viernes, 18 de octubre de 2024

The Substance


The substance (2024), de Coralie Fargeat, es una película que lo da todo en la cancha. Es una película que empieza uno diciendo que es obvia en sus postulados, e inicialmente uno puede creer que está frente al Yorgos Lanthimos hollywoodizado o más popular, pero pronto nos damos cuenta que no, que Fargeat es aquí auténtica, real, compleja y pretende el hecatombe, firme, contundente, como el hombre avezado en caída libre que abre próximo del piso el paracaídas consiguiendo vencer el peligro y gozar de la adrenalina, llevando sus postulados hasta las últimas consecuencias, pero no dicho bajo el cliché, sino es la gran bomba tal cual, la práctica hecha verdad. Es una película que enaltece al cine de género y lo propone en toda alevosía, llegando al extremo, es una película que por momentos fastidia, desagrada abiertamente, lo hace adrede, como un Cronenberg llevado a la potencia máxima, donde se hace tremendo homenaje a la magnifica e incomoda The Fly (1986), y es más atrevida, más gory, más impactante, que la mismísima Scanners (1981). Hablamos de El hombre elefante (1980) mutando al humor negro, a la sátira social. Fargeat actualiza el impacto, haciendo lo que pretendía el Cronenberg jovenzuelo, descolocar al público; en ésta época. Pero Fargeat no sólo hace esto, sino se distingue, hace algo muy propio. Implica sátira, humor negro, sobre el temor y el rechazo a envejecer, porque muchas sociedades apuntan a marginar a la gente mayor o a la que empieza a entrar en años, como quien caduca comercialmente, sobre todo cuando el dinero implica vender placer, lucrar con el sexo, y el atractivo físico o erótico o sensual es tan determinante para jugar en esa tribuna, atraer el deseo, y en consecuencia la atención que genere billetes. Hay muchos momentos donde éste filme te fastidia, como con el uso de la comida grasienta. Con su tipo de humor, abiertamente plantea el extremo, hacer que hasta te moleste mirar la pantalla, lo hace explotando el ridículo en determinadas oportunidades, la falta de vergüenza, el ir hasta más allá de los límites, de lo feo, y lo hace con verdadero delirio y con una coherencia que subvierte su obviedad y se convierte en la reflexión extrema -el acompañamiento- de la que es ante todo una película de género, una propuesta que parece no estar destinada a una sala de cine, no a lo convencional, una obra que quiere que mucha gente abandone sus butacas. Curiosamente defiende el derecho a envejecer contento o seguro de sí, pero con un canto de irreverencia juvenil -también como lo es el espíritu del buen amante del cine de género- o de la sabiduría de los años que leen a las juventudes. Pero es un filme coherente. El final desquiciado con litros de litros de sangre y el monstruo en pleno teatro es simplemente el horror psicológico del rechazo de la vejez. Más claro, imposible. El menosprecio que se mete hasta en lo propio, en cómo nos percibimos, como señala la identificación con la estrella del paseo de la fama como punto de retorno tras una mancha de desperdicio de comida rápida. Ese recordatorio de un tiempo otrora de gloria que ha perdido trágicamente su valor, por una sociedad que desmerece una etapa natural de la existencia, como con aquello de que en realidad somos uno, puesto que esa vejez también somos y seremos todos, entonces para que negarla, para que producir complejos, miedos, humillaciones. Pensemos que en realidad llegar a viejo es un especie de triunfo, como quien llega a la meta tras una maratón. El filme es una crítica a la superficialidad del ser humano, de la sociedad. Del ego y la vanidad. A la cultura del espectáculo e incluso a la cultura del sexo, el velar únicamente por nuestros botones más primarios. La trama no hace lección de la inteligencia, de la personalidad, de la experiencia, sólo del cuerpo, en donde la sustancia, como elixir mágico, trata de negar lo natural, el ciclo normal de la vida. El filme satiriza nuestra superficialidad, nuestra búsqueda constante de hedonismo que nos puede llevar a lo peor de nosotros. La propuesta lo hace con entretenimiento extremo, como haciendo una Terrifier arty, festivalera, pero a la vez muy midnight madness, en que se le abre la mente a los del culto de la juventud -a la potencia del físico- mientras nos divertimos con la última locura del cine, puesto que Fargeat lo ha conseguido, ha marcado momento. Es una película a la que no se le puede negar el aplauso, no por tener tremenda profundidad intelectual, si bien es un mazazo como tema de negar la vejez, más allá de la lógica de querer vivir del sexo y esto no remite al coito sino a la fantasía que seduce, como a sus derivados. Sino porque no ha venido a engañar a nadie. Porque se siente que Fargeat es realmente fiel al cine de género. Una maravilla las actuaciones de Demi Moore -sobre todo en el humor- y Margaret Qually -con lo erótico de su rol-. Muy buen manejo con ambas de la desnudez además. También bien por el profesionalismo de Dennis Quaid prestándose para tantos planos detalle desagradables. 

domingo, 13 de octubre de 2024

Wajib


Wajib (2017), le pertenece a la palestina Annemarie Jacir. Cuando uno dice, esa película no es mi tipo de película está dando una mala respuesta. Uno tiene que tener la mente abierta, ser curioso, aventurero, intrépido, amar la diversidad, lo impredecible, la originalidad, la creatividad del séptimo arte, del cine como expresión artística, intelectual, como espacio de trascendencia, un lugar para profundizar el mundo y la esencia y las capas, el sentir, el vivir, del ser humano en toda su concepción. No sólo ver al cine como entretenimiento, que también es una arista, de un conjunto mucho más grande y mucho más rico. Ésta diversidad no solo es proponerla propia de un estilo, género o temática sino que cada rincón del planeta pueda expresar su parecer de su existencia, siempre de manera constructiva, pensante. La presente película entra en ese perímetro, dándole voz a los palestinos, mostrando como ven su vida desde Nazareth, ciudad de Israel de las más pobladas por árabes y palestinos. Es la convivencia frente a un poder mayor, como lo demuestra ver algunos militares judíos en pantalla, que se les identifica con una presencia de cierta elíptica tensión o enojo. Pero Annemarie también se permite ser autocrítica con ésta sociedad de convivencia, como indica llamar vacas a cierta población y señalizar literalmente y en más de una oportunidad que hay mucho desperdicio y basura por las calles compartidas entre judíos y palestinos o árabes. El título del filme (Wajib) remite a la tradición de llevar personalmente la invitación para un evento importante, la boda de la hija de Abu (Mohammad Bakri). En lo que vemos ha regresado de Italia, para la boda de su hermana, el hijo de Abu, Shadi (Saleh Bakri, hijo real de Mohammad) y como es normal, tiene algunas discrepancias con su padre, pero nada que resulte extremo o pesado, siempre hay un ambiente de respeto y afecto entre ellos, aun cuando se enojen entre ellos, sobre todo Shadi que reniega un poco de la situación sumisa u oprimida de los palestinos. No obstante Abu -quien es profesor y es alguien muy consciente- remite también a algo importante, la propia familia, a cuidar de ella, de darles prioridad por encima de uno mismo. De ésta manera el filme le enseñará a Shadi que hay que pensar no sólo en uno, en lo que uno cree, sino en los otros, en los demás, sobre todo si los amamos o somos buenas personas, humanitarias, justas. Es como respetar lo ajeno, dialogar entre pensamientos distintos o subjetividades, expresado sutilmente, tal es aquella última imagen de la terraza a oscuras que empieza trasmitiendo cierta discreta melancolía entre una bohemia tranquila o familiar, para pasar a un canto que cierra con optimismo, con aprendizaje. En la trama o gran parte del metraje observamos a Abu y Shadi compartir el auto, uno viejito pero leal, y todo un día entregando montón de invitaciones a la boda de la bella joven hermana (Maria Zreik) que presenciaremos en cierto momento lucir todo su atractivo originario, su escultural figura, de manera formal. Padre e hijo interactúan con mucha gente y vamos ahondando en sus personalidades donde hay su buena identificación clásica. Abu es un hombre sufrido, su mujer lo abandonó con sus 2 hijos (pero el filme será intrépido, producto de la mirada femenina de la directora, y tratará de comprender o sopesar a la madre). Esto habla de resistencia, no de violencia (cuando se suele estigmatizar al árabe o palestino), sino de amar de verdad a Palestina, no solo desde un lugar extranjero y distante o cómodo, sino desde donde las papas queman, amarla con todo su sufrimiento real. Pero el filme no busca ser triste, sino muestra más bien gente inteligente, amable y en situación económica estable, pero al mismo tiempo de alrededor se puede percibir esfuerzo y cierta pobreza. Es una propuesta que muestra que las personas o países se parecen mucho en sí, y que más que ver diferencias, es notar que nos parecemos todos mucho más de lo que creemos o queremos creer. Es una obra austera pero bien hecha, que te engancha, parece cine independiente, de interactuaciones sencillas, cotidianas, pero exhibidas sin el típico toque arty disforzado, forzado o vacío. Éste filme respira comprensión, autenticidad, personalidad real y amabilidad. Tampoco busca ser muy político (aunque se oye decir del padre que el cine es político, mientras el joven no lo cree así). Por el final hay una explosión intelectual en ese orden, una confrontación de miradas o posturas, pero abunda la cotidianidad, lo simple, lo universal, el viaje de la dificultad campechana, de lo que conoceremos a muchos palestinos -de a pie pero con su ligera e interesante distinción- de cara a una familia protagonista particular, próxima pero exitosa, bien palestina. 

