El presente filme ganó la palma de oro. Costa-Gavras hace un
retrato contundente del inicio del gobierno militar de Pinochet. El retrato de
las calles es de un estado terrible de inseguridad, muerte y terror, que aunque
exagera un poco es un retrato artístico solvente y de los más potentes que se
han hecho del gobierno de Pinochet. El filme habla de la desaparición de un
americano socialista, idealista y pequeño activista en manos de las tantas que
ocurrieron durante el régimen dictatorial. Jack Lemmon y Sissy Spacek hacen del
padre y la esposa de éste americano que buscan hallarlo frente a un estado latino
que aliado de EE.UU. no pretendía hacerles daño a ninguno de los ciudadanos
americanos, pero como había tanta libertad de abuso y homicidio nos muestra el
filme hacían excepciones con todo tipo de opositores. El filme revela el apoyo
americano a la dictadura de Pinochet como una gran revelación de su año de
filmación, 1982. Pero en general luce un filme sencillo. Lo mejor de la propuesta
es el retrato visual que hace de las calles, de la inseguridad y la muerte.
Pone un buen suspenso en ésta inseguridad, proponiendo a un Lemmon valiente, muy
seguro de sí, hasta osado, pero pequeño frente a la gran maquinaria militar del
gobierno chileno de Pinochet. Es un filme que se centra en la desaparición de
un tal Charles Horman, un hombre común como persona pero excepcional al ser
extranjero, quien representa a muchos hermanados por la desaparición
extrajudicial, en un retrato humanista más que político, aunque queda bastante claro
que se trata de una dictadura y los buenos son socialistas, que dibujan como gente
pequeña que lucha contra un gran poder representado en un tremendo libertinaje
de violencia. Es como tener entre manos una causa perdida, una causa noble,
frente a un gran monstruo destructor, sanguinario y omnipotente. En ello el
filme es sólido, bueno, políticamente ya es secundario, aunque Gavras es de
política de izquierda. Lo que duele no es una ideología específica poderosa
–aunque hay de esto-, sino mucho más matar tan fácilmente seres humanos, como
lo que significa ese estadio lleno de cadáveres, clásico de las dictaduras. La
trama vale por una crítica general, de ello que aunque se identifica
rápidamente que se trata del gobierno de Pinochet no se menciona directamente,
pero es obvio, claro, al ubicarlo también en Chile. Horman es un tipo común al
punto que su padre lo cree un perdedor, pero ésta percepción cambiará cuando
vea que defendía ideas propias y planteaba la ayuda social y del prójimo. Para
ello Lemmon hace de un hombre capitalista y metido en sus asuntos, pero llegará
a valorar y comprender a su hijo, más allá de la sangre, porque inicialmente
–como muchos podemos pensar- lo cree medio absurdo y torpe, a lo que el estado americano
en un contundente monólogo agregará entrometido en asuntos que no le competen y
de un final más que lógico, comparándolo –irónicamente- con meterse con la
mafia. El filme no obstante es endeble cuando critica a los americanos y a la
derecha por buscar resguardar el tipo de vida americana y capitalista que los
identifica. También transmite muy poco en su hacer sentir la gloria de ser
socialista en lugar de capitalista, no propone ningún gran argumento en ello.
Pero lo deleznable a todas luces es el método, el verdadero talón de Aquiles,
el asesinato, la desaparición forzada, incluso de gente como Horman que puede
pasar hasta por un poco idiota. En esto se centra el poder del filme, en su
recreación de terror extremo, de grandilocuencia sobre la muerte. También
Gavras es entretenido, hila bien la dictadura a través de la historia de
Charles Horman. Tampoco tiene una estructura del todo convencional narrando los
sucesos. Hay creatividad estructural, pero dentro de la total claridad, sin
recurrir a lo paranoico, lo que hace del filme uno más notable. Con muy pocos
personajes enemigos el filme deja una figura muy precisa y firme global, gracias
a que en lo práctico el retrato posee tanto vuelo, proponiendo cine, un buen
relato, emociones, al tiempo que conocemos sobre una realidad histórica que
Gavras acomete con total fuerza.