sábado, 22 de noviembre de 2025
Le Couperet
En todo puede haber excepciones, pero si una película te hace dudar si es realmente buena o no, esa no es tu película. La película que instantáneamente, sin esfuerzo, te entusiasma, esa es. Le couperet (2005) es una película de humor negro sobre un tipo que era muy eficiente en su trabajo, era de la plana superior, pero al haber una ola de recortes lo despidieron, a lo que el filme del griego-francés Costa Gravas remite, al cine que le guste e importa, el cine social. También le gusta el cine político, pero aquí está ausente o como adapta la novela thriller The Ax (1997) del americano Donald E. Westlake puede leerse como una crítica constructiva contra el capitalismo extremo. El hombre lleva 2 años sin poder superarlo y entra en un trance de enojo y lo descarga convirtiéndose en un mix entre asesino en serie y asesino a sueldo para si mismo. Investiga prospectos de competidores al puesto que quiere tener y saca una lista de 5 nombres más un jefe, a los que planea matar, para hacerse indispensable, convertirse en el más calificado. La idea es que el capitalismo nos vuelve muy competitivos hasta deshumanizarnos visto como crítica en plan de sátira. Estos jefes no temen tampoco hacer ningún recorte, aun cuando tu puedes ser muy bueno en lo tuyo, dejándote en total segundo plano. El protagonista, Bruno Davert (José García, francés de padres españoles), quiere matar y simplemente lo hace. Una de las tantas frases existentes mencionan que la falta de oportunidades incrementa la criminalidad. Empieza con muchas torpezas, y anda cargado de inseguridad, no representa para nada al típico asesino, broma que se utiliza bastante, es un burgués dirán algunos, de paso huele al Chaplin de Monsieur Verdoux (1947), pero es como si el destino le ayudara a cumplir con su estado de locura. Utiliza una pistola luger, perteneciente a su padre que fue veterano de las guerras mundiales, un arma que también se puede identificar con el nazismo. Davert entiende perfectamente qué le sucede, comprende sus emociones, pero nunca se detiene. Es un talentoso Mr Ripley más pedestre, mata sin mucha planificación, sin demasiado ingenio. No lo atrapan porque el destino no quiere que lo atrapen, donde entra a tallar el humor negro. Es una película entretenida. Cada cosa es expuesta de manera muy práctica, casual, ligera. El humor puede ser algo naif, pero nunca se excede para ningún lado, ni muy tonto ni más listo de la cuenta. José García está perfecto, es creíble en su ligereza con respecto a su crueldad y frialdad como asesino. Es un filme sencillo, sin grandilocuencia, como la que lleva la muy celebrada y más pomposa Ocho sentencias de muerte (1949), con la que comparte algo de parentesco. El presente filme está mucho más depurado, pero curiosamente lo hace bien. Así siendo más pequeña la película le funciona excelentemente. Davert por su condición naciente de antisocial tiene problemas maritales, con lo que se complementa con una subtrama y lo resuelve mostrándose muy familiar. Por un lado está su quehacer criminal y por otro su familia. No es una película que quiera ser tremendamente divertida, no va por ahí, es un poco como para pensar y no matar su cualidad de thriller tampoco, aun cuando va por el camino de lo casual. Es una película sin duda curiosa, tiene mucho de cine social, pero como conjunto es mejor que sus anhelos reflexivos. Logra salir a flote, triunfar, más allá de ser engullida por tanto mensaje lanzado a vuelo constante. Hay además una cierta énfasis en lo publicitario que pasa medio desapercibido. La gente que Davert mata son como él, están pasando penurias siendo sobrecalificados, no parecen malas personas igual, pero piensa que debe matarlos para tener éxito. Es un mensaje obvio, pero trabajado en una medida, que busca ser más que superficial, algo normal de hallar en Costa Gavras -si bien su filmografía tiene altibajos pero también grandes películas- y lo que así mismo hace que no sea un producto como para ver y botar, sino que logra distinguirse, aun en su practicidad y su deseo de ser una comedia, y que se entiende que Park Chan wook haya querido hacer un remake (fijo más exagerado, pero no es una crítica, sino lo menciono por su sello, como del cine coreano), aun cuando los remakes no suelen superar a sus antecesores. Una broma que hallo ciertamente mala es justificar la corrupción cuando la hija de 14 años sube la escalera para acaparar la atención. También los policías se ven más tontos que el asesino, algo quizá clásico en los franceses. El final propone una mirada feminista de todo el asunto. No hay que dejar de anotar que cuando un autor serio hace una buena comedia, cosa rara, es de celebrarse.