jueves, 26 de septiembre de 2024

Kinds of Kindness


Ésta película del griego Yorgos Lantimos con guion suyo y de su compatriota Efthimis Filippou, con quien ha hecho sus trabajos más locos, como Canino (2009), Langosta (2015) y El sacrifico de un ciervo sagrado (2017) es una obra de 3 historias que duran casi 3 horas en total, teniendo entre 50 minutos a 1 hora de tiempo cada una, tiempo más que suficiente para explayarse en libertad, historias que llevan de terror y que pueden encajar en la serie La Dimensión desconocida. Son historias raras, pero comprensibles. Se nota que Lanthimos no ha hecho uso de un presupuesto desmedido a lo big Hollywood pero posee nivel de producción, muy buena estética y cuidado en cada puesta y requerimiento de escena. Recurre a actores renombrados como su ya habitual, la hermosa, Emma Stone que siempre deja todo en la cancha y se presta prácticamente sin límites al universo mental de Lanthimos, por lo que la veremos varias veces desnuda o teniendo sexo y siendo melodramática o emocional en muchas escenas extravagantes. Con ella se luce un pequeño reparto que repite participación cambiando de personaje y exigencia en las tres historias. Así tenemos a la ascendente como actriz Margaret Qualley quien también deja ver su bella (y espigada) anatomía y se presta para escenas WTF. También así tenemos a Jesse Plemons quien ganó mejor actor en el festival de Cannes 2024 por sus performances en ésta película. Willem Dafoe, quien ha dicho en entrevistas que (como todo buen actor) le gusta retarse a sí mismo e intentar siempre salir del molde, igualmente se entrega a lo impredecible (lo llegamos a ver a su vez desnudo). La primera historia nos habla de hacer todo lo que alguien diga para obtener una vida excepcional o de privilegio, aun cuando nos pidan romper con nuestro código moral, a pesar de vivir dentro de una vida de muchas trasgresiones y libertades, pero por lo mismo se le exige a un tipo (Plemons) que vaya lo más lejos posible en su devoción ciega, y esto es matar a una persona. Todo el mecanismo parece muy loco, pero se mueve  a través de tomar la decisión moral o inmoral del asunto. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar por una vida acomodada o excepcional?, para ello curiosamente no se nos exige talento sino devoción, ser servil sin miramientos ni discusiones. Todo esto bajo el eufemismo del amor. La segunda historia está mucho mejor diseñada y profundizada en la muy recomendable película Rompiendo las olas (1996), de Lars von Trier, donde Emily Watson es absolutamente maravillosa como actriz. Lo que puede cambiar un poco es la parte esotérica digamos, donde un tipo (Plemons), que pierde la razón, en su imaginación obtiene retribución, que es que la sospecha de su enajenación es real, que su actual mujer (Stone) no es en realidad su mujer. El tercer relato aparenta ser el más extraño, pero no realmente para América-USA puesto que simplemente habla de una secta (religiosa) y las condiciones que se requieren para ser parte de ésta, con su propio culto y sus propias reglas. Ésta secta como todas busca que salgas de algún tipo de estrato de decepción (aquí un matrimonio, que es particularmente tóxico y hasta peligroso), el punto de encuentro, y a cambio te ofrece su modo de vida -donde suele anidar la extravagancia- pero de la misma manera como todas las sectas te exige devoción absoluta, tal cual pasa con las tres historias de ésta película que comparten el sentido del irónico-reflexivo título, de humor negro. La secta busca autoafirmarse, por ello está en busca del milagro que se puede entender como la resurrección o el/la mesías y en esto es como que todo tiene que encajar aunque todo sea caótico o absurdo. Que Stone recurra a un bello auto deportivo y lo maneje similar a un típico joven millonario no es gran cosa, puede pasar por algo tonto o banal, pero que choque también es darle un tipo de significado, aun cuando es un momento impactante o desconcertante, como perversamente irónico, como es parte del conjunto y de lo que habitualmente corresponde al hacer cualquier cine friki. Lo que se agradece es que a pesar de todo, de aciertos y fallas, de para bien como para mal de tomarse su tiempo -de aguantar el misterio, adornándolo siempre-, Lanthimos y Filippou sí son inteligentes y no son gratuitos. Hay tierra detrás del horizonte del mar. 

sábado, 14 de septiembre de 2024

L'empire


Ésta propuesta del francés Bruno Dumont es una película que tiene todo para ser señalada en primera instancia como una mala película, pero dicho entre comillas, porque se convierte en una obra aceptable, ya que abiertamente trata de ser irreverente, no teme que la cataloguen de una mala película, y plantea sus propias reglas con alevosía y realmente funciona. Entretiene bastante y hasta es interesante, por lo que es de esas malas películas -por su honestidad positiva o a favor- que en realidad son películas decentes. Es una propuesta que abiertamente es disonante, y así fácilmente puede encajar en el disgusto del público o de la mayoría o de los modelos convencionales y ser denominada una obra a reprobar, porque chirría en su conjunción. Esto es una vida campestre ordinaria europea con un mundo que coge algunos elementos como decir de Star Wars (1977) y lo mezcla hasta con un escenario bíblico con extraterrestres. El relato nos descubre el apocalipsis y al anticristo, pero lo hace de manera ligera, sin demasiadas pretensiones filosóficas, oscuras, temibles u esotéricas, ni siquiera muy alegóricas, aunque muchos seguramente verán alguna parodia política, pero en verdad sólo es Dumont (guionista del filme además) riéndose un poco con el séptimo arte, disfrutando del cine y su libertad como entretenimiento (arty), un lugar para proclamar o trabajar hasta lo imposible. El ser humano es importante para los extraterrestres quienes se hacen pasar por personas comunes y corrientes. En ello hay la típica manipulación del pensamiento enajenado de la invasión de cuerpos. Todo empieza muy casual, una ex esposa de pocas pulgas se lleva furiosa a su hijo para que de pronto aparezca un sable de luz y un acto provocador, como con las cuidadas (pocas) escenas eróticas donde, a lo Romeo y Julieta, una mujer (súbdito de otro mundo) se entrega a un demonio. El mismísimo Belzébuth aunque espacial (Fabrice Luchini) tiene un aire cómico. Lo vemos ahí lujurioso, contento, frente a una gorda vestida de sadomasoquista, en tacos altos y sin brazos, que le baila a pocos metros, una extraterrestre más, salida de la imaginación fresca de Dumont, quien por ratos parece hacer uso de la era victoriana, como contextualización parcial o hibrida, como también de la época de los reyes de Versalles, junto con una etapa medieval, de caballeros y equinos ubicuos. En el filme, tal cual se dice, el mal y el bien están entremezclados, y aun cuando unos se autodenominan o se dejan ver propios de la luz o el bien, pretenden un poco el mal y viceversa. Al final el universo conspirará contra lo extraordinario -la guerra de los mundos o de las galaxias- en favor de la "simplicidad" humana, esa que no contiene el deseo y la carne, o enarbola la liberalidad o la ligereza del encuentro sexual, como se deja ver en pantalla. Dumont hace cosas como para ganarse al público de a pie, especialmente al francés, tan cinéfilo, aunque nunca deja de hacer lo que le da la gana y esto se ve que le puede costar o le ha costado público en general. Es una película que se entiende tranquilamente, y más que decir que es una propuesta WTF, es una película que usa cosas ordinarias como base -en un 65% digamos- y lo espolvorea con sci fi y lo hace chocándolo entre sí, luciendo abiertamente incongruente, como ver diversas naves espaciales extraterrestres estéticas o laboriosas en medio de la limpia ruralidad gala que estimula pensarla un lugar de veraniego. Ver un sci fi en la piel de lo ordinario no es novedad pero tampoco es abundante y tiene siempre su encanto. Así mismo el ridículo no es defecto sino parte de la diversión estructural, como con un Belzébuth que recuerda a Mel Brooks, o la exhibición de una gendarmería clown bastante despistada. 

domingo, 1 de septiembre de 2024

Longlegs


El director de la presente película es Oz Perkins, el hijo del querido actor Anthony Perkins y aquí hace una película sobre un asesino en serie, como lo era Norman Bates. Longlegs es el asesino en serie del filme pero tiene la particularidad que no yace presente en el lugar explícito de los homicidios, produciendo un misterio de porqué los padres de familia de cada hogar escogido en una fecha recurrente -según una misiva que se suele encontrar, firmada por el tal Longlegs- terminan matando a sus propios seres queridos en total acto de demencia. En ese sentido el filme se inspira en la serie True Detective (2014), la excelente primera temporada, y en Zodiac (2007), en la parte de investigación sobre un asesino en serie. De True Detective recoge la contextualización del campo, de lo rural, de aquellas casas que parecen granjas modernas. Se ubica en el estado de Oregón. Pero el filme va más allá de una investigación realista e implica el terror puro y duro con buenas escenas de miedo y gore impactante. La explicación del filme no convencerá a todo el mundo porque es como si en realidad no existiera, pero se ampara en el cine de género, en la libertad del espectáculo, y tampoco es malo, salvo para quien se ajuste o fije a la parte donde Maika Monroe como Lee Harker, una especie de Clarice Starling, hace su búsqueda e interpretación de lo que está ocurriendo. En esto entra a tallar que ella tiene visiones de su pasado que ha olvidado o no quiere reconocer porque le es traumático. Es un filme que se justifica en el imaginario del cine de terror, sólo que la guía es una joven agente del FBI -en constante estado de tensión- investigando un caso policial. Como tal, visto bajo el código del cine en sí mismo, es un filme atractivo. La explicación no es complicada de entender, porque no va por convencerte con pruebas (pero sostiene su relato en la libertad del arte), sino sobre todo contarte una historia como a la luz de una fogata donde se te trata de asustar y en ese lugar lo hace muy bien la madre de Harker (Alicia Witt) que tiene varios elementos interesantes en su figura. Es una película que se plantea en los opuestos, el amor desmedido de un padre con el que les hace daño. Hay una figura retorcida bien trabajada en el ambiente, creepy, que suma bastante y ya venía buscando el director con anterioridad. Nicolas Cage luce un poco ridículo, pero al mismo tiempo es genial su compromiso con el arte y poder actuar en papeles bastante extravagantes, sin miramientos de decoro si se quiere decir. 

