sábado, 20 de enero de 2024

Aqueronte y Viejo Hotel Ostende


Aqueronte (2023)

Como menciona el título de éste corto del español Manuel Muñoz Rivas se hace alusión al río Aqueronte, por donde Caronte transportaba en su barca, de orilla a orilla, a los recién fallecidos. El filme de Muñoz Rivas nos sube a un ferry que transporta gente común y corriente -o que actúan de ellos mismos, produciendo algunos momentos poéticos- y sus autos por el río Guadalquivir, Andalucía. En ese trayecto se suceden momentos oníricos o tenemos la sensación de que todos yacen en un gran sueño, metidos en el interior de un descanso y espera. Hay una puesta de escena que se mueve alrededor de la imagen fantástica del río Aqueronte, haciendo pensar que éste ferry español que estamos observando está como pasando por el mismo trance, como un sueño en que el tiempo se ha detenido, provocando cierta sensación de surrealismo donde la gente duerme el sueño eterno o espera su turno para ser uno aceptado en ese otro mundo. En realidad la gente que va en el ferry -como es normal- simplemente hace tiempo, mata el rato en calma, trata de no aburrirse con ese trayecto tan sosegado, tan de arrullo, con la naturaleza, el cielo, la niebla, el viento, la vegetación o los reflejos del sol posándose o haciendo sombra sobre ellos generando esa amalgama entre la realidad -viajes rutinarios- y la capa superpuesta de la mitología. Es así que Muñoz Rivas deja en claro que es solo una sensación, una puesta en escena trabajando los sentidos, cubriendo la realidad de esperar llegar a puerto, y en ese lugar llegamos a aligerar las impresiones y vemos a la gente hasta reír, interactuar suavemente, todos pasajeros del mismo viaje, que la muerte sobrevuela toda existencia, que es parte de nuestra humanidad y nos hace a todos compañeros del mismo universo, finalmente una comunidad, aun en las diferencias. El espacio -el cosmos- y la naturaleza -el río, la tierra- se reflejan más grandes que nuestros individualismos, aunque como con la luz que se posa iluminando el rostro de un anciano, cada uno de nosotros es capital, un universo en sí, un ser amado por otros, un ser importante para otros, como deja ver literalmente el filme.

Viejo hotel Ostende (2023)

Éste es un corto de celebración y promoción de un hotel de 110 años de existencia en el balneario de Ostende, Argentina. Verlo es como asistir a una lección de producción (cinematográfica) para estudiantes universitarios, dictada por Mariano Llinás, el director de la película, donde se enseña a pensar en un cine austero, un cine inicial o más arty donde predomina la creatividad. Primero tenemos una confusión que no es confusión en realidad sino es una entrada atractiva -chascarrillo incluido, señalando que va a hacer algo realmente suyo- sobre los orígenes del hotel y se pega a la parte documental (la info del lugar) que es otra parte de la estructura. Ésta idea de confusión se mueve en la ironía suave que es más un tipo de complicidad con el autor, con la personalidad de Mariano Llinás. No se siente como una comparación sino como historia, leyenda. El hotel argentino en sí es mostrado con sencillez, pero observamos fotografías con visitantes muy elegantes, de un aspecto clásico, típico, familiar, muy sano y edificante. Se habla de la hazaña pionera y curiosidad de veranear en un especie de desierto, surgiendo enseguida que es algo muy coherente, por medio de la explicación del filme, que siempre es clara, frontal. Ésta frontalidad es parte de la austeridad formal, muy lograda, así como presenciamos en otra parte de su estructura a Llinás haciendo una lista de lluvia de ideas, señalando las cosas visualmente de manera muy simple, definiendo el arte en la sensación de naturalidad. Llinás abiertamente trata de cumplir con un trabajo de marketing pero donde uno se siente identificado y es más que un trámite de ingresos pensando que el arte puede estar en todas partes cuando uno lo siente como propio, no el trabajo sino de cierta manera el lugar, dejar en el aire cierta empatía personal. Finalmente, más ocurrencia que otra cosa, plantea siempre una suave comicidad, balancea como un yin yang el concepto de cumpleaños. También tenemos un momento en particular bien Nanni Moretti.