domingo, 10 de agosto de 2025

Santiago


Lo primero que anotar de éste filme es que el director de la película el brasileño Joao Moreira Salles dice que el documental es más su mirada que la de quien se basa. Queda claro que Moreira Salles aplica su subjetividad y hasta dice que el documental no refleja una relación afectiva próxima horizontal -haciendo un especie de mea culpa como conclusión- sino la del hijo del patrón y el mayordomo que sirvió fielmente a su opulenta familia durante 30 años. El filme se basa en el mayordomo argentino Santiago Badariotti Merlo. Él le habla a la cámara de quien es, en qué basó su tiempo, su existencia, y en que lo basa actualmente. Ésta subjetividad del director llega a decir o dar a entender como que de cierta manera Badariotti ha desperdiciado su vida (como un tipo de Iván Ilich proletario), como quien habla de diferencias (luchas) de clases, deberes, y realmente ser libre y hacer lo que a uno le plazca, o poder hacerlo, como que la vida lo ha limitado y el propio Badariotti se ha autolimitado en esa caja social. Se puede entender que ésta subjetividad de Moreira proviene de cierto socialismo, aun cuando él representa justamente otro lugar de la pirámide. Igualmente se puede tener la lectura de que le habla a todo el mundo, en ser uno mismo y hacer lo que de verdad llevamos en el corazón, más allá de cualquier limitación, aunque suene un poco a algo ilusorio, fantasioso, un simple arrullo moral, si bien motivacional, o quizá puede que a un poco de cinismo. Lo que se equivoca el filme es que Badariotti parece que sí hizo lo que quiso, sólo que muchas veces le damos importancia a cosas que la muerte terminará olvidando o minimizando bastante, que le pasará hasta al más narcisista. No podemos ocultar que la muerte no engaña, es implacable. Así como quienes son realmente autónomos dan lugar a lo que realmente quieren, aunque el mundo tampoco se lo pone fácil a la mayoría y muchas responsabilidades, lo que implica madurez, también requieren de mucho sacrificio. Pero a grosso modo no es tampoco arduo optar por cosas simples que el mundo tiene mucho de ello, más allá de cualquier cuento publicitario de excepcionalidad, incluso de casos particulares. Badariotti pasó muchas décadas recopilando, escribiendo, sobre las aristocracias del mundo. Como Moreira Salles tiene un cierto aire socialista o puede que sea un tipo de disculpa esto le parece una especie de perdida de tiempo, como hablando de cierto absurdo. Un tipo de Ikiru (1952). Suena lógico pensarlo de cierta manera, más allá de la simpleza de la escritura, apuntes, o porque está copiando, como hace la mayoría, y no creando en realidad nada, que eso es lo más complicado, raro. Recopilando, citando, archivando simplemente. No obstante sin duda esto lo ha mantenido entretenido, un hobby que lo ha tenido entusiasmado por años. Él mismo dice que con esto ha vencido la soledad en su vida. Badariotti gusta de la alta cultura, se nota instruido, le atrae la música clásica, el teatro, la ópera, las plantas, lee mucho. Habla de manera sencilla, pero mucho de todo eso que le gusta. Se podría decir que es culto, "pobre" pero culto. Tiene una personalidad bastante expresiva. Denota mucha soltura, mucha facilidad de palabra, relajo, incluso un poquito de extravagancia. En un momento a lo Godard quiere que le filmen sólo las manos en movimiento. Cosa a la que accede enseguida el director. También se ha de apuntar que le piden que toque las castañuelas, recuerdo de infancia del mismo director. Uno pensaría, no sé, que lo va a hacer mal, tras tanto entusiasmo alrededor, pero lo hace de manera que brota mucha gracia en su performance, y efectivamente tiene su encanto, y así todo el documental. Es un personaje con sus aires -tiene su notorio engreimiento- pero que aun así cae naturalmente simpático. Uno hubiera pensado que el filme se enfocaría en su clase social, del tipo reivindicativo, como se suele estilar, también porque eso es de más fácil empatía que justamente hablar de lo que muchos llaman lo burgués, pero no es así, sólo al final se le coloca una reflexión general de esa índole que engloba todo el producto. El filme luce muy suelto, harto fluido, aun cuando vemos que le dan muchas instrucciones como si estuviera en un comercial de televisión. Es un documental entretenido, simple en realidad. Lo vemos a Badariotti en gran parte hablando desde su cocina y tiene sus buenas anécdotas. También revela sobre la opulencia de los Salles. El padre fue diplomático y ministro, pertenecía a la élite de su país. A Badariotti se le ve que le gustaba ser mayordomo, le encantaba la vida de los ricos. Como no pudo serlo ésta ha sido su manera de pertenecer a ese mundo al que le dedicó toda su existencia, dentro y fuera de su labor. El documental también alude a analizar que pasos seguir para hacer un trabajo cinematográfico que pase por interesante para mucho público, asunto que se nota porque hay más de una década de diferencia entre el primer intento y concluirlo. Indaga con la voz en off por donde moverse. Alude tres planos estéticos, tres fotografías representativas. Piensa en Werner Herzog. Así mismo parece implicar querer ser auténtico y de esto que suelte un mea culpa que más que destruir lo que ha hecho es en el fondo que lo justifiquen los demás, como quien se presenta humilde para ser aceptado. No ésta mal, porque es un documental solvente, el personaje por sí mismo vale haber intentando el filme, había materia. Es mejor personaje de lo que muchos pueden creer, si bien éste trabajo revela la liviandad de la existencia, pero no solo la de éste mayordomo, sino la de todos.