lunes, 19 de agosto de 2024

The Beast


La propuesta del francés Bertrand Bonello bebe del cine de los/las Wachowskis y es una película de ciencia ficción que mediante un mecanismo futurista, y se dice que lo que hoy es magia o misticismo mañana será ciencia, o como decir lo que hoy es ficción mañana será una realidad, trata de purificar la mente o convertir a las personas hacia un estado más de perfección o mecánico, con lo que se producirán menos errores y muy poco sufrimiento en nuestras vidas, pero nuestra protagonista, Gabrielle (Léa Seydoux), no quiere sacrificar para conseguirlo al que considera su amor verdadero. No desea perder sus emociones y en ello el filme defiende la existencia del dolor, del miedo o de las fuertes ansiedades, porque se nos dice que todo esto nos hace sentir vivos, como quien no quiere rendirse ante la inteligencia artificial o el futuro (lo que en cierta manera alude el vacío), ese que mediante sueños o simulación le pasa revista a las múltiples vidas de un ser humano. El relato es por un lado como estar dentro de una sesión de psiquiatría. Se quiere sanar de las imperfecciones (que debemos atravesar rumbo al nirvana) y esto es justamente ser feliz con La Bestia, la que representa la mala suerte, el dolor y la muerte. Gabrielle siente un amor muy fuerte, muy real y es capaz de hasta enfrentar por éste a un asesino en serie en potencia. Es aferrarse a alguien y no querer soltarlo, las razones en el fondo son tenues pero el amor muchas veces no contiene explicación, pero aquí aplica trascendencia por tener o desaparecer las emociones en general, lo que nos hace humanos, lo que nos hace sentirnos vivos. La existencia pasa por aferrarse a lo difícil de asir, a lo que parece condenado o condenarnos al fracaso. En el futuro todo parece manejable, todo parece fácil que hasta la liberalidad no contiene ningún tipo de señalamiento de corrupción en una habitación destinada para ello, pero esa liberalidad se percibe muerta y eso es por lo que en el fondo lucha nuestra protagonista. Ella se topa con los mismos errores o constantes, aun cambiando de contexto, y en ello se puede entender que se anhela una salida espiritual más que una tecnológica. Gabrielle se ve como una persona básica y algo torpe, como quien además se acoge a cierto primitivismo. Bonello fabrica una narrativa creativa a un punto. Cuando parece recorrer el lugar común logra pegar el salto hacia la novedad, dejándose entender. Las 2 historias de vida de Gabrielle están bien narradas, de por sí son atractivas. El filme está despojado de contener mucho ornamento visual, si bien siempre hay nivel estético. El sci-fi es hacer ver a Gabrielle más que un ser humano, una actriz interactuando con sus memorias, inspirada en alguien pasando por algún casting de principiante, con una Seydoux mostrando talento todo el tiempo y con un George MacKay que en adelante hay que recordar. Gabrielle se introduce en un aparato a lo Cronenberg y termina sorprendiéndose con los Trash Humpers (2009). La trama del filme es como rebobinar una cinta una y otra vez, que recuerda a Eternal Sunshine of the Spotless Mind (2004). 

sábado, 10 de agosto de 2024

The italian connection (La mala ordina)


Éste es uno de los mejores poliziotteschis que se han hecho, películas de crimen, policiales de marca italiana, y que llevan mucho de spaghetti western. El director es artífice de varios poliziotteschis míticos. Fernando Di Leo, de quien dicen que inicialmente trabajó con Sergio Leone. Cómo sea, Di  Leo logró destacarse en estos policiales, bastante entretenidos, llenos de personalidad, estilo y hasta originalidad. Di Leo a su manera logra ser creativo con el realismo que le impone a sus escenas de acción, unas que llevan algo de las películas de kung fu de su época, con peleas a puño limpio aunque al estilo occidental, dentro de peleas callejeras. Tiene una escena de persecución por auto continuado a pie que es de lo más perfecta y gloriosa, llena de adrenalina, verosimilitud y un infaltable toque de espectáculo y excepcionalidad. El final con la grúa y el depósito de autos abandonados es igualmente una maravilla. Ahí se enfrenta el héroe del filme, un John Wick digámosle más realista o más humano o más vulgar, con dos asesinos gángsters americanos que suponen de élite -como salidos del famoso cuento de Hemingway-, interpretados por Woody Strode y Henry Silva, con 58 y 46 años respectivamente. Nuestro John Wick italiano setentero, Luca Canali (el alemán Mario Adorf), alabado por su cabello aunque bastante menospreciado por vivir de un trabajo ruin como el proxenetismo, se ve culpado por El Padrino de Milán (Adolfo Celi) y ahora todos lo quieren ver muerto, pero Luca que es visto como un perdedor, el tipo más bajo de la cadena criminal, sorprenderá a todo el mundo con su capacidad de sobrevivencia y de combate, un deleite para el amante del cine de acción. El filme es super sencillo pero muy competente en lo suyo. Hay en ésta película una onda musical de liberalidad, barata, con la prostitución por doquier. La propuesta presenta mucho erotismo. La hermosa actriz Femi Benussi hace de una furcia y se le ve discutir con Canali completamente desnuda por buen tiempo. Su escultural figura es exhibida por todas partes y lo hace actuando increíblemente bien, con fuerte dramatismo e intensidad. Canali luce aunque proxeneta, vividor de mujeres aunque se pretende tipo manager, como una figura atípica en el imaginario de Di Leo, se le muestra como un buen tipo, buen padre, con muchos amigos capaces de dar la vida por él. Es algo pendenciero, semejante a un bacán del barrio, pero sólo eso en apariencia. La mafia de Milán lo coloca misma carne para los tiburones -quien empieza de lo más despistado- y termina enfrentando a los tops prácticamente sólo. El Padrino le dice en su cara que es un perdedor y por eso lo escogió y ésta es la gracia de la película. Es una obra sin pretensiones filosóficas de ninguna clase, pero vaya que se disfruta. No se siente simplona o redundante como le pasa a muchas películas de cine puro y duro. 

miércoles, 7 de agosto de 2024

MaXXXine


MaXXXine (2024), de Ti West, llega para cerrar la trilogía y lo hace ya con la espera de un cuantioso público, estrenada en muchas carteleras comerciales. Maxine (Mia Goth) es una actriz porno que quiere convertirse en una actriz seria digamos, y ella lo ve lograrlo con protagonizar una película de terror, cosa que en el filme de Ti West deja volar que las películas de terror están muy infravaloradas o menospreciadas, tal cual el personaje de Maxine quien se repite siempre a sí misma, que ella debe obtener una buena vida, no conformarse con nada que no anhele. Con éste pensamiento automotivacional, Maxine, es una mujer muy dura, hasta no escatimar ser muy violenta y criminal como medio de sobrevivencia y existencial. Maxine tiene de personaje malvado o antihéroe que no es lapidado, más bien es nuestra guía y personaje atípicamente gestado con ganarse al público y no está mal porque el cine permite que se vea todo tipo de historias y gente, sin recurrir necesariamente al lugar común. Maxine es como toda persona que quiere ser importante, excepcional, pero quizá no esté destinada para ello. Es entonces que el método que escoge o se lo permite se pliega en paralelo a ser el peor de todos en cierta manera, como con ese agente gángster (Giancarlo Esposito, quien recuerda ligeramente a M. Night Shyamalan) encargándose del pasado de Maxine (con un gran Kevin Bacon perpetrándose en la imagen del Nicholson de Chinatown, 1974), quien bajo tanta iniquidad se unge de tremenda luchadora, sólo que dicen que lleva el diablo dentro, que es una expresión que refiere a esperar todo de ella, y al mismo tiempo se asocia con temer terminar destruida. La presente propuesta se mueve en el thriller de los 80s, al estilo de Abel Ferrara, por calles californianas a lo New York, con un asesino en serie suelto en plaza y cadáveres de prostitutas marcadas como ganado. Esto no es novedoso, pero no deja de ser entretenido. La novedad llega por el desenlace, con un giro o descubrimiento y unificación de líneas narrativas, pero se respira en esa definición cierto humor. Por el final se vuelve por una parte una película de cine B de acción a lo Chuck Norris, junto con dos policías en las performances de Bobby Cannavale y Michelle Monaghan. Cannavale duda a cada rato de su propia imitación de policía asertivo o astuto, como el propio Ti West lo hace con su película, con el cine de género, con la prostitución, o con el porno, en varias oportunidades, con la aceptación en general u oficial. Se plantea como obra y lugar de identidad propios de un underdog, de los que se ganan a la gente, aun cuando Ti West hace lo suyo en toda libertad. Por ello no es un filme redondo en cuanto a trascendencia, pero no deja de ser coherente y más que decente, aun cuando hay que tener cierto sentido del humor, como afecto por el cine B, como espectador. Hay varias referencias a Psycho (1960) con la que interactúa hasta en el set de ésta mítica película. Ti West espolvorea conexiones, como con el yeso y la propia transformación de Mia Goth en anciana, y con éste personaje desquiciado con la biografía de la madre de Norman Bates, proponiendo una argumentación interesante a ese respecto, como también recordándonos el futuro que le aguarda a Maxine expuesto en X (2022) donde nos encontraremos dentro de una extraña dimensión y ejercicio de cine imaginativo en el cual se unen distintos tiempos y edades de un mismo personaje en una especie de revelación. La historia de Maxine es la historia de la mujer que no quiere una vida ordinaria, una vida aburrida se podría decir, aun cuando a ella le persigue la derrota, tal cual cuando ella suspira melancólica frente a su propia cabeza desmembrada rogando porque consiga sostener una carrera como actriz de hollywood, que su sueño nunca se termine, si bien el filme apunta a sólo un momento de fama efímera dictado por el caso policial, e igualmente como le pasa a muchos aspirantes. Como bien dice la directora de cine (subvalorado) que hace la actriz de origen cosmopolita, la australiana Elizabeth Debicki, que parece una amazona moderna salida de alguna élite, se quiere conseguir completar una película con pensamientos, con ideas, aun en un empaque de cine de género, y hay varias en el ambiente, en MaXXXine, aunque pesa entretener, pero con personalidad y a esa vera nadie le quita lo bailado a Ti West. 

