miércoles, 15 de julio de 2020

Sombra verde

Ésta es una película convencional, pero buena película. Quizá no tan convencional para ser una película de 1954 donde todavía el cine iba por su primera mitad de existencia, pero aunque tiene algo de erotismo no es muy transgresora, es una propuesta aún inocente. No obstante es una oda a la amante, a la infidelidad, pero planteado como amor verdadero. Inicialmente se presenta como una película de aventuras, con un viaje informal a la selva, informal por el tipo de guía y no tener una ruta bien demarcada, pero el héroe en cuestión va en nombre de una empresa de medicamentos. El héroe se llama Federico (Ricardo Montalbán), hace de tipo seductor también. En ésta obra de Roberto Gavaldón el hombre es el ser dominante, el guapo del filme, aunque su compañera es una chica medio salvaje, sensual, muy libre y también engreída. Ella es Yáscara (Ariadne Welter). Ella es una mujer engreída por ser la niña de los ojos de su padre, Ignacio (Víctor Parra). Parra tiene un curioso parecido a Orson Welles e incluso se le recuerda por su interpretación y movimientos. En el filme, en la segunda parte, que es un melodrama, Ignacio se enfrenta a Federico por Yáscara, como padre sobreprotector, mediando un pasado oscuro, todo lo que suena a un punto intrépido ya que Ignacio está bien matizado, tiene de malo cómo de bueno. Toda ésta parte de la lucha con el padre es bastante interesante, ya que la primera no tiene cosas muy impresionantes. La parte de la aventura es sencilla, aunque bien hecha, pero es austera, falta espectáculo y más novedad. Éste es un filme simpático, sobre todo por su última media hora intensa. Ésta oda a la amante tiene profundidad y es muy ágil y entretenida de ver, el tiempo vuela, Gavaldón crea una película muy dinámica.