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domingo, 16 de noviembre de 2025
Repo Man
Repo Man (1984) es una película de cine B, una película de medianoche digamos, un sci-fi de bajo presupuesto. Da en el clavo en todo, se zafa de ser una película de cine B más, aun cuando al director en su debut, el británico Alex Cox, se le nota que quiere ser irreverente, quiere ser cool y uno puede querer ser y no lograrlo, pero Alex Cox si lo consigue. Ésta es una merecida película de culto. Alex Cox ama el punk, y quiere ser entretenido. El protagonista es justamente un joven punk, un pequeño criminal en potencia, Otto (Emilio Estevez, con 22 años de edad), quien entra a trabajar como agente de reposición de vehículos, un repo man, un tipo que recupera autos embargados que llevan un precio por su hallazgo y devolución. Otto halla un mentor en Bud (Harry Dean Stanton, con 58 años). Bud le dice, hay que parecer un detective, verse formal. Le expresa que todo Repo Man ama la intensidad, la aventura, de paso un poco el crimen, si bien se mueven dentro del límite. Lo que hace un Repo Man parece que fuera algo delictivo, pero es legal. Otto es punk, pero se le ve humilde frente a comportarse como un criminal. Es más un muchacho sólo un poco rebelde. Se puede decir que en realidad es un buen chico. Otto es bastante simple, puede ser tonto a ratos. Es típico de su edad. Se podría decir que ser punk en el filme es un estado de eterna juventud. Así llegamos a oír humor sobre formalizar una familia, una pareja o tener hijos, como quien se jubila, y dejar de lado la trasgresión o la incorreción. Suena Iggy Pop en el soundtrack. Vemos a los Repo Man en acción, en mucha acción de su labor. Son como un grupo de camaradas, pero hay fricciones también en los equipos y hay diversas agencias en competencia. Es una película que tiene actores curiosos en su reparto. El afroamericano Sy Richardson es un poco más del tipo de armas de tomar. No le espanta lo criminal, como cuando intercambia disparos contra una casa de donde no quieren que les quiten el auto. Hay en la película varias frases memorables o ideas que disparan momentos. Se dice -para sortear el miedo, para autoconvencerse del riesgo, andar de relajado- que nadie mata por un auto en EE.UU, como manifestando que es algo ordinario tener uno, hablando de los más básicos o tradicionales. Pero es una idea sarcástica puesta en el ambiente, porque hay tremendos bolondrones/quilombos por los autos. El filme se basa justamente en estos, en los autos, como si dijeras, el mejor amigo del hombre. Para eso Alex Cox hace una película brillante a esa vera, aun cuando pasa por simple, una película de entretenimiento puro y duro. Otro actor/actriz curioso/interesante es Richard Foronjy como Plettschner, un policía que se ve identificado con John Wayne y tiene un aire a Poncherello, si bien para eso están los personajes de los hermanos Rodríguez. El filme se ubica en Los Ángeles, por las calles más picantes de la ciudad. Los Repo Man se mueven como decir por los asuntos en conflicto del pueblo, de lo que puedes sentir un discreto aire social, como al vagabundo que le hacen puñito, aunque Cox ironiza en varias oportunidades sobre política y creencias religiosas. Aunque a los Repo Man puedes confundirlos con criminales o policías corruptos o tipos fuera del sistema (que algo leve llevan), son en realidad clase trabajadora y no sólo ello, están a pesar de todo llenos de optimismo, son gente de espíritu fuerte/joven y de ambiciones económicas, como todo buen gángster, en el mundo popular, dígase de paso. Los Repo Man están esperando el gran golpe de su vida. Pasa por la pantalla mucho latino y mucho afroamericano. Vemos mucho barrio. Ya desde su ópera prima se nota que a Cox le atrae lo latino. Se tiene mucha imagen de tipo duro, aunque al natural, sin rimbombancia. Cox maneja su cuota de humor negro e ironía en su propuesta y hasta de tontería juvenil. Tiene un lado sci-fi muy libre que es más juego que otra cosa, pero suelta varias ideas como lo conspiranoide, el ataque de extraterrestres, el peligro nuclear, los viajes en el tiempo, hasta tenemos una previsualización de Volver al futuro (1985). Así igualmente destaca Vonetta McGee con 39 años de edad, la parte romántica de la magistral El gran Silencio (1968). Vonetta tiene su gran momento en la sala de interrogación, el hospital. El filme tiene conversaciones del tipo de los locos que matan el rato entre bebidas (aquí mientras queman basura en un cilindro de metal, a lo bien casual), pero como es un sci-fi se convierte en realidad. Es una película que entretiene bastante, está llena de buenos momentos, hay persecuciones en autos y su buen suspenso de cine B, cómo quien se vaporizará con la maletera del auto.
