crítica, aunque sutil. Es un documental lleno de cosas curiosas como de muchas historias (que incluye hasta la Alemania nazi), como ver cohetes nucleares como parte de un parque de diversiones. Se dice que lo nuclear es algo muy americano y Travis hábilmente consigue demostrarlo, argumentarlo.