martes, 30 de julio de 2024

Taste of fear


Taste of  fear (1961) es una producción de la Hammer escrita por Jimmy Sangster, muy reconocido en la productora y éste uno de sus mejores trabajos como habitual guionista. Dirige Seth Holt. Es un thriller y una película de suspenso. Lo primero que hay que decir de ella es que es una película muy ingeniosa, no es lo que parece y lo digo de verdad. Puede señalársele de un poco tramposa, pero esto es parte de la trama también y es una lucha de poder aunque un juego invisible además. Es una película de investigación, hay un hombre que se le presiente desaparecido, asesinado, y ahí entra a tallar el efecto de la imaginación, la locura, un juego psicológico, si bien al final como película quedará como otra cosa, optará por una afirmación straight, frontal, dentro de un toque novedoso. Hay pocos personajes pero todos conllevan riqueza de complejidad. Tenemos al gran Christopher Lee como un doctor y mejor amigo. Realiza oficialmente un personaje secundario, pero como hay pocos todos son muy importantes. La trama maneja muy bien la imagen de la protagonista, una chica en silla de ruedas, interpretada por Susan Strasberg. Ella lleva una notoria indefensión, fragilidad física, que se pone bajo el reflector en varias oportunidades, pero es una chica valiente y aventurera. Ella hace de la detective de la historia. También es interesante el papel del chofer, con muy buena performance de Ronald Lewis, que hace de galán y se roba un poco el show, dibujado con mucha forma, para hablar incluso. Es valioso ver como socialmente lo tratan en su entorno, como por la joven rica (amistosamente, horizontalmente). El chofer sabe su lugar como obrero, pero al mismo tiempo llega a ser audaz con la muchacha rica. Le dice algunas cosas osadas, pero perspicaces. Cero amor telenovelero de por medio. Es una película que por el final resulta brutal, pero en mayoría del metraje todas son suposiciones. No obstante siempre es un filme de aspecto clásico, elegante, muy sofisticado para el grueso de la entretenida Hammer, pero de los que se dejan entender aunque para lograrlo hay que hilar un poco.  

miércoles, 17 de julio de 2024

L'hypothèse du tableau volé


La inteligencia humana es inacabable, siempre un lugar para sorprenderse en infinidad de áreas y lugares y el arte es uno de sus medios para pensar y mostrar justamente toda esa cualidad de admiración que uno siente hacia la mente del ser humano, llamémosle creatividad, uno de los pilares más importantes del mundo. El chileno Raúl Ruiz disfrutaba realmente con el cine, es parte de ese grupo de amantes del arte que desnuda pasión. No todo es popularidad sino buscar hacer algo especial con ese medio que tanto amamos. Ruiz es popular, sólo que entre los amantes del cine más arty, pero representa igualmente a una minoría. Éste filme es un mockumentary. Seguramente Ruiz habría visto F for fake (1973), aun cuando lo suyo trabaja creando algo muy personal, muy propio. A Ruiz se le nota que como todo apasionado de su profesión le gustaba experimentar, generar novedad y el cine tiene mucho de ello con el amante y con el gestor hardcore del cine. Es un espacio para generar (algún tipo de) entusiasmo virgen y así sucesivamente, aun cuando se ha recorrido bastante. El que de verdad se apasiona por algo se mueve en ésta religión, la de jamás dar todo por hecho. Hipótesis del cuadro robado (1978) da para muchas ideas y mucha plasticidad interpretativa. Es una película que se fija a una investigación, que comanda (es quien la piensa) un coleccionista de arte (Jean Rougeul), coleccionista que analiza 7 cuadros que yacen según él en una serie que veremos a través de tableaux vivants, una mezcla entre teatro y museo de cera. Ésta ligazón de los cuadros vivientes parecen aludir de paso al séptimo arte y de ésta manera Ruiz se mueve sobre la teoría cinematográfica, como sobre la crítica de cine, un lugar para enriquecer el arte, para enriquecer una película. No sólo es juzgar, mucho menos banalmente o ligeramente, o ser simplista y fijarse en aprobar o desaprobar, sino se trata de que ese artefacto entre manos se proyecte intelectualmente, profundizar en éste, aportarle más belleza, generar una experiencia más grande. No sólo es una mirada fría, enconsertada y limitada, sino una que justamente maneja semejantes reglas al director de cine. Pero Ruiz también satiriza un poco al coleccionista, al interprete. Deja en el aire que de cierta manera es positivo que se sugiera y no se de todo servido, para que el artefacto nunca se acabe, que todo no esté dado por hecho. Es así que la ambigüedad manejada en el tipo de producto estudiado es ardua, sobre todo cuando falta un cuadro de los 7 para la interpretación. Se dicen muchas cosas interesantes y hasta descabelladas, se habla de oscuridad, se mencionan cultos satánicos, se atribuyen códigos ocultos que llevan todo a parar a lo andrógino. El filme se inspira en la literatura, los ensayos, las novelas y la filosofía del francés Pierre Klossowski. El nombre del pintor de los 7 cuadros es sacado por Ruiz de la imaginación de Klossowski, llamado Tonnerre. Es una película que también se burla un poco de la censura, por digamos una ideología política o que atañe a cierta moralidad. Al ser un producto ambiguo y que estila sugerir no explicitar es destinado para pocos, sin embargo la investigación de éste mockumentary alude ser un caso vox populi que incluye la intervención y decisión del estado e incluso involucrar a toda la sociedad, que se deja ver que se infla demasiado el globo y esto hace pensar en lo arbitrario, en la dictadura, en la ignorancia del poder. Ciertamente hay indicios backstage de criminalidad -bajo una difícil elipsis apoyada en la cultura y la lectura de una novela- y se encuentra el sacrificio de algún tipo de revolucionario pedestre inspirado lejanamente en un santo. No obstante entra el humor de no verlo -o no poder entenderlo- y más preocuparse por momentos inocentes o plantearlo simplemente a través de la desconfianza, como con la mitología griega y la absurda guía de un espejo -que sigue a otro y a otro- o elucubrar corrupción por medio de templarios (expuestos como simples soldados) que yacen como tomando el té en una partida de ajedrez frente a un enigmático observador, entre amigos, camaradería, no alude a Dios ni a la guerra en sí. Puede ser ésta además una lectura hacia el cine comercial en general. Es una película que tal cual lo expresa no pretende resolver directamente el caso -nunca aparecerá el cuadro robado- sino tira los hilos del espectador mediante una muy buena puesta en escena con recursos visuales sencillos, pero con tremenda estética, gran formalidad, elegante, culta, como si paseáramos por un bello museo. 

jueves, 4 de julio de 2024

Condenados


Ésta es otra de las grandes películas del español Manuel Mur Oti. Adapta la obra de teatro de mismo título del mexicano e hispano José Suárez Carreño. Es una película bastante interesante por su capacidad de argumentar sus propias ideas en pantalla, que lo hace con suma claridad e inteligencia clásica. Inicialmente tenemos a una mujer sola en un gran terreno con animales y siembra, llamada Aurelia (Aurora Bautista), que yace como apestada, nadie en el pueblo quiere trabajar para ella, ya que su marido ha matado a un hombre por celos, por simplemente desearla y mirarla digamos que con anhelo. El marido, José (Carlos Lemos), no quiere que nadie ame o desee a su mujer ni con el pensamiento, no importa que no la corteje en absoluto, la tentación y la duda le bastan. José está loco por su mujer, la ama con harta pasión, no exento de imponer su fuerza y de paso algo de machismo. Aurelia le corresponde por completo, lo ama de verdad, pero como toda mujer puede caer en cierta inocencia en el trato con otros hombres de aire perspicaz o audaz o incluso su amabilidad o necesidad proyectarse hacia otra cosa. El marido le hace ver que no solo el crimen lo ocasionó sus celos, sino ella de cierta manera. Aurelia no ha correspondido a nadie directamente, pero al no marcar una distancia o proponerse precaución puede caber que alguien se atreva a cortejarla. Esto puede sonar exagerado, en realidad lo es en cierta manera, pero también el mundo presentado en ésta historia rural y social muestra que a muchos hombres no les importa pasarse por encima los matrimonios, quitarle la mujer a otros o jugar simplemente con ellas. Sopesando nuestra contemporaneidad donde ser el amante apasionado es llevado a lo alto de la celebración colectiva de lo cool, resulta interesante volver atrás y pensar en que también podemos llegar a ser ese marido que algunos tratan de burlar, que no todos serán los amantes, el lugar cómodo, sino puedes enamorarte, amar a alguien, casarte y no vas a aceptar que intenten quitarte el objeto de tu adoración o que cortejen lo que tiene dueño, destruir lo ajeno. Es así que en realidad echarle porras al gran amante pasajero es todo menos honroso. Pero la contemporaneidad muchas veces suele decir otra cosa. También a muchos propios de esa misma contemporaneidad liberal a cotejar puede molestarles que el marido pueda llegar a sentirse poseedor de la mujer -aunque duda bastante con perderla, hasta ya asomar cierta enfermedad- y ésta le responda que en efecto ella le pertenece. Incluso el que viene a hurtar dice que por lo normal ningún hombre abandona tres cosas en la vida, su caballo, su rifle y su mujer. Luego hasta apunta con cierta soberbia o desatino (llegado a autocomprenderlo) que produce cierta lastima ver las condiciones en que se hallan. José es sentenciado a 20 años de cárcel y Aurelia no puede sola, a éste paso va a ir rumbo a la miseria. En el inicio ella en un plano picado sube las escaleras para ir a dormir como quien sube una enorme montaña cargando un gigantesco peso, una gran melancolía, una gran soledad y abandono. Bajo ese contexto es que aparece Juan (José Suárez), un hombre muy trabajador, muy habilidoso para cuidar de la tierra y de los animales y Aurelia medio que sin salida, pero feliz de hallar a alguien que le ayude a salir adelante en lo laboral, lo contrata. Juan tras años pacientes -tampoco es cualquiera, sino es prácticamente el obrero ideal o la mejor clase trabajadora- convierte la tierra en muy próspera. Antes se enfrenta al pueblo. A ese respecto se da una maravilla de puesta en escena en medio de sombras y como en un espacio western, sugiriendo como estar entre ruinas griegas, donde es rodeado por los hombres del pueblo cuales vampiros al acecho. Estos tratan de intimidarlo, que no ayude a la mujer. Todos respetan y temen a José. No obstante Juan es un tipo muy duro y muy confiado en sí mismo, tampoco teme a nadie y pronto lo deja en claro. Juan es un tipo de armas a tomar. Es una película donde nadie es blanco ni negro, sino hay cierta perversidad o matices en cada uno, o ideas donde puedes convertirte en mala persona, sobre todo los hombres, en un mundo donde pelean por las mujeres, destinadas a ser cuidadas. Aurelia en un momento trabaja muy poco gracias a Juan y dice que las manos se le están poniendo como las de una reina, lo dice con felicidad y cierta humildad, frente a un Juan que todo se lo toma muy en serio y pronto revela sentirse atraído por la mujer de otro, alguien que debe volver aun en como 15 años. Quedarse con la mujer está bastante presente en su mente. La mano maestra de Mur Oti hace ver como él quiere ganársela con su laboriosidad, con su progreso, el progreso de un hombre trabajador, talentoso para las cosas del campo. Ser patrón asoma ya como una simple cereza sobre el pastel. Aurelia ya no llora abrazando la ropa de su marido, hasta se pergeña la impresión que deja de lado un dije que representa simbólicamente su matrimonio. Se puede leer que corresponder a Juan está latente, se crea confianza y muchas veces Juan puede ser muy desafiante. Es como dice el marido, Aurelia no se percata de lo que produce. En un momento Juan mira desde abajo a Aurelia y se puede notar que le mira sutilmente las piernas. Ciertamente esto no encaja en ningún tipo de liberalidad actual donde todo es muy frontal y a veces hasta vulgar, tampoco es un filme sensual de ninguna manera, pero el deseo sobrevuela con esa delicadeza y gran poder de sugerencia de Mur Oti, que es de los mejores gestores de cine clásico a la española. Es tremenda película, una joya, el poder de sugerencia del deseo hacia la mujer de otro y olvidarse del marido está todo el tiempo presente. De eso va la obra en realidad. Los últimos 10 minutos del filme son oro puro dentro de una explosión de grave vitalidad, luego de jugar en diferentes frentes, auscultarlo desde la cancha de un joven amante seductor, pero como se puede decir también, el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra y es un dicho general más que aceptarlo todo. El filme hace respetar su propia argumentación, una que puede criticarse en alguna parte, pero que rompe el molde y es bastante valiosa, no es facilista ni quiere aplausos superficiales. Es una hermosa película que debería de conocerse más para valorar de verdad el cine español. 