martes, 11 de noviembre de 2025
Klute
Éste filme tiene a una prostituta que suele hablarle a sus clientes que dejen sus inhibiciones y se dejen llevar por sus anhelos sexuales. Ella dice que todo está permitido, que si lo hablan, lo hacen. Igualmente menciona que todo el mundo son cínicos, porque todos tienen alguna cosa sexual oculta. Realidad que es más una autojustificación que una verdad absoluta. Ésta prostituta es de alto vuelo, vive sola. Suele ser muy ligera, como vemos hasta en el final, pero como yace con la sensación de que alguien la vigila, además de que la llaman a cada rato en la noche sin contestarle, yace en tensión. Ella trata de mantenerse como que nada le importa, pero su trabajo de prostituta no le ayuda mucho a su salud mental. Va al psiquiatra, quiere que le calme, pero siente que la especialista no lo consigue, quizá porque sigue prostituyéndose y esto es el germen de su inestabilidad. Ella le menciona que siempre está en control de las situaciones sexuales, con sus clientes y sus fantasías, a los que trata de relajar motivándoles a que no se inhiban, que se liberen, lugar donde entra en acción el giallo con un asesino en serie, el despertar de un asesino, en éste thriller del americano Alan J. Pakula. Es un filme que parece a ratos de terror, con su música de acompañamiento de miedo, de suspenso, y pasar por pasajes tenebrosos. Hay muchos techos de vidrio, en el apartamento y en el ascensor de la prostituta. A esa vera se mira mucho desde arriba con la cámara, hay una continua sensación de observación, de algún voyerista enfermizo que recuerda a Peeping Tom (1960). Ésta es una prostituta común y corriente, pero no exageradamente vulgar. Ella menciona que no le afecta lo moral, sino le desagrada en secreto un poco lo físico, confiesa a la especialista que no disfruta nunca del sexo con ningún cliente, que simplemente actúa con ellos, aunque hay algunos que le caen bien, como el señor de 70 años que vemos en el relato y del que ella curiosamente tiene buen concepto. Se trata de ver a la prostitución como algo normal, natural. La prostituta quiere ser actriz y ahí entra a tallar un fotógrafo profesional que en realidad es proxeneta (Roy Scheider), típico ladino, bien ejecutado. El problema o el thriller en sí y el giallo aparece cuando un tipo se toma al pie de la letra lo que dice la prostituta, se deja llevar por las palabras, por las grabaciones que tiene de sus encuentros (a lo película de espías), y sale de él un lado oscuro, perverso. Se quiebran los límites en su psiquis. Éste se vuelve un stalker, se obsesiona con la mujer, también porque quiere cubrir sus huellas criminales. Así mismo puede verse como un retrato del poder, del que se corrompe al sentirse por encima del mundo. Igualmente esto habla de un primitivismo. La prostituta está interpretada por la hermosa Jane Fonda, con 34 años para entonces, sex symbol de la época, quien deja todo en la cancha, bellas tetas al aire de por medio en varias oportunidades, ganándose un merecidísimo Oscar por su performance. Ella presenta una escena donde está aterrada que es imponente, una masterclass, A+. Bree (Fonda) se siente tocada además cuando observa que una compañera cercana ha pasado del lujo al abandono, es ahora adicta a las drogas. Esto le perturba. El filme se llama Klute por un detective privado, interpretado por Donald Sutherland, quien es eficiente pero básico. Hace bien su trabajo, resuelve el caso antes de una capital explosión emocional, pero no exhibe ningún tipo de impacto para el espectador. Incluso es lo más simple como pareja. Tiene un semblante serio, eso sí un perfil bajo logrado. Bree se siente honestamente bien con él, expresa que Klute la acepta sin juzgarla en nada, por completo, hasta en su peor faceta, aunque se confiesa autodestructiva. No se ve como una ama de casa, llega a decir, y manifiesta volver a lo mismo, pronto. Como thriller no hay grandes sorpresas, ni grandes secretos, tampoco grandes resoluciones, pero en conjunto es sobradamente entretenido, que no sea pensar en que todos llevan algo oculto que hace peligrar su estabilidad mental, ese control que cree tener Bree sobre sus clientes, y el giallo lo desmiente. El filme toma más materia si lo vemos como un especie de estudio sobre la prostitución, y también del peligro que puede significar ser demasiado ligero con la liberalidad.
