Il traditore (2019), de Marco Bellocchio, es una gran
película, una película en grande, una fiesta cinéfila, con un tipo que destruyó
la Cosa Nostra o le dio un potente golpe que la dejó muy distinta a antaño, llamado
Tommaso Buscetta (Pierfrancesco Favino), quien delató a todos su compañeros y
jefes mafiosos, que terminaron encerrados. Pero antes la mafia se encargó de
matarle montón de familiares. Buscetta decía que si moría en su cama de viejo
iba a ser un triunfo para él. Favino hace de un mafioso corpulento, de
protagonista, poco típico al uso cinematográfico por su apariencia física, aunque
él es un soldado, no un jefe mafioso. Favino tampoco es una cara conocida o
popular en el séptimo arte, pero tiene una trayectoria larga. Lo que brinda es
algo bastante bueno, aunque el filme vale mucho más por su historia y sus
formas. En la parte de los juicios hay bulla, desorden, hay cine arte, hay
excentricidad. Bellocchio tiene de extravagante pero en su punto, ducho en el
cine no quiere vacíos o posturas efectistas, prefiere ser fiel a un cine auténtico,
destinado a la “formalidad” –en cierta medida-, pero también al cine moderno
donde cabe cierto aspecto freak, irreverente, osado, distintivo, arty. Pero lo
hace en una medida que hay balance con la seriedad general, con los hechos
reales. No se excita demasiado con el cine moderno, deja espacio para hacer
cine amable. Éste es un cine entretenido, un espectáculo sublime, también
impactante, muy violento, observando a Buscetta padecer por la mafia, desde su
escape a Brasil donde es torturado arriba en el aire en un helicóptero por la policía
brasileña, o intentando suicidarse con veneno pasando por epiléptico, mientras
en pantalla vemos morir a sus hijos y gente próxima, a alguien le cortan un
brazo antes de darle un tiro. Pero Buscetta a pesar de todo también ríe, canta, pasea en bicicleta, se acuesta con mujeres, contraataca. Los mafiosos gigantescos quedan
empequeñecidos frente a su voz en los juicios. El filme habla de valentía por
su parte, con el fiscal investigador que apoya las declaraciones del traidor.
Bellocchio hace un filme que trata de tumbarse abajo la leyenda de la Cosa
Nostra, y deja a un último hombre mítico en su lugar, a un tipo muy humano,
pero también bastante fuerte y decidido, a un hombre que llora ante verse inútil
frente a la muerte de sus seres queridos, y que declara firme enardeciendo al
gallinero, a unos jefes mafiosos como animales salvajes tras los barrotes, pero
perdidos.