martes, 2 de julio de 2024

Fedra


Basada en la tragedia del romano Séneca. Dirige el español Manuel Mur Oti. En una primera parte se nos habla de Estrella (Emma Penella), una joven veinteañera de una zona costera mediterránea que tiene enloquecido a medio pueblo, es decir a todos los hombres, la otra mitad como se dice son las mujeres y odian a Estrella, aun cuando ella no es ninguna mujer deshonesta ni busca seducir a nadie directamente, pero resulta tan hermosa que todos los hombres quieren poseerla. Cuando el filme parece ir por los celos y el enojo de las mujeres y el deseo violento de los hombres que anuncian problemas la propuesta da un giro y aparece Don Juan (Enrique Diosdado), un hombre millonario que se enamora perdidamente de Estrella, igual que todos, e igualmente es rechazado. Don Juan es un hombre intachable, incapaz de aprovecharse de nadie, pero le ofrece todo lo que tiene a Estrella. Cuando todo sigue su rumbo normal o habitual aparece ahora Fernando (Vicente Parra), un veinteañero hijo de Don Juan quien ignora a Estrella y ésta queda perdidamente enamorada de él. Es así que tenemos al hombre seductor en Don Juan y al hombre sobrado en Fernando. Éste joven tiene pinta de muchacho bien y sólo quiere irse del pueblito. Fernando es domador de caballos y trabaja en un castillo en alturas. Estrella descalza y con el pelo desordenado vaga por la playa llamada continuamente una sirena. En un momento ella nada y le piden enseñe las piernas para comprobar que en efecto no es una sirena y ella se sumerge y las muestra muy sensualmente a Don Juan. Hay momentos bastante cuidados, aquí se sugieren cosas, pecados, infidelidades, promiscuidad, con gran belleza e inteligencia. No necesitas enseñar nada si de verdad contienes la habilidad. Es así que la corrupción que atrae la tragedia lleva toda la esencia clásica, como así mismo pegar saltos sobre fogatas anuncian el asomo de la tentación de la trasgresión. El mar que muchas veces se encuentra en pantalla embravecido indica pasión y lucha. El mar es un personaje importante más, el que siempre yace presente. Existe una atmósfera formalmente elegante pero sugerentemente salvaje. Fernando únicamente quiere irse, le enoja su existencia (sin que se especifique porqué), mientras Estrella paga cierto karma de haber enloquecido pasivamente a tantos hombres. Llévame como si fuera tu perro llega a decir. En otro momento es abiertamente humillada con una fusta y ni así se doblega. Todo es espléndido como gran tragedia (desde la inocencia que trasmite el padre con la caracola), en medio de un mundo de relaciones amorosas siempre en crisis o fuertemente golpeadas como por esas poderosas olas que tratan de ahogar o revolcar a las pasiones hasta inclementemente desaparecerlas, como si no existiera la posibilidad de explicación (y no plantea ninguna velada exageración de sordidez), como a menudo queda sin habla nuestra protagonista a quien la vida le cobra sus elecciones y errores. Escapa a la condena de su belleza en un mundo material para sufrir por lo aparentemente más simple. La tentación de la santidad es algo muy trabajado en el relato. El temperamento también les va en contra a varios como a la heroína, que no puede contener su furia en varias oportunidades. Ésta también se debería llamar la historia de las explosiones emocionales. La obra remite al ego que no conoce la negativa o la derrota. Es la perseverancia, paradójica y atípicamente, como desencadenante negativo. También el filme y ésta tragedia parecen decir que algunas veces no basta con ser bueno u honesto. Es una historia universal pero una película que se siente muy española, muy lograda a esa vera, como cuando la música ibérica acompaña la fijación del cuerpo hermoso ofrecido, en mucho, como elección artística, elípticamente. 

jueves, 27 de junio de 2024

Fascinación


Fascinación (1949) del argentino Carlos Schlieper es un filme clásico en toda regla, tan igual que el mejor cine clásico americano, un filme delicado e inteligente. Es un obra que plantea la dicotomía entre realidad y surrealismo, entre un hombre que es un hipnotista y su mujer con la que hace los números. Éste especie de hombre con poderes sobrenaturales lo interpreta el destacado y talentoso actor mexicano Arturo de Córdova y el objeto de su adoración, la bella Elisa Galvé. Es una historia de amor puesto a prueba. La idea es que éste hombre en verdad tiene poderes y puede haber hipnotizado a su mujer para casarse y que ella le corresponda cuando inicialmente ella lo trató bastante mal frente a mucho público. Galvé hace de una mujer que deja a su prometido y a su familia en ascuas por irse con el mago y esto lo ven mal en la sociedad y un acto que creen es propio de esa perversión que éste elegante filme maneja con total delicadeza y cuidado, donde la propuesta tira y afloja en ello, proponiendo varias vueltas de tuerca y novedades donde está siempre oscilando entre el bien y el mal. Es un filme que pone a prueba al mago, alguien que debe escoger entre su trabajo y su gran amor. Para ello la mujer se debate en la duda de si su amor es real o propio de algo excepcional en detrimento de una decisión mucho menos salto al vacío, para ello vemos una hermosa escena surreal de la inundación de una habitación. Lo surreal es parte del filme pero éste es tan astuto que no aclara una posición hasta el último minuto, ese es uno de sus grandes ganchos y destaques -aparte de su amabilidad y calidez como película-, mientras todo lo recrea y escenifica con mucho profesionalismo, como las presentaciones del mago que aparece en teatros -soltando a menudo conejos y aves de sus manos- y hasta lo hace en un circo. El mago denota a medio filme una notoria imperfección aun cuando parece muy amoroso, de la que se apalanca cierta gente que en el fondo quieren lo que ellos tienen y es que es un filme que habla de la envidia del amor verdadero, ese que rompe con convenciones y hasta con las reglas de la sociedad, es ese amor que lo pone a prueba hasta lo sobrenatural, como toda vida de cierta manera conlleva muchos problemas, porque todo lo bueno es golpeado, debe luchar por subsistir, pero partiendo de esto la propuesta hace que asome lo oscuro, la corrupción, pero de manera sutil hasta que por el final llega el exabrupto, el enojo. El filme parece preguntarse ¿existe el amor verdadero, el amor ideal?, y la respuesta en general es que sí, y así mismo todos implican pruebas, retos, conflictos, puesto que vivir nunca es fácil. Aun cuando intentes encerrarte en un cuarto siempre habrá algo que te golpee. La esposa duda de su amor, como suele pasar, suelen las mujeres ser proclives a decepcionarse de alguna manera -carne para el feminismo negativo, que también existe, no conciliador, sin punto medio-, no hay hombre perfecto también hay que acotar, así como el cliché suele apuntar a que el marido es proclive a sacar los pies del plato. En sí el filme gira sobre esto, pero lo hace de manera original, puesto que la justificación yace en lo sobrenatural, como -más allá del resultado- lo es igualmente el amor. Ese sentimiento tiene ese calibre, como representación de lo que define a la humanidad, al parámetro de su trascendencia y sentido existencial. 