jueves, 6 de noviembre de 2025
Three Days of the Condor
Robert Redford falleció el 16 de setiembre de éste año. Fue uno de los grandes actores de la historia del cine americano y uno de los grandes promotores del cine independiente. De las mejores interpretaciones que diera dentro de su filmografía está Los tres días del cóndor (1975). También posiblemente la mejor película del director americano Sydney Pollack. Adapta la novela más célebre del americano James Grady, Los seis días del cóndor (1974). Robert Redford no tiene necesidad de inventar una imagen que no le pertenece. Hace de un tipo que trabaja en una agencia de la CIA donde revisan/analizan textos literarios de alrededor del planeta. Podría adjudicársele que hace de un nerd, y encima amante del cómic, como de la tira del periódico dueña de su investigador favorito Dick Tracy, pero no lleva la figura cliché, porque Turner (Redford) se convertirá en todo un agente de la CIA hecho y derecho, más que un lector de libros. Turner es además un seductor neto, muy confiado en sí mismo y por ello relajado, gestor de la palabra precisa, como llegamos a ver. Las mujeres fácilmente se enamoran de él. Se hace una mención "sutil" de ello con el amigo intermediario. De esa manera hace de muy buena pareja la hermosa Faye Dunaway, la que se muestra de mujer sencilla, pero no tonta, con sus seductores 34 años. Tiene la carrera de fotógrafa, y se le coloca un lado artístico y existencial, aunque básico, funcional. Turner no tiene nada de extraño o extravagante, es siempre muy normal, clásico, encima es muy correcto. Dicen que hasta es un sentimental, pero puede ser rudo, aparte de que es muy inteligente. Se llega a saber que tuvo entrenamiento militar con lo cual justificar su fisicidad y su desenvolvimiento a lo James Bond natural, más pedestre. Ahí lo vemos intervenir teléfonos con cables públicos como seguir las líneas importantes con una computadora. Él logra dar tremendo revés y prácticamente en solitario enfrentarse a la comunidad de espías y asesinos a sueldo, contra un estupendo Max von Sydow como un asesino pagado alemán, un freelance, que da la curiosidad tiene un lado noble o justo (cuando se ganan su respeto), cuando es habitualmente muy frío para cumplir con los mandados. El filme es el descubrimiento de una extraña y silenciada masacre, donde mueren 6 personas, y luego se asesinan más por fuera. Interesante también el personaje del cartero asesino a sueldo (un fornido Hank Garrett). Se da una pelea cuerpo a cuerpo muy buena de paso. Turner empieza muy simple, sorprendido por completo. Se salva por mera casualidad, al salir, producto de la lluvia, por una puerta trasera de su lugar de trabajo. Arranca, lógicamente, muy inquieto, muy preocupado por todo, como cuando lo vemos en la calle sospechando de todo rincón, hasta de que le puedan sacar a lo gánster una ametralladora de un cochecito de bebé, mismo Los Intocables (1987). Pero poco a poco va cogiendo valor, fuerza, mostrando su audacia, y se dispone (entra en consciencia) para su propia investigación, la cual resulta algo increíble, que un hombre en solitario pueda llegar a averiguar unos negocios "sucios" de la CIA. Cosas habituales para la época, a los que se les llama irónicamente juegos, que son de estrategia política y recursos, cosa que cambia del libro original, por una denuncia más frontal. Entonces enfrenta a la CIA, hasta a lo Todos los hombres del presidente (1976), donde no sorprende que lo hayan contratado a Redford para hacer de Bob Woodward. Pero al mismo tiempo está expuesta la obra con verdadera sencillez que uno puede entenderla sin ninguna dificultad. Y en ese trayecto disfrutar de la maestría de su narración popular y sentir la fascinación por un excelente thriller. Es una película de ese ritmo glorioso que maneja el cine americano, donde uno nunca siente el tiempo. Siempre estás atento, entretenido, interesado. Es de esos filmes célebres donde abundan las novedades, las sorpresas, los giros, las emociones, justificadas/os. Hace fácil lo difícil. Si a algunos para su época no les gustó se le puede adjudicar a su idealismo que puede chocar con quienes son más ratas. Por ratos parece que será el relato de un típico loco neoyorquino, hasta Kathy (Dunaway) lo suelta muy sutilmente en una conversación, pero el filme cambia de registro y se crea uno de los mejores thrillers de espionaje de la historia. Un filme no tiene que ser inexpugnable para llenar esos zapatos, como Turner ganándose a pulso su sobrenombre de espía, El Cóndor.
lunes, 3 de noviembre de 2025
The Day of the Jackal
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