sábado, 17 de noviembre de 2018

The Last Picture Show


Estamos a comienzos de los 50s en un pueblito texano, seguimos la vida de unos muchachos, en especial de 2 mejores amigos, Sonny (Timothy Bottoms) y Duane (Jeff Bridges). Están en la edad de buscar sexo, asunto por el que girará bastante la propuesta, y Sonny termina siendo el amante de la esposa del entrenador de su colegio, de Ruth Popper (Cloris Leachman). Lo que resalta de una de las mejores películas de Peter Bogdanovich es que no se hace mucha diferencia con la edad en cuanto a manera de ser, los adultos se comportan como chiquillos, y los chiquillos como adultos, y entre ellos surge una interrelación horizontal. La relación entre Ruth y Sonny aunque toca la diferencia de edad, ella se siente vieja a los 40s, en el trato es muy similar a cualquiera, ya que Ruth parece una niña enamorada. También tiene importancia que ambos son emocionales, y quieren vencer sus aflicciones mediante el soporte del otro.

Bogdanovich a ratos en sus diálogos hace ver medio cursis a sus personajes, no provocan sensibilidad, sino que lucen demasiado sentimentales. El héroe del pueblo, Sam El León (Ben Johnson) se mete un discurso de aquellos sobre una relación extramatrimonial en el pantano, igualmente por separado Ruth Popper –sobre su situación sentimental y matrimonial- y Lois Farrow (Ellen Burstyn) –sobre Sam, cerrando el círculo-. El filme retrata la realidad de la gente del sur, pero pierde cuando pone la música popular de la zona en momentos que considera típicos de ellos; suena la música country cuando se le quiere dar identidad al producto, y resulta fácil, redundante y hasta molestoso. Salvo además cuando le rompen a Sonny una botella de cerveza en la cabeza, que se ve bastante falso, como de utilería, el resto está bien.

El deseo de todos los muchachos, incluidas las jovencitas, de tener experiencias sexuales, está tratado con naturalidad, soltura y una dosis de realismo vulgar o corriente. Jacy Farrow (Cybill Shepherd), una chiquilla guapa rubia del pueblo, entra en esa búsqueda. De la mano de Jacy los dos mejores amigos pelearan; es la mujer como trofeo, pero que manipula por su sensualidad y físico a todos los machos a su gusto. Por otro lado sorprende descubrir que en la relación de Ruth y Sonny hay más amor y empatía que en las relaciones más convencionales. Entre ellos hay hasta diversión, chacota, se siente mucha complicidad. Por lo demás es vivir en un pueblito sin muchas aventuras extraordinarias, hay un cine, un billar, una cafetería y paramos de contar, en estos sitios vemos la sencillez de sus vidas. Es un filme muy americano, pero propio de sentirse uno identificado por su universalidad. El título alude al cine, los muchachos son visitantes comunes del séptimo arte, hasta vemos que ven una película de John Wayne.

Está grabado en bello blanco y negro, como buen cine independiente. Sonny es el personaje principal, aunque no habla mucho y es muy común; no presenta maldad, es un muchacho bondadoso, aunque se toma libertades con una mujer casada –pero es ella la que se le insinúa-; esto proviene también de la exaltación del sexo que hay en el filme, como de la admiración y ejemplo que produce Sam en los muchachos, también el dueño de casi todo, pero un tipo llano, humilde, aunque típico vaquero. Realmente vemos mucha intrascendencia en éste filme, observamos lo habitual en el sur digamos, sin poner énfasis tampoco en su aspecto más rural, lo rudo o rustico. Se producen dos muertes que tratan de tocar la sensibilidad del espectador, una expresada de manera elíptica, otra de forma muy visual. Apuesta por la emotividad, aunque no es tan audaz; y lo palia con el sexo, sin explicites, sino con mucho cuidado, como con los muchachos desnudándose en una fiesta, en una piscina, un clásico acto de juventud. The Last Picture Show (1971) es un filme coming of age entretenido.