En retirada


Adolfo Aristarain esbozó algo de lo que haría Juan Carlos Desanzo ahora, con Últimos días de la víctima (1982), pero Aristarain recurriría al thriller psicológico y al noir, lográndose más con el noir a donde debió apuntar ya que es donde luce mayores virtudes. Si bien el filme de Aristarain se puede leer como una lectura social de la época, con la dictadura a sus espaldas se pierde en un cine muy poco explícito donde esa lectura puede no tomarse en cuenta o es proclive a pasar desapercibida. Es entonces que Desanzo retoma lo que intenta Aristarain y lo lleva a su terreno, a lo que conoce, a sus propias reglas y a su estilo y logra algo contundente, sólido, versando en una lectura social muy abierta, muy clara, muy potente, haciendo uso del exploitation, del cine de acción, inspirándose nuevamente en el cine de El Vengador anónimo (1974), obra maestra y ejemplo de inspiración de cine de acción. Desanzo es así el primer director de cine en hablar abiertamente de la dictadura, en dedicarle una película, y lo hace a sólo 1 año de que ésta terminase, con lo que muestra bastante osadía, pero en un producto que es redondo, no sólo una lectura social, sino un excelente thriller exploitation. El filme nos remite a un asesino, apodado El Oso (Rodolfo Ranni), que como menciona el título y el propio relato, debe adaptarse a la democracia, al estar todos en retirada, pero él que hizo cada cosa con total convicción (que lo dice a boca de jarro), crueldad y frialdad pasa por dificultades de poder insertarse en una sociedad normal, quizá porque es un ser primitivo y aun así auténtico, aunque deplorable. El oso es un tipo en realidad sin ley y va incluso contra su propio equipo y trata de extorsionar a un empresario coludido con el régimen anterior. Ésta es una propuesta que todo lo lee hacia lo social pero usando el exploitation, es por ello que métodos de tortura o violencia se pueden ver como métodos fácilmente asociados a ese pasado que no sabe éste asesino como quitárselo de la psiquis, que incluso denota problemas mentales, también porque éste tipo es un antisocial por naturaleza, como vemos con la relación con la mujer promiscua (la sex symbol argentina Edda Bustamante). Es un filme que tiene su buena cuota de erotismo, hay hasta un desnudo femenino y exhibición frontal de una modelo, porque el oso se mueve por mundos sórdidos, pornográficos y corruptos como buen exploitation en toda regla. El Oso y la propuesta le pasa revista al pasado reciente argentino y lo hace con mucha adrenalina y entretenimiento puro y duro, es un filme de género de esos que están muy bien hechos, muy bien amalgamados con lo social. La secuencia final con El Oso subido atravesando los techos es de gran suspenso. La participación de Julio De Grazia también es un plus, es un actor que trasmite mucha emotividad y refleja perfectamente su fijación. Los encuentros entre De Grazia y Ranni no tienen nada que envidiar a su inspiración americana. Por ratos parece que no estuviéramos en los metros de Buenos Aires sino en el mismísimo New York. Es un filme muy inspirado como exploitation, está muy bien ensamblado, el Oso es un tipo muy activo, siempre escarbando en el único mundo que conoce y lo define. En un momento juega al pinball y un joven lo llama gordo, no sabe con quien está tratando, el filme en ese sentido concreta un gran asesino en Rodolfo Ranni que cumple con lo que promete. La parte de atravesar los techos hablan de alguien muy particular que rompe con las apariencias, propio de lo que hace, de alguien capaz de lo más radical. 

lunes, 17 de junio de 2024

I saw the TV Glow


Ésta película es de terror y LGBT. Lo social siempre ha acompañado al cine de terror o al cine de género y aquí lo social trata la identidad sexual homosexual, pero lo hace entre medio sutil o con cuidado -sin perder su modernidad cool o juvenil- y también como con ese grito punk musical de una música diegética, provocando hasta perturbación o cierto histerismo, porque de eso va también con su misterio, de jugar a Videodrome (1983) tanto como al mundo de Terminator (1984) que deviene en Matrix (1999), o parafraseando a la literatura, que la vida es sueño, fantasía, irrealidad y así se mezcla lo que se supone real y lo que proviene de un programa o serie paranormal de tv del que los protagonistas son fanáticos. La historia nos habla de dos personas queer y es una amistad que nace en la niñez. Ellos, un chico y una chica, Owen (Justice Smith) y Maddy (Brigette Lundy-Paine), en la adolescencia se sienten unidos por quienes son en el interior, proyectado desde el entusiasmo que les despierta un programa llamado The pink Opaque que es muy parecido a la serie Supernatural, pero en lugar de dos hermanos como guías son 2 amigas, también jóvenes. The pink opaque representa el mundo que acoge las identidades que consideran les definen a Owen y Maddy, ahí se puede interpretar la transexualidad y el lesbianismo. El programa representa una lucha contra la literal y la simbólica melancolía, como así mismo poder ser libres en su identidad homosexual, frente al mundo que desde el colegio los pone como losers o marginales. De la misma manera Maddy coquetea con lo white trash y con el abandono emocional. Igualmente Maddy es como una pequeña mentora para Owen. Representa la persona en quien confiar nuestro mundo outsider si se quiere ver. Sobre todo cuando están en un especie de pueblito. Al mismo tiempo es un punto de influencia que puede tomarse o tornarse como negativo, porque Maddy, que en el relato es un poco mayor, pasa por un momento difícil de que se acepte su identidad sexual. Lleva un conflicto que hace que no se quiera a sí misma a un punto y su reacción puede ser conducirse dentro de una violenta rebeldía (o en la autodestrucción), rebeldía que es propia de la edad. Maddy incluso, aunque se plantea dentro de la libertad y el entretenimiento de una película de terror, del surrealismo y la imaginación, se encuentra proclive a la locura y hasta el suicidio. Su desaparición, que se asume en paralelo con la paranoia que implica el programa, se mueve a razón del adolescente que se halla solo y golpeado por su sexualidad, por quien es, y puede ser fatal. Vivir sin ayuda, sin apoyo. He ahí su lectura fuertemente social y LGBT. Owen viene detrás y tiene muchos menos problemas familiares, es más inocente, más sano si se quiere. Maddy es un poco su heroína, aunque igualmente una antihéroe. Ella habla de locuras como de libertad. Owen finalmente padece, al no aceptar la complicada paradoja de lo surreal o que el mundo no acepte éste surrealismo y esto significa la identidad queer que la directora Jane Schoenbrun sabe muy bien convertirlo en cine de terror, en amalgamarlo sólidamente, pero proponiendo un cierto misterio e intrincamiento o pensamiento atípico que no es otro que el de la locura de ser marginal. En todo momento The pink Opaque que no esconde descubrirse como algo un poco infantil (o un poco ridículo) hace como que el terror le está pasando revista al mundo LGBT. Los monstruos, que combate el superego, son los homofóbicos y la derrota es la depresión y morir enterrado vivo, sin ser uno mismo. 

martes, 4 de junio de 2024

Joe’s Apartment

Una de las primeras películas que vi en una sala de cine fue Gremlins 2: The New Batch (1990). Se debió a un cumpleaños. Fui muy interesado porque había visto en tv, Gremlins (1984), de la que muchos compañeritos del barrio comentaban, y efectivamente la primera es una maravilla del séptimo arte. La secuela no estaba en su mismo nivel, pero estuvo divertida. La segunda hace mucha más hincapié en ser una comedia, en tomárselo todo muy ligero, en no tomarse en serio, sino muy irreverentemente. Así muchos cinéfilos hemos crecido o desarrollado amor por el cine a través de las comedias ligeras del cine americano, que muchos tienden a desmerecer oficialmente, o por ponerse o creerse serios o profundos no las suelen mencionar con entusiasmo, más allá de un entorno muy relajado y superficial que suele asociarse con el espectador casual. También porque la comedia ha dado copias o emulaciones bastante malas en demasía. Su popularidad y deseo o facilidad de llegar a muchos ha hecho que se hagan productos sin ningún tipo de arte u originalidad, en cierta manera han malogrado el nicho digamos o su trascendencia. Es así que hoy en día es raro ver una comedia ligera decente, sobre todo en Hispanoamérica. Muchos casi como un reflejo desmerecen la comedia ligera en general, pero realmente hemos crecido muchos disfrutándola. Es bueno disentir a veces, no aceptar absolutamente todo lo que se quiere proponer como oficial, o por ende caer en la inmediata repetición, sobre todo si con ello traemos una opinión positiva o que nos mejora o implementa sobre algo. Es bueno tener también opinión propia, pensar por uno mismo, o proponerle a otros otras opiniones. Siempre sosteniéndolo con argumentos, si queremos hacer pensar a los demás, que puedan aceptar otras opciones. Joe´s Apartment (1996), del americano John Payson, quien a la vera de ésta película no pudo despegar mucho en el cine, es una propuesta que la crítica oficial hizo puré, incluido el crítico más popular de EEUU, Roger Ebert. No obstante es una de esas películas que muchos quienes la ven la hayan muy entretenida, por comentarios que se pueden recoger en internet, si bien se trata de una minoría. En el presente pocos la conocen en realidad. Es una película en cierta manera tal cual anuncia el título de la traducción española, El cuchitril de Joe. Es un filme que puede caer como desagradable y es algo difícil de defender, puesto que es la interacción de un muchacho con cucarachas, insectos que a todas luces son visualmente muy incómodos y representan un rechazo obvio, aparte de que se les identifica con la suciedad literalmente. Y en éste filme no nos van a engañar, pero van a entablar una curiosa (harto friki) y muy libre amistad con las cucarachas, que de cierta manera es como presenciar la película Los Pitufos (2011), con mucho mayor logro de Payson como obra y hasta con notables efectos especiales, los mejores de su época. Joe (Jerry O´Connell) es un chico que se traslada en ómnibus solo de Iowa a New York, y recibe en cierta manera una cachetada de realidad social, si bien él es muy flemático, muy relajado, muy resiliente, como justamente se ven a sí mismas y así lo expresan las cucarachas de éste filme, con el never give up muy bien explicado y asumido en sus existencias, con respecto a su lugar en el planeta, que muchos anticipan llegaran a conquistar, por su cualidad innata de sobrevivientes a toda costa, a toda prueba, frente particularmente a la humanidad -que se cree desaparecerá antes- y aquí se permiten bromear hasta con la interrelación entre especies, invocando una diplomacia improbable. De ésta manera queda para reflexionar un mensaje humano de lucha contra la crueldad y dureza del mundo, la dureza de vivir, desde una exposición sin ningún fuerte drama de por medio en pantalla. Ésta es una comedia hecha y derecha, en varios ratos de poderoso humor negro, y no se baja de ese carro nunca, inclusive como trata la peor criminalidad de radicar en un barrio lumpen, peligroso, habitualmente triste y complicado, de New York. Joe terminará viviendo de lo más tranquilo en un apartamento bastante descuidado, muy sucio, muy abandonado, donde viven cerca de mil cucarachas. Conseguir apartamento barato también es toda una hazaña, ya desde ahí el filme juega claro sus fichas, con un sarcasmo que tiene mucho de políticamente incorrecto, pero también de muy real por debajo del humor, y al mismo tiempo, aunque las cucarachas son definitivamente difíciles de ver, se asume como una película familiar si se quiere, amable, para matarse de risa, hasta de lo que no suele ser gracioso pero que termina funcionando. Tomen en cuenta que es una película que produce MTV.  Visualmente el apartamento que consigue Joe es tal cual un cuchitril. Joe no lo limpia, vive de manera que las propias cucarachas, que hablan y todos les podrían escuchar, si bien no lo hacen seguido porque nadie quiere oírlas, inmediatamente quieren pisotearlas, lo llaman un príncipe, le dicen irónicamente alguien con clase. Las cucarachas gustan de Joe, quien es a pesar de su suciedad, su rápida adaptación a ello, y su conformismo extremo, un buen tipo, una persona de las que suelen estar siempre contentas o son positivas, a pesar de todo, y que se le puede asociar el porqué entabla semejante vinculo tan especial con las cucarachas, aunque enojándose también y donde en la propuesta en repetidas oportunidades a la muerte no se le teme convertirla en humor negro. A Joe lo ven las cucarachas como si fuera uno del clan, del clan friki del planeta, pero de los que tienden puentes hacia todos, por la personalidad natural que tiene (y que muy bien lo refleja la expresividad de Jerry O´Connell), más que otra cosa, como igual pasa con la chica de la que se enamora (una bella Megan Ward) quien en su trabajo siente la frustración y los problemas económicos ajenos y de esto que quiera aportar su grano de arena para que todos habitemos mejor la sociedad, el universo. Ésta identificación de identidad de Joe con las cucarachas sin duda no es habitual, es ingenioso, y no es para dar pena. No lo desmerece por una buena parte, más allá de ser tildado de poco aseado para que suceda. Ese humor de comer con cucarachas (hechas por computadora) muy próximas a los alimentos e incluso dentro de ellos, si lo pensamos bien es arduo de digerir, es brutal, corrosivo. Puede afectar algunas susceptibilidades si bien el filme pasa por coherente en sus propias reglas, con su infaltable fantasía. No porque hablen las cucarachas que Joe puede estar loco (y eso también suena muy neoyorquino), aunque no va de ello, sino como cuando se arregla el barrio (adelantando el futuro de ese afecto social del que se le tiene) o sabemos de la existencia de un canal de tv. hecho literalmente por y para cucarachas. Aparte de que Joe representa a la juventud y a esa efervescencia y anarquía tan propia de la edad, pensemos estamos en un filme que les da un lugar que no tienen a las cucarachas que se puede entender como una oda hacia éstas, y a lo fantástico y lo atípico que sólo la originalidad y libertad inclasificable de la palabra Cine puede otorgar, que hasta las vemos bailar y cantar como en un musical, donde se hace referencia a varios clásicos y escenas típicas del género. Así mismo estamos tratando con una comedia romántica a la vera de la amistad con cucarachas. Otra virtud de ésta obra es que todo es frontal, no requiere de simbolismos, y así es una buena película. 

