Juana de Arco es para Francia como Santa Rosa de Lima para
nosotros los peruanos, su máximo ídolo religioso -que incluye la particularidad
del feminismo y la guerra- y se han hecho varios filmes notables, por tanto
medio que no cabía repetir lo “convencional” cuando ya antes se ha hecho y muy
bien. A ese respecto tenemos La passion de Jeanne d'Arc (1928), de Carl Theodor
Dreyer, y Procès de Jeanne d'Arc (1962), de Robert Bresson. Bruno Dumont tiene
sentido del humor -quien lo diría-, le gusta la comedia, como lo dicen sus trabajos
últimos. Ahí tenemos a su Juana de Arco haciendo headbanging a cada rato o
realizando el ejercicio atlético de una araña con total naturalidad. Es un filme
curioso y se ve bien. Jeannette l'enfance de Jeanne d'Arc (2017) tiene la
originalidad de que también es un musical, y la música tiene personalidad. El
soundtrack de Jeannette es una fusión de músicas, el galo Igorrr es el
encargado de la banda sonora, su música tiene de todo, tiene pop, no soy fan de
éste estilo, pero si del hip hop, la música electrónica y el heavy metal que le
ha puesto al filme. Ésta propuesta tiene un escenario austero, su puesta en
escena es mínima, la presente obra es de una sencillez formal, mientras
discurre una narración histórica interesante y seria –verdadera- en cierta
medida, su mitología acompañada de humor, pero sin que sea una comedia. El
escenario es siempre el campo, con ovejas, tierra por doquier y algo de
vegetación, en el centro Jeannette mueve la cabeza y dice sus párrafos, interpretada
por dos personas, una niña y una joven, Lucile Gauthier y Victoria Lefebvre,
como con la monja en la obra de unas gemelas. Es un filme que es austero por donde
se le mire, pero entretiene, no cansa, pero a muchos les puede parecer demasiado
sencillo y algo repetitivo. La música no es mala tampoco, aunque hay quienes
seguramente les puede parecer chocante, pero es una ocurrencia irreverente toda
la película, parte de la modernidad del cine que tiene ya mucha agua bajo el
río.