domingo, 26 de septiembre de 2021

Malignant, Cold Meridian y Strasbourg 1518


Malignant

El director malasio nacionalizado australiano que hace películas para EE.UU. James Wan, es uno de los genios modernos del cine de terror. En su filmografía hay 5 películas maravillosas del género, Saw (2004), Insidious 1 (2010) e Insidious 2 (2013) y el Conjuro 1 (2013) y el Conjuro 2 (2016). Éste director pues ya ha demostrado bastante maestría. En ésta oportunidad regresa al terror, y lo que ha hecho es en pocas palabras lo que le ha dado la gana y el resultado aprueba, pero con apuntes. Estos apuntes que doy son que es un filme de espectáculo, grande, no algo pequeño como estila el terror en masividad, Wan ha hecho un tanque de película, pero lo ha hecho desde el cine trash, desde el espíritu del cine B, homenajeando al giallo, ese que suele ostentar genialidad, vacilón y ridículo sin cortapisas. Éste filme parece mostrar el sentido del humor o la ironía del director, no teme caer en la tontería. Pero el resultado es un filme super divertido, super entretenido y atrapante. Wan además explica absolutamente todo y le da lógica hasta el más mínimo detalle, está al tanto de todo. Cada pieza es como el engranaje del reloj, todo aporta, todo está unido. Es un filme que no escatima grandilocuencia, y toma retos constantes, como hacer que el policía de ascendencia oriental -que parece un alter ego del propio director- siga al supuesto espectro de muerte en una corredera "típica" de arresto. El filme explica hasta la manera de que se mueve el ente del mal. El filme a su vez tiene de todo, desde visiones paranormales y desequilibrios psicológicos, hasta gore y violencia brutal en el asesinato de presidiaras y policías en pleno cuartel policial. Por momentos es difícil no sonreírse con ciertas escenas de terror, pero ahí están también tres asesinatos brutales principales como exhibición rotunda. El arma del asesino así mismo tiene originalidad e historia. Es un filme muy razonado, pero a la vez muy atrevido. No es una obra maestra ni por asomo, pero qué importa, es un goce con mayúsculas de principio a fin. Una secuela va a requerir osadía, volver a intentar tremendo estado de locura, de desenfreno trash en toda gloria comercial. No cabe duda que el cine sigue queriendo ser original, el cine nunca se detiene. 


Cold Meridian y Strasbourg 1518

Cold Meridian es un corto de 6 minutos de Peter Strickland y Strasbourg 1518 uno de 10 minutos de Jonathan Glazer; los 2 son del 2020 y pertenecen a dos británicos y a dos directores super talentosos e interesantes. Glazer tiene 3 películas curiosas, Sexy Beast (2000), Birth (2004) y especialmente la notable Under the skin (2013). Strickland también tiene lo suyo, Berberian Sound Studio (2012) y The duke of Burgundy (2014). Es de esperar originalidad, solvencia y personalidad de ambos. Cold Meridian luce un filme de cosas comunes convertidas en algo extraño propio del sci-fi. Una mujer se lava el pelo mientras repite una línea como si fuera la guía de una computadora. Luego se ve a alguien usando una laptop y otra gente archivando datos. En el ínterin una pareja hace wrestling, y dan la impresión de algo sexual. De esto se pueden sacar interpretaciones personales, da para jugar. Lo que puede creerse es que estamos ante un negocio sexual, algo medio oscuro quizá, puede pensarse en algo así como un cierto universo distópico, pero también puede ser nuestro asombro frente al futuro. En todo caso es un corto peculiar con elementos básicos, y una inmersión sólida de sonidos y sensaciones. Strasbourg 1518 es un poco un cuento de terror -igualmente un espectáculo visual, goce puro y duro-, un lugar de intensidad escénica, a través del baile de expertos danzarines contemporáneos. Se usan mucho las paredes y hasta un balde de agua, creando emociones, estados anímicos. Se percibe exceso, frenesí, locura. También sensualidad. Hay un buen trabajo de montaje y la música electrónica ayuda mucho. Inclusive posee algo de misterio.