sábado, 1 de junio de 2024

Get Carter


Get Carter (1971) es una de las mejores películas de gángsters no solo de Inglaterra sino de la historia del séptimo arte en general, es una película un poco intrincada pero compresible y honesta, como las mejores clásicas. Tenemos a un gángster llamado Jack Carter (interpretado por el gran Michael Caine) que es un sicario culto, hasta pasa por amable y educado y a ratos simpático (no teme sonreír), pero que es frío y muy cruel cuando quiere serlo, y él tiene una misión. Su hermano ha muerto y hay indicios de que lo han asesinado y Carter quiere descubrir todo el asunto, aun cuando trabaja en Londres y no quieren que investigue nada en Newcastle, pero Carter ama demasiado a su hermano y no tiene miedo a nada ni a nadie y no hace caso. La propuesta del británico Mike Hodges, en su debut como director de cine, trabaja con un thriller de investigación y al mismo tiempo va poniendo mucha acción en pantalla, pero no propia de hoy en día donde cualquier hijo de vecino con efectos especiales puede convertirse en arma mortal como salido de Matrix sino con sustancia, con inteligencia, con una narrativa notable, donde más que saber agarrarse a golpes de manera vistosa y veloz con un millón de contrincantes violentos, es hacer uso de si se quiere un apego con lo real, no obstante con cierta libertad para que el cine entusiasme, pero en sí es un filme que es progresivo y todo siempre muy justificado, que recurre a poderosas puestas de escena de cierta manera intelectuales, donde el cine se ampara en la creatividad narrativa sin tampoco despegarse de lo cool. El filme también tiene una escenificación muy británica, muy de cine social, muy campechana y nacionalista, que le otorga esa cierta suciedad que pega perfecta con un asesino a sueldo como Carter. Éste Carter es una joyita, se mete con todo el mundo, él mismo incluso se autodefine como una mala persona en una conversación, pero como todo personaje que no es unidimensional tiene sus afectos y muchas veces es difícil de clasificar. Siempre ha creído que su hermano ha sido una buena persona, y así lo dicen igual quienes se lo topan. Carter va sólo contra el mundo, se deshace de todos, no perdona a nadie en pantalla. En ese sentido el filme es muy nutrido, su mundo de la mafia es amplio y de esa manera aparecen muchos personajes muy bien construidos, dándose tiempo para otorgarles personalidad e identidad. Los filmes de acción de nuestra contemporaneidad, de artes marciales o combates a puño limpio, a grosso modo son entretenidos, pero efímeros e intercambiables entre sí, fáciles de olvidar. Siempre tratando de impresionarte con peleas cada vez más grandilocuentes, pero nada como una buena historia, así mismo dentro del género de la acción. Carter se ve real, Michael Caine no parece sobrenatural, no luce como un superhéroe, pero enfrenta a la mafia de Newcastle (y más) con total aplomo y efectividad. Uno contra todos, sí, pero con realidad si se quiere. Carter muestra mucha inteligencia, al mismo tiempo que es implacable, matando. Hay varias muertes que lo muestran tal cual se ha definido, no duda en hacer justicia por su mano. En un momento algo grave le impacta, llora y eso lo vuelve más firme con su misión, vengar a su hermano. Eso muestra una gran historia encima, más complicada de lo que empieza, y eso habla de la calidad de película que  tratamos y cómo un filme de gángsters, de venganzas, de ojo por ojo, de acción puede ser grande, tal como un filme arty. No sólo es matar, que desde luego de eso va en cierta manera, sino de preparar el momento, de preámbulos, de cortejos, de engrandecer la situación, sin que sea literalmente acabar con alguien. Ahí yace la maestría del filme, no sólo de adrenalina y velocidad que la tiene, pero es un filme impredecible. Es una película de gángsters, pero se siente como una visita al barrio, que justamente eso hace Carter, ir al lugar donde creció y hacerse cargo de quienes han olvidado quien es o han querido pasar por encima suyo, aun cuando eso es lo que hace él, no respetar a absolutamente nadie, pero ésta gente realmente es peligrosa, pero de aspecto real. El filme trabaja también muy bien la sexualidad y lo sórdido, la mafia de Newcastle está implicada en muchos negocios sucios y uno de ellos que se ve desde el inicio es la prostitución y la pornografía. En cierto momento Get Carter se siente como una película de espías, con una antiheroína jugosa con la apetitosa y ágil Glenda (Geraldine Moffat). Ella misma se autodefine como encubierta bajo la apariencia de una mujer tonta, pero aunque es una fémina adorno de los mafiosos, tiene dimensión, tiene muchas capas, de corrupción. Igualmente la participación de la casera (Rosamarie Dunham) en la trama es otra delicia, con escenas a lo cine social incluidas, a lo romance melodramático indie o low cost británico. Se puede ver algo de inspiración hacia los noir de Adolfo Aristarain. 

miércoles, 22 de mayo de 2024

Lampa cu caciula

Ganó mejor corto internacional en el festival de Sundance 2007. Tenemos un filme sobre la relación de un padre y su hijo, desde un ambiente bastante humilde. El padre es gruñón y de maneras bastante simples, pero demuestra que quiere a su hijo. Ellos transportan algo pesado, algo que quieren arreglar, tienen que llevarlo a otra parte (es un largo recorrido) para que un técnico lo componga. El padre hace éste arduo trayecto -no tiene auto- porque en el ambiente de pobreza en el que viven, en una aldea, no hay muchas cosas para entretenerse y la vida necesita de alegrías, todos necesitamos de ello, sobre todo un niño. Tratamos con un viaje en pos de algo mundano, algo que a muchos no les parece extraordinario, pero muchas veces lo que damos por hecho o común también es de agradecer. Es entonces un esfuerzo porque el hijo sea feliz (aunque no se diga abiertamente), dentro de pocas posibilidades económicas, pocas cosas materiales que ofrecer, si bien hay muchas lecciones valiosas que se pueden dar o comprenderse como así el poder solidificar un importante vínculo. También implica ser una especie de aventura, que a ratos colinda con muchos peligros. Se topan con borrachos, gente necesitada que puede robar o hacen autostop donde siempre resulta un riesgo con quien te puedes cruzar. El padre no es ningún Superman, sino una persona bastante simple, pero es una figura determinante en la memoria, psicología y consistencia de su hijo, como también en darle momentos donde éste muestre una sonrisa y se convierta en el futuro en un hombre de bien. La película de Radu Jude abre hablando como de códigos, estos refieren a elementos que conforman lo que transportan y que hay que tener en buen estado. Éste corto se explica muy bien. Empieza bajo cierto misterio y se vuelve poderosamente práctico y harto realista. La película invoca fuertes afectos, dentro de un mundo rudo. Atravesar el barro, hallar soluciones sencillas una detrás de la otra, la vida misma.

