Romeo (Adrian Titieni) es un médico intachable en un mundo
corrupto. Pero cuando su hija va a dar un examen para poder acceder a una
universidad extranjera de prestigio ella es atacada por un violador que no
consume el acto. La hija de Romeo, Eliza (Maria Dragus), queda algo perturbada
y no logra concentrarse para el examen. Romeo que tiene una vida decente pero
humilde en una pequeña ciudad rumana quiere un mejor futuro para su hija, por lo
que al ver peligrar la beca de su hija en el examen hace uso de sus buenas
relaciones y moviliza todo en su poder para que su hija pueda aprobarlo. En ese
lugar entra a tallar la ética, asunto que hace llorar escondido en los arbustos
a Romeo.
El filme se vuelve más complejo con las subtramas. El
favor a Romeo trae a colación una investigación policial. Curiosamente (e ingenioso)
algo que se podría decir pequeño puede llegar a tener grandes consecuencias. Las
ramificaciones del filme de Cristian Mungiu son coherentes, no son exageradas, la
negociación por el examen de Eliza se agiganta poniendo la vida de alguien en peligro.
Mungiu tiene muchos frentes, los mezcla muy bien, mantiene la cohesión y la
atención de cada parte. Hay muchas sorpresas y pequeños misterios (las ventanas rotas o el novio y una llamada). Mención especial del actor Vlad Ivanov que siempre le dan pequeños papeles pero los representa con impresionante soltura y naturalidad. Además, la relación
matrimonial de Romeo también tiene injerencia, hay una mujer más joven en la
vida de Romeo, interpretada por la novel y sexy Malina Manovici. El hijo pequeño de Sandra
–Manovici- aporta incluso a la meditación. ¿Cómo comportarnos frente a la
injusticia –humana y existencial-?, ¿Puede el mal empujarnos a hacer algo
incorrecto?, nos hace preguntarnos el filme.
Romeo ciego por el amor a su única hija debe tomar
decisiones, éstas lo persiguen y es que arrastra algunas sin resolver. Un momento
crítico desestabiliza todo el largo trabajo a cuestas de su hija. Eliza ha
aprendido de sus padres a ser ética y ahora ella también tiene que elegir
aunque Romeo –nombre algo irónico cuando pensamos que tiene una amante- es el
ente más activo del filme. A Eliza como joven no se le ve tan preocupada por su futuro.
No obstante los fracasos de sus padres rondan sobre ella. Como con aquella
última foto, como padre Romeo quiere que su hija sea más feliz que él. Pero la
chiquilla no sufre de ningún síntoma de pueblo pequeño (vida pequeña). El filme
asume los problemas con pasión – a los personajes les duelen sus decisiones,
las asumen en todo compromiso- pero sin solemnidad, tiene un toque muy
sencillo, clásico del buen cine rumano que es de los más capos tratando temáticas
comunes, muy universales, pero sensibles e interesantes.