viernes, 17 de mayo de 2024

Vermines

Ésta película francesa es muy entretenida, palabra infaltable que se usa mucho, pero aquí efectivamente, es muy divertida. Me he reído bastante viendo como tienen que lidiar con las arañas, por su enorme cantidad en lugares específicos y también por su tamaño cada vez más grande. Ha sido buena idea poner el asunto solamente en un edificio y manejar un grupo de víctimas o gente que busca salvarse de éste único lugar. El filme tiene mucho dramatismo que no tiene nada que envidiar a Pelotón (1986). Sufren mucho y no solo por morir con el ataque de las arañas, sino emocionalmente. Hay varias historias de ello. Esto distingue un poco el producto, no es la habitual historia de plagas (o es que está actualizando el cine social en una película de género), pero ciertamente si hay mucha acción. También quien se precia no busca repetir lo mismo -la misma película- o repetirse demasiado. Hay varias cosas que distinguen ésta propuesta. Se podría decir además que se mueve alrededor de la inspiración de la popular canción Fuk da police, de N.W.A., proponiendo un repertorio musical de buen hip hop francés. De esto también se extrae que busca representar cierta gente marginal o que viven en las periferias, pero los dibuja a todos si bien frescos, típica gente joven moderna, chicos con calle, de manera que exudan bastante carisma y nobleza. Hay algunos negocios pequeños sucios en unos, pero no hay una criminalidad exacerbada o que los descalifique de lleno. Son personajes a los que se les busca empatía y se consigue. El filme está notoriamente de su lado. Es así cine social y también una mirada juvenil y de cierta rebeldía. La música que acompaña todo el conjunto ya lo dice todo. Igualmente se trabaja con mucha comunidad árabe y de descendientes africanos. Introducirnos en la película, como suele pasar, es un poco simplón, pero a media hora arranca la acción y se le perdona todo. Después no para hasta el final con el quehacer de sobrevivir, que involucra como son vistos en la sociedad. Más allá de mezclar acción (entretenimiento del bueno) con cine social (y al mismo tiempo otorgarse dimensión e identidad), es una película de gran nivel visual y una buena carta de presentación del joven director francés Sébastien Vanicek, de quien ya se dice que ya lo fichó Hollywood para un spin off de Evil Dead.

jueves, 9 de mayo de 2024

Harvey


Ésta película suena bastante peculiar, es una película friki con todo el formato del mejor cine clásico, con el protagonismo de uno de los actores más renombrados y talentosos -y más queridos- de la época sino el más representativo, James Stewart. Pero no es cualquier película friki en una época donde de su categoría no abundaban sino adapta una obra de teatro ganadora del prestigioso premio Pulitzer (entregado en 1945), perteneciente a la americana Mary Chase. Harvey (1950) si bien friki es como Que bello es vivir (1946). Un hombre llamado Elwood P. Dowd (James Stewart), un hombre soltero de más de 40 años, se comporta como un loco. Le habla a un amigo imaginario todo el tiempo y la gente queda descolocada o se asusta al ver la normalidad con la que habla de -y le habla en público a- Harvey, un ser invisible, que él mismo describe como un conejo gigante. Y más tarde sabremos que proviene de la mitología y fantasía celta, que es un Pooka. Algo parecido en otro universo se podría entender que es el legendario y popular Totoro (1988). Elwood es un hombre con dinero y es super amable y comprensivo con todos, busca hacerse amigo hasta de la persona más humilde, a todos trata con mucha bondad e invita a su opulenta casa. Elwood, aunque muy educado y afable y muy solvente económicamente pero un hombre de a pie, es muy aficionado a la bebida y puede entendérsele como un borrachín con alucinaciones, alguien que ha caído en desgracia y se ha vuelto loco. Es así que su hermana, Veta Louise (Josephine Hull, ganadora del Oscar por ésta actuación, una muy histriónica y con grandes momentos cómicos), y la hija de ella, con quienes vive no aguantan vivir en ese estado que les provoca Elwood, que siempre mencione y presente a Harvey y los haga ver como una familia de freaks. Ellas son de sociedad y la hija no puede conseguir novio, fácilmente son marginados al conocer al tío loco. Éste filme es una comedia además y uno se ríe mucho de varias ocurrencias, como cuando confunden como una loca a la hermana por Elwood. Hay momentos cómicos que se perciben originalmente difíciles o habitualmente incómodos y pueden ser asumidos de humor negro, aunque en general éste es un filme accesible y amable. El tratamiento que vemos en ésta película, por una parte (porque también hay un lado más sofisticado), de las personas con problemas mentales es muy tosco, muy acelerado, hasta pasa por violento, poco empático, incluso arcaico, sobre todo con respecto al enfermero Martin Wilson (con un tremendo Jesse White), que cree peligrosos a todos los que sufren de desequilibrios. Esto puede ser porque se trata de crear humor (un humor más cerca del slapstick), pero también puede ser una radiografía de la ciencia de la época. Incluso un actor del prestigio de James Stewart (quien demuestra que es un actor grande pero todoterreno o justamente por eso, sentando bases para el resto) es maltratado en pantalla por Wilson (que será parte del desparpajo cómico de un romance improbable). No obstante Elwood es la tolerancia absoluta, invoca la comprensión de un santo y se deja llevar por todos, si bien tiene momentos donde se expresa verbalmente muy ecuánime y hasta de manera sabia y excepcional, como un particular monje budista. Igualmente la normalidad con la que habla de Harvey, tan abiertamente, lo hacen pasar por un demente, pero en el mirar de toda la película y es parte de la personalidad y originalidad general de la propuesta se llega a imprimir una extraordinaria coherencia que versa sobre ideas mayores de justamente un comportamiento friki, marginal o habitualmente ferozmente descalificador. Justifica lo injustificable y le da trascendencia y humanismo y maneja genialidad con su argumentación y aceptación, y sin que sea arduo de comprender. No obstante apuntando que es algo que como se dice en pantalla de la propia arte de la pintura, no solo es realismo (cine clásico) sino tienen injerencia nuestros sueños, nuestras fantasías, nuestra creatividad, nuestra imaginación, nuestra libertad, nuestra autoafirmación y nuestra capacidad de búsqueda y autoconocimiento y con el universo, yendo más lejos de lo ordinario. Es así que Elwood existirá dentro de un especie de universo paralelo pero anclado a un pueblito americano común y corriente desde quien tiene el aura de un ángel que es influenciada o irradiada por la existencia de un conejo gigante y ciertamente suena absurdo pero de eso trata soñar y de eso trata el arte, a razón de la mitología celta, de un misticismo especial, de cierta filosofía. En un momento -donde la palabra trasciende- Elwood describe de manera interesante muchas cosas, con respecto a la humanidad, al prójimo, y a la mirada de verse uno en el planeta, que choca contra muchos, como señala esa breve pero contundente participación del taxista. Implica apostar por un mundo mejor, optar por hallarse feliz y trasmitirlo e intentar ver cada día perfecto, estar un poco loco. 

martes, 7 de mayo de 2024

By the law


El relato nos ubica en el Yukón, Canadá, donde se ve un fuerte invierno, muy bajas temperaturas y congelamiento por doquier. Más tarde feroces deshielos. Es un lugar difícil y solitario como observamos en sus grandes puestas de escena, en sus secuencias, y a través de su poderoso realismo, donde el lugar para lo que se nos cuenta es muy representativo y trascendental. Así en la misma línea observamos que es la época del descubrimiento de oro en la zona, una época llena de leyenda y aventura, fines del siglo XIX. El director del filme es el soviético Lev Kuleshov, un hombre importante para el cine, no sólo de su país sino del mundo, fundó una de las primeras escuelas de cine del planeta, inventó valiosos métodos de edición y montaje, hizo que el cine sea más dinámico, más psicológico, más empático y más profundo, fue un teórico del cine, sentó las bases para otros, fue pionero en el cine. Ésta película se basa en cuentos del americano Jack London quien era un humanista, un hombre que se preocupaba por el prójimo, y puede leerse en parte lo presente como cine social por la impronta del escritor y por ser un filme soviético. Pero Kuleshov y London van más allá, y hacen cine y literatura por la puerta grande, ese que es más que ideas políticas. Construyen una historia que juega con el terror, con el thriller. Presentan una narrativa que trasciende, como análisis del ser humano en general, estudian su psiquis. Para esto tenemos además mucho histrionismo, a falta de poder hablar, al ser cine mudo. Éste histrionismo orbita alrededor del cine de género, precursor e infuenciador de los Jack Torrance que vendrían después. Muchos de los gestos faciales que observamos en By the law (1926) parecen como propios de un demente, aunque también se plantean expresiones ligeramente cómicas (donde el histrionismo se ve más normal o menos antinatural). Pero como justamente tratamos con la patología, con el desequilibrio mental, éste histrionismo queda perfecto en esta historia de terror. Tenemos solo 5 personajes, una sociedad, que van en busca de oro al Yukón y quedan aislados en una pequeña casita de madera, una que por buen tiempo quedará a la deriva del inclemente frío, de las lluvias, lluvias que simbolizan varias cosas, que imprimen tensión, que reflejan estados de ánimo y hasta ayudan a pensar y concebir la idea de lo paranormal. Ver la casita con los personajes en el interior dentro de medio inundamiento -bajo una memorable escenificación- invoca ese caos en que se hallan, ese momento tan difícil donde la ley oficial está ausente y tienen que enfrentar el desequilibrio, alguien que parece animalista y actúa como empleado, cuida de los otros y hasta halla oro para ellos. Pero surge bullying, aprovechamiento, abuso de la bondad, de la humildad, de la pasividad, hasta se roba y se engaña, se humilla, desde cosas que parecen simples expuestas abiertamente y con una cierta inocencia infantil pero que esconden que una persona no se alimente cuando se halla en condiciones adversas. Entonces pasa lo que nadie espera, lo más extremo, lo que concibe terror mas que noir, produciéndose un lujo de escenas a esa vera y una formidable interacción. Vemos que las cosas que quedan regadas por el piso simbolizan sangre. Late la muerte con tremenda fuerza en escena como el cuento de Poe del corazón. La tetera anuncia que todo está hirviendo, en ebullición, se han metido en tremenda tensión, en tremendo dilema, han tenido (y tienen por adelante) que solucionar lo impensable, lo extraordinario. Se ha desfigurado y entremezclado entre todos el bien y el mal. La maldad y la crueldad ha engendrado más maldad y hasta peor crueldad. Se nos está diciendo que la falta de humanidad, la falta de compasión y empatía con el prójimo puede engendrar monstruos, a diestra y siniestra. En sí la propuesta tiene muy buen suspenso y perversidad como terror, desde el código del cine clásico, del cine cuidado, del cine mudo, del cine refinado y profundo pero al mismo tiempo empático y próximo con el público. El desenlace es tan siniestro e impactante como presenciar el pico máximo del problema, en que cae la inconsciencia. No obstante como cierre se permite un cierto chascarrillo o acto de liberación que atenúa para bien como para mal su conceptualización, tanto desencadenante. Muy bien todos, en particular la expresividad demencial que manifiestan y no es para menos en ella, Vladimir Fogel y Aleksandra Khokhlova, esposa en la vida real de Kuleshov.